Portavoz vaticano denuncia la ley anti-blasfemia en Pakistán

Ya sean musulmanes o cristianos, aclara el padre Federico Lombardi

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 6 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Musulmanes y cristianos, denuncia está siendo asesinados «por el mismo motivo» en Pakistán: por oponerse a la ley sobre la blasfemia, denuncia el portavoz de la Santa Sede.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, califica a esa ley de «blasfemia, porque en el nombre de Dios es causa de injusticia y de muerte».

En el editorial de la última edición de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, el portavoz analiza las dos últimas víctimas del debate social que tiene lugar en en Pakistán: el musulmán, Salman Tasser, gobernador de Punjab; y el cristiano, Shahbaz Bhatti, ministro para las minorías del gobierno de ese país.

«Ambos sabían bien que arriesgaban la vida, porque habían sido explícitamente amenazados de muerte. Y, sin embargo, no renunciaron a su lucha por la libertad religiosa, contra el fanatismo violento, y pagaron el precio más alto con su propia sangre», aclara el padre Lombardi.

En el discurso al Cuerpo diplomático sobre la libertad religiosa, en enero, el Papa había hecho un homenaje al sacrificio valiente del musulmán Tasser.

Y hace pocas semanas Bhatti había dicho: «Rezad por mí. Soy un hombre que ha dejado a sus espaldas su naves quemadas: no puedo y no quiero dar un paso atrás en este compromiso. Lucharé contra el extremismo y pelearé por la defensa de los cristianos hasta la muerte».

«Ahora su figura ya descuella como la un valeroso testigo de la fe y la justicia», considera el padre Lombardi.

«Mientras estos dos asesinatos nos llena de horror y de angustia por la suerte de los cristianos en Pakistán, al mismo tiempo, paradójicamente, nos inspiran esperanza, porque unen a un musulmán y a un cristiano en la sangre derramada por la misma causa».

«No hay sólo un diálogo de conocimiento recíproco o de diálogo en los comunes compromisos por el bien de las personas. Del diálogo de vida se pasa al diálogo del testimonio en la muerte, al precio de la propia sangre, para que el nombre de Dios no sea convertido en un instrumento de injusticia», sigue diciendo el portavoz.

«En la memoria de Tasser y de Bhatti, en la conmovida gratitud por la manera en que han vivido y han muerto, los verdaderos adoradores de Dios continuarán la lucha – si es necesario hasta la muerte – por la libertad religiosa, la justicia y la paz», concluye.

Las normas sobre la blasfemia fueron introducidas en Pakistán entre el 1980 y el 1986 para garantizar el respeto a la religión musulmana.

Según los datos publicados por la Comisión nacional Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, de 1986 a 2009, 964 personas fueron arrestadas por haber profanado el Corán o a Mahoma. De éstas, 479 son musulmanas, 119 cristianas, 340 ahmadi, 14 hindúes y diez de otras religiones.

La ley sobre la blasfemia es utilizada a menudo como pretexto por los fundamentalistas para atacar a las minorías religiosas, que en Pakistán constituyen el 4% de la población. Dado que para el acusado es muy difícil defenderse ante una acusación de blasfemia, pues basta que algún testigo le atribuya alguna manifestación oral, en ocasiones se utiliza también para hacerse con los bienes de otra persona.

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ZENIT Staff

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