Polonia: Los obispos denuncian el «capitalismo desenfrenado»

Acabado el Sínodo plenario, piden protección para parados y familias

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VARSOVIA, 7 junio 2001 (ZENIT.org).- Como ha sucedido en otros países de la Europa del Este, tras la caída del muro de Berlín, los obispos polacos, tras el reciente Sínodo plenario, se lamentan del «capitalismo desenfrenado», sin normas, que está acentuando la brecha entre ricos y pobres en Polonia.

Los obispos subrayan la inoportunidad de una intervención directa de la Iglesia en la vida política y económica, pero al mismo tiempo confirman su «solicitud por el bien común». Y recuerdan a los católicos que la Iglesia no se identifica con ningún partido político y que la doctrina social no es una «tercera vía entre capitalismo y colectivismo».

En el documento episcopal, se recuerda también que las parroquias no deben convertirse en lugar de lucha política, mientras que los sacerdotes «deben cumplir su deber como «defensores del bien y de la verdad»».

Asimismo el episcopado polaco se lamenta de los cambios sociales que amenazan a la familia tradicional y expresan su preocupación por el aumento del número de divorcios y uniones de hecho, así como por «el punto de vista antifamiliar» de los medios de comunicación y la publicidad, y hacen un llamamiento al Gobierno para que combata el creciente paro y realice una reforma fiscal que apoye a las familias.

El Sínodo se pronuncia contra el llamado postmodernismo, en cuanto «pariente próximo del nihilismo» y contra la«cultura de la muerte», efecto del liberalismo ideológico y de la pérdida de referentes ideales.

El obispo Tadeusz Pieronek, secretario del Sínodo plenario de los obispos, conocido teólogo y escritor, advirtió a los fieles al dar a conocer las conclusiones del encuentro, que «no cedan a la tentación del poder», dado que hoy gran parte de miembros del antiguo sindicato Solidaridad están en la coalición de gobierno de centro-derecha, dividida, litigante y poco preparada.

La Iglesia se reserva la facultad de indicar los errores de los políticos, y especialmente aquellos que se presentan como portavoces de la doctrina social católica. «Es bien sabido –dijo el obispo– que a menudo se refieren a la doctrina social de la Iglesia, pero ¿todos saben de verdad de qué están hablando?».

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ZENIT Staff

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