Patriarca siro-católico en Irak: autoridades “cómplices” en la masacre de Mosul

Anuncia protestas ante las embajadas, en una carta al primer ministro del país

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BAGDAD, jueves 25 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- El patriarca de la Iglesia siro-católica en Irak ha acusado a autoridades iraquíes de complicidad con los autores de la masacre de cristianos en Mosul, en una carta enviada al primer ministro del país.

Su Beatitud Mar Ignatius III Joseph Younan, de 65 años, ha enviado la misiva este miércoles a Nuri Al-Maliki, mientras los cristianos de esa ciudad del norte del país, que viven en ella desde hace dos mil años, emprenden el exilio por miedo a perder la vida. En los últimos diez días, en esa localidad, se han asesinado a ocho cristianos.

«Mientras le escribimos –añade el patriarca–, nuestro corazón sangra por las trágicas noticias que nos llegan cada día desde Mosul, donde los cristianos sufren continuamente ataques de criminales ‘desconocidos’. Son asesinados, masacrados, amenazados en las calles, en las escuelas e incluso en sus casas por el hecho de pertenecer a una religión diferente a la de la mayoría de los habitantes de la ciudad».

El último homicidio tuvo lugar el 23 de febrero, cuando un comando armado penetró en la casa de un cristiano, matando al padre y a sus dos hijos varones, ante los ojos de la mujer y de la hija, a quienes los criminales les perdonaron la muerte. En Mosul quedan entre 15 y 20 mil cristianos.

«Pero lo que es peor –sigue denunciando el patriarca–, no hay nadie que haga preguntas sobre la cuestión de la justicia, ni sobre la cuestión del derecho, y no hay nadie que castigue a los agresores. Creednos: ¡cuando es demasiado, es demasiado!».

«No hay conciencia humana que pueda aceptar esta falta de seguridad en Mosul, donde se ha convertido en algo lícito matar a inocentes e indefensos –clama el patriarca— Estamos sorprendidos por las razones aducidas por los funcionarios del gobierno y de su fracaso podemos deducir que se da una complicidad en el proceso de vaciamiento de la ciudad de cristianos, que viven allí desde hace siglos».

«Alzamos nuestra voz y nos preguntamos: si las fuerzas de seguridad en Irak no han podido proteger a los ciudadanos inocentes y vulnerables, ¿por qué, en nombre de Dios, no se dan armas a los inocentes para que puedan defenderse en vez de dejar que sean llevados al matadero como corderos?».

«Lo que está sucediendo en Mosul no puede ser justificado ni por nadie, ni por ningún motivo, ni por las elecciones, ni por el trabajo, ni por los conflictos entre partidos».

«Se sabe que los cristianos iraquíes no han buscado nunca el poder, no han atacado a nadie y no se han vengado de los culpables. ¿No ha llegado quizá el momento de que su gobierno, según el Estado de derecho, tome medidas enérgicas y castigue a los criminales y a sus cómplices de Mosul?».

«Nosotros nos damos cuenta y os decimos con toda claridad que el dolor que oprime el corazón de los cristianos en Irak se convertirá en rabia fuera de Irak, donde tendrán lugar manifestaciones ante todas las embajadas iraquíes para condenar la inseguridad de los cristianos inocentes en Mosul».

El patriarca concluye con estas palabras: «Confiando en su sabiduría e imparcialidad, le damos las gracias».

[Con la contribución de Tony Assaf]

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ZENIT Staff

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