¿Por qué llora María? Responde el cardenal de Palermo

Al clausurar el Año Mariano de Siracusa

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SIRACUSA (SICILIA), 2 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Este lunes, el enviado especial de Juan Pablo II, concluyó las celebraciones del Año Mariano de Siracusa (Sicilia, Italia) en el Santuario de la Virgen de las Lágrimas, que ha recordado del misterioso acontecimiento de la imagen de María que lloró hace 50 años.

Juan Pablo II dedicó el domingo pasado sus palabras del «Angelus» a evocar el 29 de agosto de 1953, cuando en la modesta casa de Antonia y Angelo Iannuso, un cuadro de yeso, en el que se representa en relieve el corazón inmaculado de María, derramó lágrimas (Cf. Zenit, 31 de agosto de 2003).

En una eucaristía, en el Santuario consagrado por este mismo Papa en 1994, lleno hasta los topes, el cardenal Salvatore De Giorgi, arzobispo de Palermo, explicó el sentido de la lacrimación de la Virgen..

«Las lágrimas de María son ante todo lágrimas de dolor por los fenómenos de la degradación religiosa y moral, que crecen en el mundo a causa de la pérdida del sentido del pecado», afirmó el enviado papal.

«Son lágrimas de preocupación por las situaciones precarias de muchos de nuestros hermanos –siguió diciendo–; lágrimas de aflicción por las víctimas del terrorismo, de las guerras, guerrillas, que se extienden por tantas partes del mundo».

«Pero las lágrimas son también lágrimas de alegría por el resurgir de la necesidad de Dios, aunque con frecuencia pase de manera inadvertida o no se confiese», añadió.

«Son lágrimas de exultación por las nuevas vocaciones que están surgiendo […] y por la nueva conciencia de la misión propia de todos los bautizados», concluyó.

Puede visitarse la página web en italiano del el Santuario de la Virgen de las Lágrimas de Siracusa en http://www.diocesi.siracusa.it/htm/santuar.html.

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ZENIT Staff

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