Persiste la emergencia humanitaria en Darfur (Sudán) a pesar de los esfuerzos

«Caritas» alerta a la comunidad internacional

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 8 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Dando la voz de alarma a la comunidad internacional, «Caritas» advierte de que en la hambrienta región occidental de Darfur (Sudán) –que atraviesa una de las la crisis humanitarias más graves del mundo— las necesidades que enfrentaron los desplazados internos están surgiendo ahora entre las poblaciones próximas a los campos que acogieron a aquellos.

Así como el organismo católico de ayuda constató que las tasas de malnutrición habían descendido en los campos provisionales de acogida de desplazados, ha podido comprobar que tienen una tendencia inversa en los pueblos vecinos.

«Caritas/ACT» («Action by Churches Together» es una red de Iglesias y organizaciones ortodoxas y protestantes; «Caritas Internationalis» —www.caritas.org— una confederación de 162 organizaciones católicas de asistencia, desarrollo y servicio social, con presencia en más de 200 países y territorios) viene trabajando conjuntamente en la región de Darfur desde el comienzo de la emergencia.

François Large, un coordinador de la operación de emergencia de «Caritas/ACT», afirmó que de los datos mencionados se desprende que los esfuerzos de ayuda son ahora tan urgentes como lo fueron cuando estalló la crisis en esta región sudanesa dos años atrás.

«Existe el mismo nivel de necesidad. Ello es debido no sólo a que los desplazados internos carecen aún de capacidad para desalojar los campos y regresar a sus hogares, sino que ahora hay una necesidad creciente en las comunidades vecinas», afirmó, según cita un comunicado del organismo católico de ayuda.

Con la ayuda de 60 donantes de todo el mundo, «Caritas» y «ACT International» iniciaron un programa multimillonario de ayuda de emergencia en Darfur en junio de 2004. Muchos de sus esfuerzos se han dirigido a la asistencia de aproximadamente 500 mil desplazados internos de los 1,8 millones que se calculan en 35 campos diferentes.

Pero el estudio que ha realizado «Caritas/ACT» este verano en tres campos de desplazados internos y en la población cercana de Zalingi indica que se deben realizar nuevos esfuerzos para ayudar a gente en las comunidades de acogida.

Según el estudio, una proporción superior de niños en los pueblos (18,1%) estuvieron sufriendo de malnutrición respecto a los que estaban en los tres campos (14,5%).

«Más personas, no sólo los desplazados internos, están en gran necesidad», alertó Large; «a pesar de que hemos estado trabajado con éxito en los campos y de que hemos brindado servicios, los problemas no se han resuelto aún por la pérdida de seguridad y protección».

Una delegación de miembros de «ACT» y «Caritas» que visitaron la región en agosto apremiaron a la comunidad internacional a no desviar la atención de Darfur y lanzaron un llamamiento a sus donantes para que mantengan el nivel actual de fondos para el año 2006. Si no –alertó la delegación— Darfur podría convertirse silenciosamente en otra emergencia olvidada.

La región de Darfur ha sido centro de sangrientos enfrentamientos –continúan escaramuzas– que, según fuentes humanitarias, han causado entre 180 mil y 300 mil muertos y más de 2 millones de desplazados –expuestos por lo general a epidemias y malnutrición–, entre ellos cerca de 200 mil refugiados en el vecino Chad.

El estallido del enfrentamiento bélico en Darfur se sitúa hacia febrero de 2003. Acusando al gobierno sudanés de abandonar Darfur porque su población es mayoritariamente negra y de financiar las milicias «janjaweed» –que siembran muerte y destrucción entre la población civil–, dos grupos rebeldes de autodefensa populares –el «Movimiento para la Justicia y la Igualdad» (JEM) y el «Ejército-Movimiento de liberación de Sudán» (SLA-M)– se alzaron en armas contra Jartum.

Darfur hace años que es centro de tensiones entre las poblaciones arabizadas, que se dedican a la ganadería, y los agricultores que pertenecen a etnias descendentes de los primeros habitantes de la zona. Pero este conflicto carece de dimensión interreligiosa, pues la mayoría de los contendientes son de religión islámica.

«Si hay un lugar en el mundo donde los musulmanes tienen una opinión positiva de los occidentales y de los cristianos, es la región de Darfur», reconocía recientemente a Zenit Rodolfo Casadei –experto en cuestiones africanas, periodista del semanario «Tempi»– a su regreso de la región sudanesa.

El periodista constató que, si bien en Darfur son pocas las misiones cristianas, «son en cambio muy apreciadas por la población local»: «he sido testigo de muchas manifestaciones de estima y gratitud por parte de la población de desplazados, pero también de imanes y jeques. Estas poblaciones aprecian muchísimo la intervención humanitaria occidental».

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ZENIT Staff

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