Presentadas en Roma 963 causas de mártires de la persecución religiosa española

Monseñor Antonio Cañizares: «Murieron perdonando»

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ROMA, domingo, 13 febrero 2005 (ZENIT.orgVeritas).- El pasado 24 de enero se presentaron en Roma ante la Sagrada Congregación de los Santos las listas de los 935 mártires de la Provincia de Toledo y la diócesis de Ávila, a espera de recibir el «nihil obstat». Se espera para estos días la presentación por parte de la Postulación de la causa de Canonización, de las listas de los mártires con sus edades, los más jóvenes contaban con 11 y 14 años, y los oficios de los seglares.

Es un proceso en grupo que comprende 935 peticiones de mártires de toda la provincia de Toledo, es decir de la Diócesis de Toledo, Sigüenza, Albacete,
Cuenca y de Ciudad Real, así como la diócesis de Ávila, perteneciente esta última a la provincia eclesiástica de Valladolid y miembros de siete familias religiosas pertenecientes a la provincia: agustinos, adoratrices, concepcionistas, franciscanos, franciscanas, jerónimas, jesuitas y mercedarios.

Presentada como el proceso «Eustaquio Nieto y Martín, y 935 compañeros mártires», encabezando la lista el primer obispo asesinado –de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara–, durante la persecución religiosa Española durante los años 1936 a 1939.

Se trata del primer proceso en la Historia de la Iglesia en que es toda una provincia eclesiástica la que se ocupa de una causa de Canonización. El arzobispo de Toledo, monseñor Antonio Cañizares, declaró a la agencia Veritas que estos mártires «están testificando que no es la muerte la que tiene la última palabra sino que Dios quiere que el hombre viva y que estamos llamados a participar en una vida plena».

Además el arzobispo quiso destacar que los mártires «afirman que Dios es Dios, que Jesucristo es el único y sólo Señor. En está el camino la verdad y la vida, en él tenemos la salvación, tenemos la esperanza, tenemos todo el amor que es capaz de llenar el corazón del hombre en él y solamente en él, el hombre puede encontrar por dónde dirigirse hacia un futuro con esperanza».

Monseñor Cañizares subrayó que los mártires «no reavivan odios del pasado, al contrario, sirven para repetir que cabe el amor y el perdón». El arzobispo afirmó que el testimonio que ofrecen estos hombres y mujeres, «muchos de ellos seglares», es «la victoria del amor sobre el odio. Ellos son testigos del amor y de la reconciliación, testigos del perdón que llevaron en sus labios al morir, murieron perdonando».

Su entrega «es la afirmación de una vida plena. De una vida de resucitados en Cristo. La victoria sobre la muerte. Es algo maravilloso que en ellos encontramos», concluyó.

El Papa recordaba a los obispos españoles el pasado 24 de enero, que se debe realizar «un estudio, actualización y presentación a los fieles del «patrimonio de santidad», como punto de referencia en la vida cristiana, tanto más cuanto que muchos de los retos y problemas aún presentes en vuestra Nación ya existieron en otros momentos».

Juan Pablo II subrayó que la Iglesia en España «tiene una gloriosa trayectoria de generosidad y sacrificio, de fuerte espiritualidad y altruismo y ha ofrecido a la Iglesia universal numerosos hijos e hijas que han sobresalido a menudo por la práctica de las virtudes en grado heroico o por su testimonio martirial».

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ZENIT Staff

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