Presidente de Bulgaria: «El Papa favorecerá la unidad entre las Iglesias»

Georgi Parvanov afirma que su país no colaboró en el atentado de 1981

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SOFIA, 23 mayo 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- El presidente de Bulgaria está convencido de que la visita de Juan Pablo II a su país, de este jueves al domingo, servirá par promover el diálogo entre la Iglesia católica y la ortodoxa.

Georgi Parvanov, 45 años, fue elegido presidente de la República de Bulgaria el pasado mes de noviembre contra todos los pronósticos.

Ex comunista, historiador, ex líder del partido socialista, se define un reformista pragmático. Se reconoce, también, fiel de la Iglesia ortodoxa.

–Señor presidente, ¿con qué sentimientos ha acogido a Juan Pablo II?

–Parvanov: Es una visita que hemos esperado largo tiempo. Desde 1990, Bulgaria deseaba acoger al Papa, y le invitado varias veces a visitar nuestra tierra. Apreciamos mucho la figura de Juan Pablo II, su empeño en favor de la paz y su papel en el proceso de unificación de Europa. Durante esta visita, será rodeado del respeto y la estima no sólo de los diversos representantes religiosos sino del todo el pueblo búlgaro.

–Juan Pablo II llega a un país de tradición cristiana. ¿Cual es el sentido de esta herencia espiritual para la Bulgaria de hoy?

–Parvanov: Considero muy significativo que el Papa llegue aquí durante la fiesta nacional de los santos Cirilo y Metodio, proclamados patronos de Europa por el mismo Juan Pablo II. Quiero recordar que Bulgaria no sólo ha dado hospitalidad a estos dos grandes monjes sino que ha sabido transformar su obra en una realidad política concreta, fuente de divulgación del cristianismo en el mundo eslavo. Es una herencia que todavía hoy nos llena de gran orgullo.

–Bulgaria es una nación de mayoría ortodoxa. ¿Puedo preguntarle si usted se considera tal?

–Parvanov: Sí, he sido bautizado en la fe ortodoxa.

–¿De niño?

–Parvanov: Ciertamente, antes de 1989 [se ríe] cuando no era una cosa fácil.

–Qué efecto podrá tener la visita del Papa en la Iglesia ortodoxa, marcada por tensiones y divisiones internas?

–Parvanov: Estoy convencido de que favorecerá el diálogo entre las dos Iglesias y también la reconciliación dentro de la Iglesia ortodoxa de Bulgaria. Existen divisiones pero yo no soy de los que tienden a exagerar estos fenómenos. Más bien noto que en los últimos tiempos hay un mayor impulso a la unidad. Las instituciones estatales está dispuestas a colaborar en esta dirección. Naturalmente en el pleno respeto de la autonomía de la Iglesia y del pluralismo de las diversas confesiones religiosas.

–Juan Pablo II irá a Plovdiv para beatificar a los mártires asesinados durante los años del totalitarismo. ¿No teme que este gesto reabra la polémica contra los ex comunistas?

–Parvanov: Yo lo considero un gesto obligado por parte de la Iglesia católica respecto a sus mártires. Personalmente en varias ocasiones he rendido honor a las víctimas del régimen totalitario. No tenemos necesidad de rebuscar en el pasado y volver a encender viejas divisiones.

–Asumiendo el cargo de presidente, usted dijo que no deseaba resucitar los fantasmas del pasado. ¿En su opinión, Bulgaria hecho las cuentas a fondo con los años anteriores al 1989?

–Parvanov: En gran parte, sí. Aquella página de historia ha sido leída en manera seria, moderna y racional. Pero si uno quiere ir adelante no puede mantener la mirada siempre fija en el espejo retrovisor. Quien trata el pasado como un fetiche no es un buen político. Por lo demás, nuestra historia nos propone muchos puntos sobre los que podemos unirnos en lugar de dividirnos.

–En los años ochenta, el nombre de Bulgaria se asoció al atentado contra el Papa Wojtyla en la plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981. ¿Piensa tocar este tema en su entrevista con el Papa?

–Parvanov: Presentaré a Su Santidad la posición y la valoración de Bulgaria. Quiero decir a vuestros lectores y a la opinión pública, y lo digo con la máxima responsabilidad, como persona que indagado muy atentamente en los archivos, que en ningún modo Bulgaria estuvo implicada ni en la preparación ni en la ejecución de aquel acto criminal. Al contrario, de los archivos se saca la impresión de que los mismos servicios secretos comunistas quedaron sorprendidos. Este es uno de los motivos por el que puedo afirmar que el Estado búlgaro no tuvo nada que ver con el atentado al Papa. Y creo que Su Santidad apreciará lo que le diga el Jefe de Estado.

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ZENIT Staff

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