Piden al gobierno de Irak hechos, no sólo palabras, a favor de los cristianos

“Salva los monasterios” comenta las declaraciones del nuevo embajador de ese país en el Vaticano

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ROMA, viernes 20 de agosto de 2010 (ZENIT.org).- Una institución en defensa de la libertad religiosa pide al gobierno de Irak y a su embajador ante la Santa Sede que se aseguren con los hechos, no sólo con palabras, los derechos fundamentales de los cristianos en Irak.

La asociación surgida en Roma «Salva los monasterios» ha comentado con un comunicado las declaraciones del nuevo embajador de Irak ante la Santa Sede, Habeeb Mohammed Hadi Alí Al-Sadr, que publica ZENIT en su edición en lengua española del 20 de agosto.

«El sentido de sus palabras es que los cristianos están muy bien en Irak y están protegidos por el gobierno, de modo que Occidente ya sólo debe ocuparse de convencer a los refugiados cristianos en otros países para que regresen cuanto antes a Irak, donde encontrarán una gran acogida», asegura «Salva los monasterios».

Además, el embajador, según la organización, asegura que «los medios de comunicación y las organizaciones occidentales han seguido el juego de los terroristas, al preocuparse por los cristianos, por su futuro y el truncado desarrollo de la sociedad, centrando así la atención en las acciones terroristas».

Según «Salva los monasterios», es «un mensaje claramente demagógico, que sólo puede justificarse por un interés político que busca olvidar una trágica realidad: la de los sufrimientos de los cristianos iraquíes, que por desgracia todavía tienen lugar».

La asociación recuerda también que los cristianos iraquíes se oponen a la posibilidad que él mismo vuelve a presentar de crear para ellos «una región, con un estatuto especial, como la de Kurdistán, donde podrían adoptar el siríaco o arameo como idioma oficial».

«Sería mucho más comprensible y útil si el embajador afrontara la cuestión con tonos menos triunfalistas y menos manipuladores, explicando las dificultades del gobierno que representa para encontrar soluciones adecuadas a la salvaguardia de los derechos civiles, culturales, religiosos, de la minoría iraquí y de las demás minorías», afirma.

«Le agradeceremos al embajador el que adoptara términos más adecuados para evitar daños a la minoría cristiana y para encontrar soluciones eficaces. De lo contrario, nos veremos obligados a pensar que continuarán los sufrimientos de los cristianos que han quedado en Irak, de los expatriados, y de los de todos los iraquíes».

«Salva los monasterios» concluye respaldando las últimas declaraciones de monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad de los Caldeos: «es muy difícil vivir en un lugar donde no hay ley, donde no hay gobierno. Irak no tiene gobierno, no tiene ley […] No hay trabajo y hay coches bomba, kamikazes, y otros actos de violencia». Y concluye con el prelado: «Queremos, pedimos, gritamos: ¡paz y seguridad!».

«Salva los monasterios» reúne a más de doscientos académicos, artistas, mujeres y hombres de culturas amantes del patrimonio artístico-religioso del mundo, comprometidos en las defensa de la libertad religiosa en particular en Kosovo, Irak, Oriente Medio y Asia (http://www.salvaimonasteri.org).

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ZENIT Staff

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