Petición de respeto a los cristianos tras la publicación de los resultados electorales en Irak

Victoria chií por mayoría absoluta

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BAGDAD, martes, 15 febrero 2005 (ZENIT.org).- «Las elecciones han mostrado la esperanza de los iraquíes en un gobierno estable y democrático, dotado de una Constitución que garantice los derechos de todos»: así valora el obispo auxiliar caldeo de Bagdad, monseñor Shlemon Warduni, los resultados oficiales de los comicios del pasado 30 de enero, tras cuyo anuncio pide el respeto de los derechos de los cristianos.

Mayoría absoluta –140 escaños– en los 275 de la Asamblea Nacional provisional ha obtenido la lista chií del ayatolá Al Sistani –con más del 48% de los votos– en las elecciones legislativas de Irak, según los resultados dados a conocer el domingo pasado, aún pendientes de su proclamación definitiva.

Le sigue la alianza de los partidos curdos, con el 25,7% de los votos –75 escaños— y la del primer ministro saliente Ayad Allawi, con el 13,8% de los votos –40 escaños–. La participación fue del 59%, de acuerdo con los datos recogidos por «AFP». En total, más de 8,5 millones acudieron a las urnas.

En cambio la lista del presidente saliente, el suní Ghazi al Yawar, logró el 1,7% de los votos emitidos, por lo que obtendrá cinco escaños. El resto de los escaños se repartirá entre diversas formaciones menores, sobre todo chiíes.

Experta en el contexto asiático, la agencia «Asianews» recalca que «gran parte del entorno suní –el 20% de la población iraquií— no pudo participar en las elecciones por falta de seguridad, y otros se negaron pidiendo la retirada de las tropas extranjeras como condición para las elecciones. Hubo zonas donde la participación suní fue sólo del 2%, y se teme que esta exclusión «pueda provocar una guerra civil entre suníes y chiíes. Durante el régimen de Saddam Hussein los suníes tenían el poder y los chiíes estaban excluidos».

«No olvidemos, a la hora de los resultados, que muchísimos suníes no han participado en la votación –coincidió monseñor Warduni en declaraciones telefónicas a “Sir”– y que en algunas localidades cristianas no han sido entregadas las papeletas electorales y por lo tanto los habitantes no han podido ejercer su derecho al voto»

«A pesar de estos puntos negativos –expresó–, esperamos que estos resultados traigan el bien a Irak, en forma de paz, de libertad, de seguridad y de derecho».

«Como comunidad cristiana –añadió— pedimos el respeto de nuestros derechos, reivindicamos nuestro derecho a ser tratados no como ciudadanos de “clase B”, sino de “primera clase”. Deseamos ver nuestra libertad religiosa respetada, nuestro derecho a educar según nuestro valores y cualquier otro derecho común a todos los demás ciudadanos».

Seis diputados cristianos habrá en el parlamento nacional y otros cinco en el curdo, apunta «Fides». Han sido elegidos en el norte del país. Pertenecen a cuatro formaciones políticas, además de un independiente.

Monseñor Warduni también se mostró preocupado por la representatividad de los cristianos en la Asamblea: «el error de los cristianos ha sido el de concurrir divididos a las elecciones», añadió a «Sir».

Teme igualmente «la escisión en el país» a causa de la falta de voto suní y de su exclusión de la Asamblea. «Espero mucha sabiduría, paciencia y magnanimidad, sobre todo por parte de los que han ganado las elecciones –expresó–. Si no habrá dificultades. Espero en el diálogo y en la reconciliación» .

Por su parte, monseñor Louis Sako, arzobispo caldeo de Kirkuk, confía en que en el gobierno habrá participación suní, porque los chiíes y los curdos no pueden gobernar solos, manifestó a «Asianews».

Dice que «no habrá guerra civil, por que no está en la naturaleza iraquí», y los crímenes que están a la orden del día en Irak «no son de matriz política», sino que son cometidos por criminales comunes.

El prelado no duda de que no se adoptará la «sharia» en el país, pues en la nueva clase dirigente es demasiado fuerte el componente laico, que absolutamente rechaza la ley religiosa como clave para el nuevo Irak.

La democracia en Irak, alerta, es posible sólo «con la coordinación de las fuerzas, la participación total de todos los grupos del país y la tolerancia religiosa».

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ZENIT Staff

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