Prescindiendo de las diferencias, todos pertenecemos a una sola familia humana

El Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso enví­a un mensaje por la fiesta hindú de Deepvali

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El próximo 3 de noviembre se celebra el Deepavali, la fiesta de la luz para los hindúes. Con esta ocasión, el cardenal Jean-Louise Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha elegido el tema «Cristianos e hindúes: fomentar las relaciones humanas con la amistad y la solidaridad» y ha enviado un mensaje firmado por el padre Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.J, secretario de ese dicasterio.

 “En este mundo tan competitivo, donde las crecientes tendencias materialistas e individualistas repercuten negativamente en las relaciones humanas y con frecuencia crean divisiones en las familias y en la sociedad nos gustaría compartir con vosotros nuestras reflexiones sobre cómo los cristianos y los hindúes, con la amistad y la solidaridad, pueden fomentar las relaciones humanas en beneficio de toda la humanidad”, se lee al inicio del texto.

En un segundo aspecto tratado en el documento se señala que «las relaciones son fundamentales para la existencia humana. La seguridad y la paz en las comunidades locales, nacionales o internacionales, están determinadas en gran medida por la calidad de la interacción humana». De tal modo, continúa el texto afirmando que «la experiencia demuestra que cuanto más profundizamos nuestras relaciones, más somos capaces de avanzar en la cooperación, en la construcción de la paz y en la solidaridad y la armonía verdaderas».  

A continuación indican que “estas relaciones tendrían que surgir naturalmente de nuestra humanidad común, porque las relaciones humanas son la esencia de la existencia humana y de su progreso, dando lugar de manera espontánea a un sentido de solidaridad con los demás. Prescindiendo de nuestras diferencias étnicas, culturales, religiosas e ideológicas, todos pertenecemos, de hecho, a una sola familia humana”.

En otro punto del documento se reflexiona sobre la sociedad en la que » el aumento del materialismo y el desprecio por los valores espirituales y religiosos más profundos, se acompaña de una peligrosa tendencia a dar el mismo valor a las cosas materiales y a las relaciones humanas, lo que reduce al ser humano de ser ‘alguien’ a ser ‘algo’ que se puede dejar de lado. Además, las tendencias individualistas generan una falsa sensación de seguridad mediante la promoción de lo que Su Santidad el Papa Francisco ha descrito como una ‘cultura de la exclusión’, ‘cultura del derroche’ y globalización de la indiferencia».

Así, se señala que «la promoción de una ‘cultura de respeto’ y de ‘una cultura de la solidaridad’ es, por lo tanto, un imperativo para todos los pueblos, y nos invita a fomentar relaciones basadas en la amistad y el respeto mutuo, en beneficio de toda la familia humana. Esto requiere que la dignidad inherente al ser humano sea reconocida y promovida de forma común. Es evidente que la amistad y la solidaridad están estrechamente vinculadas. Haciendo referencia a las palabras del santo padre en la visita a la comunidad de Varginha durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro subraya el documento que «la cultura de la solidaridad es ver en el otro no un competidor o un número, sino un hermano. Y todos somos hermanos».

Para concluir el texto del dicasterio para el Diálogo Interreligioso, indican que «queremos afirmar nuestra creencia de que la cultura de la solidaridad sólo puede lograrse como el resultado de un esfuerzo concertado de todos hacia el bien común» y hacerlo «sostenidos por las enseñanzas de nuestras religiones respectivas y conscientes de la importancia de construir relaciones auténticas, nosotros hindúes y cristianos podemos actuar individual y colectivamente, junto con todas las tradiciones religiosas y las personas de buena voluntad, para alentar y fortalecer a la familia humana a través de la amistad y la solidaridad”.

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ZENIT Staff

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