Persisten las objeciones éticas respecto a las últimas investigaciones en células de embriones

El obispo Sgreccia cuestiona además por qué no se avanza en el uso de células de adultos

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ROMA, lunes, 28 agosto 2006 (ZENIT.org).- Se pretende extraer células de embriones humanos sin la muerte de éstos, pero una reciente investigación en la materia aún no garantiza la seguridad del embrión, además de que persisten las objeciones bioéticas ante tales procedimientos.

Hace cinco días la revista científica «Nature» se hizo eco de los resultados del experimento que está llevando a cabo una de las empresas de investigación genética de los Estados Unidos, «Advanced Cell Technology» (ACT), que preside Robert Lanza.

El experimento se basa en el mismo principio que sigue el procedimiento de diagnóstico «pre-implantacional» (una opción que se aplica durante la fecundación in vitro): se extraen células del embrión –en los primeros estadios de su vida– a través de una biopsia. Las células se cultivan artificialmente y se verifica su capacidad para desarrollarse en tejidos del cuerpo humano.

El grupo de Lanza ha realizado el experimento, después de hacerlo en ratones, en embriones humanos «sobrantes» de procedimientos de fecundación asistida. Les extrajeron células inmaduras sobre las cuales se realizaron las pruebas, obteniendo células madre [estaminales] embrionarias estables similares a las que se consiguen a partir de embriones intactos que en cambio resultan destruidos en el proceso.

Apuntan que hasta ahora «ni la tasa de supervivencia ni el sucesivo desarrollo y las posibilidades de implantación difieren entre embriones humanos intactos en el estadio de blastocisto y los embriones a los que se les han extraído células para el diagnóstico genético pre-implantacional».

Con todo, los investigadores invitan a la cautela respecto a la seguridad de este procedimiento, cuyas dudas no están aún despejadas. Desde la perspectiva de la Iglesia, se mantienen las objeciones de carácter bioético.

Presidente de la Academia Pontificia para la Vida, el obispo Elio Sgreccia advierte de que «las experimentaciones anunciadas siguen estando en el terreno de la procreación in vitro, en la producción de embriones in vitro o de la clonación o de fecundación artificial», cosa que «desde un punto de vista no sólo católico», sino también «de las razones bioéticas», «es un factor negativo».

«Si el resultado que se espera –reproducir células y no embriones, esto es, sólo células embrionarias– es fruto de una manipulación, de un proceso que de otra manera daría un embrión, la objeción de carácter ético permanece por entero», apuntó el domingo en los micrófonos de Radio Vaticana.

Y es que «tal resultado se obtiene no por un proceso biológicamente evolutivo, sino por un proceso artificialmente producido», de forma que se trataría de «artificialidad sobre artificialidad», añade.

En última instancia «no se comprende por qué se va hacia la producción de todo esto, cuando sabemos ya que las células estaminales para usos terapéuticos se pueden obtener a través de las células estaminales normales de un sujeto adulto –subraya el obispo Sgreccia–, que encontramos en el cordón umbilical o en distintas partes del cuerpo humano».

Consciente de que entre las distintas manipulaciones está la de la biopsia de una célula de un embrión, advierte de que tal «biopsia puede también dañar al embrión».

«Antes de poder excluir todo esto, es necesario que se realice una adecuada experimentación en animales», apunta.

Pero lamenta el prelado que «sin embargo haya una gran carrera para hacer estas experimentaciones en el embrión humano, también por los fondos que son destinados, para cuya obtención se hace pasar la experimentación como exenta de objeciones éticas, aún cuando ni se está seguro del resultado científico ni se pueden excluir, es más se multiplican –en su opinión–, las objeciones de carácter ético propias de este tipo de procedimientos».

«En el estudio no se dice que la biopsia embrionaria es una técnica altamente arriesgada, como demuestran todas las reservas con las que se acoge el diagnóstico pre-implantacional», recalcó por su parte Roberto Colombo, director del laboratorio de Biología molecular y genética humana de la Universidad Católica de Milán, según recoge el jueves «Avvenire».

«Así que –añadió– sería violado el principio de la correcta valoración riesgos-beneficios».

Y además el diario italiano observa que se calla sobre la suerte a la que son destinados los «embriones sobrantes» utilizados en el experimento.

«El hecho de que su destino no fuera el de ser implantados en el útero no autoriza a nadie a considerarlos seres humanos de «clase B». Y por lo tanto «material» para experimentación», concluye Colombo.

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ZENIT Staff

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