Pekín quiere relaciones con el Vaticano pero pone condiciones

El portavoz del Ministerio de Exteriores pide que la Santa Sede no reconozca a Taiwan y que no entre en temas internos de derechos humanos

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Pekín ha señalado este lunes que espera trabajar con el Vaticano para mejorar las relaciones bilaterales. El portavoz del Ministerio de Exteriores, Qing Gang, ha dicho en rueda de prensa que confían en que el Vaticano pueda «trabajar con China en la misma dirección». Además, Qing Gang ha explicado que una mejora de las relaciones pasa porque la Santa Sede «pueda seguir los principios relevantes» que Pekín considera fundamentales. Así, el gobierno chino pide dos condiciones para restablecer los lazos: que el Vaticano ponga fin a sus relaciones con Taiwán y que no interfiera en sus asuntos internos; es decir, que renuncie a nombrar a los obispos en el país asiático.

En los últimos meses, tanto China como la Santa Sede han manifestado su voluntad de mejorar sus relaciones diplomáticas, inexistentes desde 1951. Ese año, después del triunfo en la guerra civil, el régimen comunista expulsó al nuncio apostólico e inició una dura persecución de los cristianos que incluyó el arresto de todos los obispos, sacerdotes y líderes laicos. Una década más tarde, Pekín creó una «Iglesia patriótica» paralela, controlada por las autoridades políticas. A partir de 1958, el gobierno ha nombrado obispos sin permiso de Roma en varias ocasiones.

Durante el viaje del papa Francisco a Corea del Sur, en agosto pasado, el avión papal pudo sobrevolar por primera vez el espacio aéreo de China. Por este motivo, el Pontífice argentino envió un mensaje al presidente de la República Popular, Xi Jinping, en el que manifestaba «mis mejores deseos a Su Excelencia y a sus compatriotas, invocando las bendiciones divinas de paz y bienestar sobre la nación».

El hecho de que Pekín aprobara el vuelo del avión que llevaba al Santo Padre por su espacio aéreo, se interpretó como una muestra de la mejora en las tensas relaciones entre China y el Vaticano, ya que en un viaje similar a Corea del Sur en 1989, el gigante asiático negó esa posibilidad a Juan Pablo II.

En su visita a Corea, el papa Francisco manifestó también su interés en reabrir el diálogo con China durante un encuentro con todos los obispos de Asia en el santuario de Haemi. Durante su discurso a los prelados, el Pontífice afirmó que «en un espíritu de apertura, espero firmemente que los países de vuestro continente con los cuales la Santa Sede no tiene todavía una relación plena no dudarán en promover un diálogo que beneficie a todos». En la República Popular China viven entre 8 y 12 millones de católicos, según datos de la Santa Sede.

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ZENIT Staff

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