“Peruanos ejemplares”, el patrimonio espiritual de Perú en un libro

Entrevista con su autor, José Antonio Benito

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LIMA, viernes 18 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).- José Antonio Benito, miembro de la Asociación Española de Americanistas, acaba de presentar en Lima el libro «Peruanos ejemplares» (Editorial Paulinas), un acto de justicia con el patrimonio espiritual de ese país, según reconoce el autor.

Doctor en Historia de América por la Universidad de Valladolid (España), miembro ordinario de la sección de Historia del Instituto «Riva/Agüero» y de la Academia Peruana de Historia de la Iglesia, Benito es coordinador del área de Historia de la Universidad Católica Sedes Sapientiae y del CEPAC (Centro del Patrimonio Cultural), docente de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, así como de la Redemptoris Mater del Callao.

«La santidad no es arqueología o patrimonio de otros tiempos», constata el autor en esta entrevista concedida a ZENIT. «Tampoco privilegio de seres excepcionales y un poco ‘raros’ o ‘especiales’. Es la vida plena y feliz de los hombres más revolucionarios y comprometidos, fascinados por el amor de Cristo».

–¿Por qué un historiador español se pone a escribir un libro sobre «Peruanos ejemplares»?

–José Antonio Benito: En 1995 llegué a Arequipa y desde 1999 resido en Lima, aunque siempre con el corazón en la Ciudad Blanca y en todo el Perú, especialmente en el territorio recorrido por Santo Toribio Mogrovejo.

El libro ha nacido de mi estupor por el patrimonio espiritual de esta tierra ensantada que es el Perú y mi deseo de conocer más y de que sea conocido. En Arequipa comencé a escribir en los periódicos «Arequipa al día» y «El Pueblo» semblanzas de peruanos célebres, unas cortas en forma de carta y con el pseudónimo de Juan Kusikuna, otras más largas en la revista del Archivo Arzobispal y de las universidades.

En el año 2000 tuve que preparar apuntes para el curso de Antropología de la Universidad Católica Sedes Sapientiae. En 2004, Catequesis Familiar me pidió que les preparase pequeñas biografías que sirviesen como modelos para los jóvenes. En la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima dirigí varios cursos de Historia de la Iglesia del Perú que me obligaban a investigar sobre los santos, beatos, siervos de Dios. De igual modo, he colaborado con la Real Academia de la Historia de España y su proyecto de 25.000 biografías.

–¿Quiénes son estos peruanos ejemplares de los que habla en el libro?

–José Antonio Benito: En primer lugar los cinco santos (Martín de Porras, Rosa, Toribio de Mogrovejo, Juan Macías, Francisco Solano) a los que añado san José, por ser patrono del Perú, y santa Narcisa Martillo Morán; luego, los beatos Ana de los Ángeles, Luis Tezza, Ascensión Goñi y José de Calasanz.

A continuación, todos los venerables y siervos de Dios: Fray Diego de Ortiz (1532-1571), protomártir del Perú, en Vilcabamba y que fue muerto en 1572 por denunciar la incoherencia cristiana de Tito Cusi Yupanqui y familia, el agustino Luis López de Solís (1535-1606), el mercedario Gundisalvo ( Fray Gonzalvo) Díaz de Amarante (1540- El Callao en 1618), Diego Martínez, SJ (1542-1626), Juan Sebastián de la Parra (1550-1622), el popular P. Pedro Urraca (1583-1657), Juan de Alloza SJ (1597-1666), Francisco del Castillo (1615-1673) S.J., el sastre indio Nicolás de Dios Ayllón (1618), el juandediano. Francisco Camacho (1629-1698), Luisa de la Torre Rojas (Beatita de Humay) (1819-1869), Rafaela de la Pasión Veintemilla (1836-1918), fundadora de las Agustinas Hijas del Santísimo Salvador, Pío Sarobe Otaño (1855-1910), misionero en Ocopa, Sor Teresa de la Cruz Candamo (1875-1953), Mons. Octavio Ortiz Arrieta (1879-1958), Melchora Saravia Tasayco, la Melchorita (1895-1951), Monseñor Emilio Lissón Chavez, arzobispo de Lima (1872-1961), Martín Fulgencio Elorza Legaristi, obispo de Moyobamba, pasionista (1899-1966), y, finalmente, los candidatos mártires de Chimbote, los Padres franciscanos: Miguel Tomazek y. Zbigniew Strzalkowski, así como el sacerdote diocesano italiano P. Sandro Dordi, Juan J. McKniff, OSA (1905-1994), y el P. José Alvarez (Apaktone) OP.

–Además de los grandes santos peruanos figuran otras figuras más contemporáneas a quiénes usted conoció personalmente. ¿Qué puede comentarnos sobre algunos de estos «peruanos ejemplares»? 

–José Antonio Benito: Se añaden, además, otras biografías de personajes que practicaron la virtud en Perú, tanto en el virreinato (Antonio Ruiz de Montoya, Úrsula de Cristo, Sebastián de Antuñano, Antonia Lucía del Espíritu Santo), como en la época republicana (José Ramón Rojas, «Padre Guatemala», por ser ese país su lugar de nacimiento, el apóstol de Ica (1775-1839) Teresa del Sagrado Corazón (1857-1950), Mateo Crawley-Boevey (1875-1960), arequipeño que recorrió el mundo para ponerlo a los pies del Corazón de Cristo,Pascualito Fuster 1888-1950, quien, a pesar de su discapacidad, desde Barranco, fue el vagabundo limosnero y fomentador de vocaciones sacerdotales; el simpático Padre Manuel Pardo, S.J. (1877-1906), los heroicos salesianos Ladislao Milharcis y Miguel Córdova que dieron su vida por salvar a varios niños; las tres religiosas mártires: Augusta Rivas. 1920-1990, Irene McCormamack. 1939-1991, Juana Sawyer. 1932-1983. Aunque no nació ni murió en Perú presentamos a Teresa de Calcuta por sus visitas a Perú: 1910-1998. Por último, dos semblanzas de peruanos entrañables, el Hermano Julio Corazao (1934-1996), marianista, empedernido catequista itinerante, y Germán Doig (1957-2001), pionero de la nueva evangelización de una nueva época en el tercer milenio. El estudiante Pool Cuadros. 1979-2003, a quien tuve como catequista cuando fui coordinador del grupo en la PUCP. Consuelo Lazo Carpio (1919-1951), joven arequipeña, modelo de apóstol juvenil. El gigante de la caridad. P. Carlos Pozzo, S.J., con quien trabajé los cinco años que viví en Arequipa. Andrés Aziani 1953-2008, doctor en filosofía, pionero de Comunión y Liberación en Perú, apasionado de la vida desde su cátedra y su amor incondicional a Cristo, la Iglesia y los jóvenes; Monseñor José Dammert Bellido 1917-2008, a quien entrevisté en Jn 19 y me impactó por su honda espiritualidad, su sencillez y su amplísima cultura; el  P. Antonio San Cristóbal, claretiano ejemplar y el mejor historiador del arte barroco del Perú; el P. Juan Serpa, el buen samaritano del Cercado de Lima, creador de obras en beneficio de los más pobres y el auténtico padre de todos los quechuaparlantes.

–Aparecida es el marco de sus reflexiones. En el contexto de la Iglesia peruana actual ¿Cuál cree que es el horizonte que dibuja Aparecida, los retos, las herramientas que proporciona y lo que este documento dice y que no se debe dejar pasar por alto?

–José Antonio Benito: Aparecida nos interpela especialmente a los católicos, a los de casa, lanzándonos a la misión como discípulos y misioneros. Los santos son la encarnación viva del estimulante magisterio de Aparecida, en el aquí y ahora de nuestra realidad.

–¿Qué mensaje personal puede dejarnos a partir de su libro?

–José Antonio Benito: La santidad no es arqueología o patrimonio de otros tiempos; tampoco privilegio de seres excepcionales y un poco «raros» o «especiales». Es la vida plena y feliz de los hombres más revolucionarios y comprometidos, fascinados por el amor de Cristo y que vivieron del modo más sencillo y alegre el amor a los demás.

Los santos del Perú son su mayor riqueza. Urge conocerles para vivir su estilo con pasión. Cuanto más los conozcamos y los hagamos conocer, ayudaremos a forjar las personas que el Perú necesita.

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ZENIT Staff

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