¿Por qué se reúne el Senado del Papa?

Monseñor Fisichella comenta la convocación del consistorio extraordinario

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ROMA, 28 feb 2001 (ZENIT.org).- Juan Pablo II ha vuelto a sorprender al mundo católico al anunciar su intención de congregar para el próximo mes de mayo un consistorio de cardenales. Una reunión que tendrá una importancia decisiva para el futuro de la Iglesia.

El encuentro, al que están invitados los 183 purpurados de la Iglesia católica (tanto los 135 electores como los 48 no electores por haber cumplido los ochenta años, afrontará algunas de las cuestiones más candentes planteadas por la carta apostólica «Novo Millennio Ineunte», con la que este Papa ha clausurado el Jubileo. Entre los temas, destaca la cuestión de la colegialidad de los obispos en comunión con el obispo de Roma, así como el camino hacia la unidad con las demás Iglesias cristianas.

Según ha explicado monseñor Rino Fisichella, obispo auxiliar de Roma, y hasta hace poco tiempo catedrático de Teología fundamental, una de las claves estará en esa frase utilizada por el pontífice en la carta: «Los espacios de comunión han de ser cultivados y ampliados día a día, a todos los niveles, en el entramado de la vida de cada Iglesia».

«No olvidemos –subraya el obispo– que el colegio cardenalicio es, en la práctica, el equivalente al Senado en la antigua Roma. Y por tanto, a través del consistorio, el Papa quiere consultar a sus más estrechos colaboradores, que son los cardenales, porque evidentemente considera que hay algunos temas que es necesario evaluar y estudiar juntos».

–Hay quien piensa que es una respuesta a quienes piden una mayor «democracia» y colegialidad en la Iglesia.

–Monseñor Fisichella: El consistorio es uno de los principales instrumentos de la colegialidad. Un aspecto que en este pontificado ha sido siempre tenido en cuenta, como demuestra la frecuente convocatoria de los sínodos, incluidos los continentales. Pero, desde este punto de vista, una respuesta directa se encuentra justamente en la «Novo Millennio Ineunte».

–¿Qué dice?

–Monseñor Fisichella: El Papa, en el documento, habla abiertamente de una espiritualidad de comunión que viene antes y que fundamenta las formas concretas de comunión, permitiendo «cultivarlas» y «dilatarlas». El consistorio se inscribe justamente en esta perspectiva. Busca, en primer lugar, «cultivar» en la práctica la colegialidad, como hacen también las conferencias episcopales y los sínodos. Por otra parte, sin embargo, se trata también de «dilatar» la aportación de los cardenales para ayuda a comprender cómo se puede expandir la acción de estas estructuras de comunión.

–En esta decisión del Papa, ¿hasta qué punto ha influido el éxito de la experiencia precedente de 1994, cuando luego se llegó a la redacción de la carta apostólica «Tertio Millennio Adveniente» que sirvió para preparar el gran Jubileo.

–Monseñor Fisichella: Seguramente se vuelve a proponer aquí una metodología que dio buenos frutos de cara al año santo. Con la «Tertio Millennio Adveniente», el Papa, pensando en el acontecimiento jubilar, pedía en cierto modo a las Iglesias particulares que vinieran a Roma. A partir de la «Novo Millennio Ineunte», Juan Pablo II pide a las Iglesias particulares que reemprendan su camino, reforzadas por el signo del Jubileo, pero también que sean capaces de promover las formas de la nueva evangelización, respondiendo a los desafíos que cada una de ellas encuentra en su propio territorio.

–El argumento principal es «el estudio de las perspectivas de la Iglesia para el tercer milenio», según ha explicado el portavoz vaticano, Joaquín Navarro-Valls.

–Monseñor Fisichella: Sí, porque la carta diseña un escenario en el que luego las Iglesias particulares están llamadas a ofrecer propuestas concretas que provienen de las diversas exigencias de su territorio. Pero no olvidemos que hay un horizonte común. El Papa propone ante todo el tema de la santidad, después el de la escucha de la Palabra de Dios y el primado de la gracia. Y pide subrayar la importancia del «Dies Domini» porque en toda la Iglesia se debe reanudar una pastoral del domingo: sacramento de la reconciliación, vocaciones y ministerios.

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ZENIT Staff

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