«Porque la Familia Importa»: jóvenes mexicanos llevan este mensaje a Europa

Entrevista con Vidal García Gómez, uno de los participantes

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QUERÉTARO, miércoles, 22 septiembre 2004 (ZENIT.orgEl Observador).- Seis muchachas y muchachos mexicanos se unieron a otros mil jóvenes de varios países del mundo para recorrer Europa en bicicleta y dejar un mensaje muy claro a otros jóvenes del viejo continente: «La familia importa», e importa muchísimo para la paz del mundo

Vidal García Gómez apenas rebasa los veinte años. Presidente de la organización de asistencia privada, encabeza iniciativas para fomentar la solidaridad con los pobres y los minusválidos.

Estudiante de Comercio Internacional del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro, Vidal, junto con otros cinco jóvenes mexicanos, decidieron unirse a la campaña «Europa por la Familia». Un recorrido en bicicleta desde Rumania, Lituania, Irlanda y Portugal hasta el Parlamento Europeo de Bruselas, Bélgica.

Del 31 de julio al 12 de septiembre estuvieron en bares, restaurantes, centros nocturnos, terrazas de verano y en las calles de diez países europeos llevando a los jóvenes el testimonio de los jóvenes por la familia. Esta es la entrevista con Vidal García Gómez para Zenit-El Observador.

–¿Cuál fue el mensaje de los jóvenes de México y del mundo a los jóvenes de Europa?

–Vidal García: Manifestar con claridad el compromiso de los jóvenes por rescatar nuestra familia.

–Generalmente, los jóvenes están muy alejados de este tema, ¿no?

–Vidal García: Sí, sobre todo el representativo de México, nos dimos cuenta lo difícil que es involucrar al europeo. Una amiga alemana me decía que en su país está mal visto que a los 18 años sigas viviendo con tus papás. Prefieren irse a cualquier lugar con tal de ser independientes.

–¿Sintieron un choque cultural?

–Vidal García: Sí, pero nos enriquece a ambas partes. A nosotros los mexicanos nos hace valorar quiénes somos y lo que tenemos en nuestra familia.

–¿Todavía valoran a la familia los jóvenes de México?

–Vidal García: Valoramos la unidad. Si el «paternalismo» es criticable en la política, no lo es en la familia. El sentirnos acogidos por un padre, una madre o los propios hermanos, nos hace sentir que no estamos solos.

–¿Qué hicieron en Europa?

–Vidal García: La meta «política», por decirlo así, fue llegar al Parlamento Europeo que está en Bruselas, Bélgica. Antes, mediante promocionales, postales y en la camiseta de los mil ciclistas jóvenes, difundimos entre los jóvenes europeos el mensaje principal de esta vuelta ciclista: «la familia importa». Les hacíamos saber a los «chavos» en los bares, en las terrazas por qué estábamos dedicando una parte de nuestro tiempo de vacaciones a algo tan importante como es la familia.

–¿Qué reacción vieron en los jóvenes de allá?

–Vidal García: Les llamaba mucho la atención porque pensaban: llevas una semana, una mes, pedaleando para esto, debe ser esto muy importante para ti… Entonces, nos ponían atención. Además, en la propaganda había estadísticas, nombres de personas e instituciones importantes que apoyan, como El Vaticano, a la familia.

–¿Hay una preocupación general por la familia en Europa, en América Latina?

–Vidal García: No, no es general. Hay mucha indiferencia. Pero sí existen jóvenes con ideales, comprometidos, con los que se pueden hacer muchas cosas interesantes. No hay que olvidar la fuerza de la juventud para sostener a la familia.

–¿Cuáles era sus consignas?

–Vidal García: Estar en contra del aborto, por las consecuencias para la dignidad de la mujer y del no nacido; contra la eutanasia y su legalización. También en contra del Barco de la Muerte que recorre Europa para practicar abortos… Y eso lo dijimos fuerte y claro en Bruselas.

–En comparación con lo que vieron en Europa, ¿qué grietas le ven a la familia en México?

–Vidal García: Sobre todo la grieta emocional-afectiva. Ya no se le está dando el lugar que les corresponde al padre y a la madre. Y de ellos, a los hijos. Los medios de comunicación envían un mensaje contrario a la familia. Pero el mundo necesita ya algo nuevo. Ante tanta maldad, necesitamos beneficencia. Y ese es el reto de los jóvenes.

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ZENIT Staff

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