Perú: misa de acción de gracias por los nuevos beatos

El cardenal Cipriani: “Los mártires son una luz de la fe para el Perú”. En la catedral de Lima estuvieron las reliquias de los tres sacerdotes asesinados por Sendero Luminoso

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El martes 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, el cardenal arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, presidió una solemne misa de acción de gracias por la beatificación de los primeros mártires de Perú: Alessandro Dordi, Miguel Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, informó el arzobispado de Lima. 

“Es para la Iglesia en el Perú, de Polonia [país de Miguel y Zbigniew] y de Italia [país de Sandro] motivo de gozo el ejemplo de estos hijos que han dado y dan su vida en la sociedad. Hoy elevamos nuestra acción de gracias por tus hijos Señor y por todos los sacerdotes polacos, unos pertenecientes a la congregación de los Frailes Menores Conventuales y a los sacerdotes italianos de la diócesis de Bérgamo. Cuántos de ustedes vinieron al igual que ellos a sembrar la fe y la misión. ¡Gracias!”, expresó el cardenal en la homilía.

“Estos hermanos asesinados por el odio a la fe colaboraron en la Iglesia de la diócesis de Chimbote. El amor a Dios los hizo dejar sus tierras, unos trabajando en la comunidad de Pariacoto y al padre Sandro en la parroquia del Señor Crucificado de Santa. Son un ejemplo de alegría y de fortaleza. La alegría de fray Miguel que atendía y quería especialmente a los niños. Como también nos comentan del padre Sandro a quien continuamente veían rezar en las primeras bancas de la Iglesia parroquial. Y frente a ese temor natural de las adversidades, Zbigniew alentaba a sus fieles a no tener miedo”, añadió el arzobispo primado de Perú.

El cardenal Cipriani, que en esos años servía a la Iglesia en la Arquidiócesis de Ayacucho, ciudad que fue el centro del terrorismo en Perú, recordó: “En esa época uno salía de la casa diciéndole al Señor: ‘no sé si volveré».

El arzobispo primado de Perú invitó a todos los fieles a vivir el martirio de ser coherentes a la fe católica en las acciones ordinarias de cada día: “Tú y yo tenemos que vivir ese martirio diario de morir al pecado, de morir a la soberbia y de amar cada día más a Jesús. Alégrate, procura sonreír que no es fácil en la vida de hoy».

“Hoy san Juan Pablo II –exclamó el cardenal– está con nosotros con ese amor a María Santísima. Él desde el cielo mira con gozo a esa buena parte de hermanos y hermanas nuestros que han venido desde Polonia. Que Dios los bendiga porque nunca daremos suficientes gracias por el don de ese Papa santo que estuvo aquí en Lima en dos ocasiones. Estoy seguro que él habrá recibido con un abrazo grande y gozoso a Miguel y a Zbigniew y al padre Sandro”.

El cardenal Cipriani también recordó que en la solemnidad de la Inmaculada Concepción, el santo padre Francisco dio inicio al Jubileo de la Misericordia. «En este año de la misericordia, le pido a Ella ayúdame a convertirme”. 

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ZENIT Staff

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