Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz: «La guerra no es un derecho»

Recuerda que debe regirse por reglas compatibles con la dignidad humana

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ROMA, martes, 16 octubre 2007 (ZENIT.org).- Puede deberse a la necesidad de defender al inocente, pero «la guerra no es un derecho», advierte el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz.

El cardenal Renato Martino, en la conclusión del II Curso internacional de formación de los capellanes militares en derecho humanitario, sintetizó los dos días de reflexión, concluidos el sábado, apuntando: «La defensa de la dignidad humana es el único rayo de luz en las tinieblas de la guerra».

«Un rayo de luz que puede iluminar las mentes –siguió–, una pequeña llama que puede disolver el odio y el resentimiento en los corazones, una sutil directriz que permite al hombre no perderse ni detenerse en el camino de amor que conduce a Dios».

Unos ochenta participantes –entre obispos y capellanes militares, así como expertos, de una treintena de países— ha reunido este curso que, sobre el tema «Dignidad humana y derecho humanitario. El papel de las religiones», ha patrocinado el Pontificio Consejo Justicia y Paz, el del Diálogo Interreligioso, el dedicado a la Unidad de los Cristianos y la Congregación vaticana para los Obispos.

Los días de trabajo en la sede de Justicia y Paz concluyeron con la intervención del presidente del dicasterio, el cardenal Martino. «La guerra no es un derecho –subrayó– y si está dictada por la necesidad de defender al inocente debe ser sometida a reglas precisas compatibles con la dignidad humana».

«Desde esta perspectiva, no por un simple cálculo político o estratégico, el derecho internacional humanitario hay que incluirlo entre las expresiones más felices y eficaces que nacen de la verdad de la paz», admitió, según cita un comunicado de su dicasterio enviado a Zenit.

De ahí también procede el pleno apoyo de la Iglesia a cuanto el derecho humanitario propone –recoge la citada nota– y el sincero compromiso de todo auténtico creyente de poner por otra sus principios incluso en las extremas y brutales situaciones de los conflictos armados.

La síntesis ofrecida por el dicasterio de esos días de trabajo menciona la primera de las cuatro intervenciones dedicadas a la cooperación entre religiones y sociedad civil.

En ella, el arzobispo estadounidense Edwin F. O’Brien, ordinario militar emérito de los Estados Unidos, aludió entre otros puntos a la distinción moral entre técnicas lícitas de interrogatorio o tortura en el caso de prisioneros terroristas.

Al respecto calificó de «desviado y absolutamente bárbaro» el trato de los prisioneros en la cárcel estadounidense de Abu Ghraib (en Irak), señalando la «significativa» ausencia de capellán en tal prisión, a pesar de que el reglamento militar lo requiere expresamente.

Claudette Habesh, secretaria general de Caritas Jerusalén, intervino sobre el tema de la defensa de la dignidad humana en caso de conflictos armados, y se hizo portavoz de las violaciones diarias de los derechos humanos y de los principios humanitarios en Tierra Santa, subrayando la acción de la Iglesia católica en defensa de la justicia y la paz en la región.

De acuerdo con la nota del dicasterio, «sobre el difícil y complejo tema de la relación entre armas nucleares y derecho humanitario desde el punto de vista moral y jurídico, el juez y vicepresidente emérito de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Raymond Ranjeva, recordó el pronunciamiento de la Corte misma, según la cual la amenaza o el uso de las armas nucleares va generalmente contra el derecho internacional, permaneciendo la obligación jurídica de la desnuclearización»,

En esta cuestión, «subrayó además la exigencia de negociar un nuevo sistema de seguridad colectiva, en un marco necesariamente multilateral», concluye.

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ZENIT Staff

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