Polonia no cambia la ley del aborto

El 18 de septiembre en Liechtenstein, referéndum para despenalizar el aborto

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ROMA, miércoles 7 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- En dos votaciones separadas la Cámara Baja del Parlamento de Polonia -el SEJM – decidió, el pasado miércoles 31 de agosto, mantener el “status quo” y no cambiar la ley sobre el aborto.

Introducida en 1993, es decir después de la caída del régimen comunista, la ley no penaliza la interrupción del aborto hasta la semana 12 de gestación, sólo cuando se dan tres condiciones “excepcionales”: cuando el feto presenta graves malformaciones, cuando la madre ha sido víctima de una violación o de un incesto o cuando la vida de la futura madre está en peligro.

Mientras que 78 diputados no estaban presentes en la cámara, el Sejm rechazó, con una diferencia muy pequeña de 191 votos contra 186 y 5 abstenciones, un histórico proyecto de ley para prohibir completamente el aborto en Polonia. A favor del proyecto de ley votaron en bloque los representantes del partido conservador Derecho y Justicia (PiS), actualmente en la oposición, además de todos los diputados del Partido Popular Polaco (PSL, conocido también como el Partido de los agricultores polacos, que forma parte de la coalición de gobierno liderada por el primer ministro Donald Tusk) y los liberal-conservadores del PjN (las siglas significan “Polonia es muy importante”).

El partido del primer ministro Tusk, la Plataforma Cívica (PO) ha sido el que ha defendido la actual legislación sobre el aborto. Aunque en el pasado la formación permitió el voto según la conciencia en las cuestiones ideológicas, esta vez ha impuesto una férrea disciplina de partido, obligando a sus diputados a votar contra la iniciativa pro vida.

Según el jefe del partido en el SEJM, el católico Tomasz Tomczykiewicz, la actual normativa es, de hecho, ‘el mejor compromiso’ (Die Tagespost, 2 de septiembre). Ya el pasado julio, el presidente de Polonia, Bronislaw Komorowski, miembro de la Plataforma Cívica, declaró que no se puede “imponer el heroísmo” a las mujeres.

La propuesta de ley bloqueada por unos cinco votos era fruto de una iniciativa popular lanzada por el movimiento pro vida Fundacja PRO, que el pasado abril recogió en un tiempo récord (dos semanas, mientras que la ley prevé un periodo de tres meses) más de medio millón de firmas, es decir un número muy superior al mínimo exigido (100.000). Una moción presentada por la Alianza de la Izquierda Democrática (SLD, ex comunistas) para bloquear el análisis del proyecto en el parlamento, fue rechazada el 1 de julio con 254 votos contra 151.

El proyecto de una prohibición total del aborto en Polonia tiene el pleno apoyo de los obispos. “La Iglesia enseña claramente que los católicos no están sólo obligados comprometerse sino a pedir la protección total de la vida”, declaró hace varios meses el cardenal arzobispo de Cracovia, Stanislaw Dziwisz (Tempi.it, 2 de julio). La propuesta es por tanto una solución pedida por la Iglesia”, continuó el ex secretario personal del Papa Juan Pablo II.

“Se ha dicho claramente que la actual ley polaca en el tema de la protección de la vida no es perfecta, está enferma y ahora el Parlamento tendrá la opción de curarla”, afirmó a su vez el presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia, monseñor Jozef Michalik (LifeSiteNews.com, 29 de junio). “¿Cómo se puede hablar de un buen compromiso, si se permite el asesinato en tres casos de niños que están por nacer?”, exclamó el arzobispo de Przemysl, que invitó a los diputados católicos que no estaban dispuestos a apoyar la modificación de la ley a confesarse y convertirse.

La velocidad con la que la iniciativa alcanzó el número de firmas refleja el creciente clima pro vida del país. Como recuerda la web LifeNews.com (24 de agosto), según un reciente sondeo: el 65% de los polacos sostiene que la ley “debe proteger incondicionalmente la vida de todos los niños desde la concepción”, un porcentaje que sube hasta el 76% en la franja de edad de 15 a 24 años. Sin embargo, casi el 57% de las personas entre 55 y 70 años considera apropiado una prohibición del aborto.

“Aunque la propuesta de penalizar completamente el aborto en Polonia contradice la opinión dominante del mundo occidental”, -el país tiene en este momento la presidencia de turno de la UE- “es plenamente compatible” con el derecho internacional y europeo. Así afirmó el director del Centro Europeo para el Derecho y la Justicia (ECLJ), Grégor Puppinck. Como explica en LifeNews.com</em> (19 de julio), “no existe ningún ‘derecho al aborto’ ni ningún derecho que pueda incluir un ‘derecho al aborto’ en ningún instrumento vinculante a nivel internacional o europeo”.

En la sentencia en el caso A, B y C contra Irlanda, el mismo Tribunal Europeo de Derechos Humanos recordó en diciembre de 2010 que en el conocido artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos “no puede… ser interpretado para poder consagrar un derecho al aborto”. Además, el artículo 2 de la Convención obliga a los estados miembros a proteger la vida. Por este motivo, continúa diciendo Puppinck, “si Polonia elige una mayor protección del derecho a la vida con respecto al resto de los estados miembros, protegiendo la vida desde el momento de la concepción, es libre de hacerlo”.

El rechazo por tan estrecho margen de la propuesta de ley no desanima al movimiento para la defensa de la vida. “Este es sólo el comienzo de la implicación del pueblo polaco en la reconstrucción de esta cuestión moral fundamental para la vida pública”, dijo Mariusz
Dzierzawski, presidente del comité que organizó la recogida de firmas del pasado abril (The Christian Post, 2 de septiembre). “Una moral sana es el fundamento sólido de toda comunidad”, continuó. “Si se nos permite asesinar a los niños ¿qué nos impedirá asesinarnos mutuamente? Esta es la razón por la que decimos: no, no se puede matar a un niño. Un estado que lo permite no es un buen estado”.

También ha sido contundente Tomasz Terlikowski, que habló de un “éxito enorme” (LifeSiteNews.com, 2 de septiembre). “En el próximo parlamento propondremos de nuevo el diseño de ley que prohíbe todos los abortos”, anunció el periodista y activista pro vida, refiriéndose al hecho de que Polonia volverá a las urnas el próximo 9 de octubre para elegir un nuevo parlamento.

Con una mayoría aplastante, sin embargo (369 votos contra 31, y 2 abstenciones), el SEJM rechazó el pasado 31 de agosto otra propuesta de ley, cuyo texto realizado por ex comunistas del SLD tenía una clara intención pro abortista. El objetivo del proyecto era, de hecho, liberalizar la práctica a través del mecanismo conocido como “condiciones”, que permite el aborto libre y gratuito hasta la semana 12 de embarazo. El proyecto de ley preveía además, un refuerzo de la educación sexual en las escuelas, el reembolso de las compras de métodos anticonceptivos y la promoción de las técnicas de fecundación artificial.

Esta segunda propuesta contenía, por tanto, todo lo que reclamaban los movimientos pro derecho de la mujer que ya han anunciado una iniciativa popular a favor de una ley liberal sobre el aborto en Polonia. Según Gauri van Gulik, experta en derechos de la mujer de la conocida organización Human Rights Watch (HRW), “las leyes restrictivas de Polonia deberían ser liberalizadas, no hacerse más draconianas” (The Christian Post, 2 de septiembre).

Mientras tanto, en el pequeñísimo Liechtenstein, se realizará en menos de dos semanas, es decir el domingo 18 de septiembre, un referéndum popular para despenalizar el aborto durante las primeras semanas de gestación, una propuesta ya rechazada el pasado junio con una clara mayoría (18 votos contra 7) por el Parlamento o “Landtag” del Principado.
El príncipe regente Alois se declaró, el pasado 15 de agosto, con
trario a la iniciativa “Hilfe statt Strafe” (Ayuda en vez de castigo), que quiere introducir la “Fristenregelung” o “solución de condiciones” en el Principado.

En su discurso pronunciado en Vaduz con ocasión de la fiesta nacional, el príncipe anunció que vetará la iniciativa “si el pueblo decidiese no rechazarla como ha hecho el Landtag” (Tagesanzeiger.ch, 16 de agosto). El príncipe de Liechtenstein, católico practicante, razonó su decisión por “la cuestión del aborto de los niños discapacitados”. La propuesta prevé, de hecho, el aborto tardío -es decir hasta el último momento- de fetos con una discapacidad física o mental.

La postura del príncipe ha sido criticada por el Movimiento democrático (Verein Demokratiebewegung). Según el presidente de la asociación, Jochen Hadermann, en Liechtenstein el pueblo no tiene la última palabra sino la penúltima, “cosas del siglo pasado”, añadió.

Para el jefe de gobierno de Liechtenstein, Klaus Tschütscher, la declaración del príncipe no supone ninguna novedad. “El príncipe ha dicho su opinión, que no es sorprendente. Más aún es coherente, ya que en el pasado había expresado la misma opinión en diversas ocasiones”, dijo al periódico local Volksblatt Online (15 de agosto).

Por Paul De Maeyer. Traducción del italiano por Carmen Álvarez

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ZENIT Staff

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