Presidente del episcopado mexicano: La pobreza, riqueza del obispo

Entrevista con monseñor Luis Morales Reyes, arzobispo de San Luis Potosí

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CIUDAD DEL VATICANO, 23 octubre 2001 (ZENIT.org).- Monseñor Luis Morales Reyes, arzobispo de San Luis Potosí y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano ha hecho un primer balance del Sínodo de los obispos que concluirá el próximo 27 de octubre.

Esta es la entrevista que concedió el prelado y que aparecerá el próximo domingo en el semanario mexicano El observador.

–Su Excelencia, ¿podría resumir cuáles han sido los grandes temas del Sínodo de los Obispos?

–Monseñor Morales Reyes: Yo creo que son cinco grandes temas: el obispo y su vida espiritual; el obispo y su ministerio; el obispo en su relación con la Iglesia universal, el obispo en su Iglesia particular y el obispo frente a los grandes retos y desafíos del mundo de hoy: la paz, la reconciliación, la pobreza, la justicia, los migrantes y, desde luego, los medios de comunicación.

–¿Cuál podría ser el hilo conductor de todas las proposiciones que hicieron los obispos en este Sínodo?

–Monseñor Morales Reyes: El tema de la esperanza. Cómo puede llevar el obispo la esperanza al mundo a partir del anuncio de la Persona y del Evangelio de Jesucristo. Se llega a muchos detalles, pero este asunto de la esperanza y el Evangelio es el resumen de este Sínodo.

–¿Y el tema de la comunión?

–Monseñor Morales Reyes: En efecto, se habló bastante del tema de la comunión intraeclesial como fuente de esperanza para el mundo y para la Iglesia.

–Hemos visto temas muy tocados por ustedes como la colegialidad…

–Monseñor Morales Reyes: Los obispos debemos ser capaces de vivir en comunión y en colegialidad intercambiando dones, bienes, atendiendo a los pobres y a las diócesis pobres. Debe haber un intercambio de bienes entre las iglesias con más recursos económicos y las iglesias pobres. Que el apoyo no sea nada más un discurso sino un verdadero intercambio de bienes.

–¿Hay experiencias en este momento ya funcionando?

–Monseñor Morales Reyes: En México y en el continente americano ya se está dando, como también entre Europa y África. Ciertamente, entre América del Norte y América del Sur se está dando ya este intercambio como un «padrinazgo» para apoyar con recursos humanos y económicos a las iglesias más pobres. América Latina está aportando recursos humanos a los Estados Unidos, con los migrantes. Ellos nos aportan bienes económicos. Ese es el intercambio.

–¿Puede este intercambio hacer a nuestras iglesias dependientes?

–Monseñor Morales Reyes: No lo veo así. Hay una situación de respeto en este intercambio. Estamos en el marco de lo que el Papa ha llamado la globalización de la solidaridad: las iglesias pobres aportan bienes espirituales y las ricas bienes materiales. Desde luego tenemos que superar todo tipo de dependencia, ayudando a las iglesias pobres a lograr la autosuficiencia.

–La situación de la Iglesia en América Latina, ¿sigue siendo la del continente de la esperanza?

–Monseñor Morales Reyes: Sí, yo creo que sí. Es una Iglesia dinámica y creativa. En el CELAM, por ejemplo, hay cerca de treinta áreas de estudio y reflexión; documentos y actividades que reflejan el nervio interno de la Iglesia latinoamericana y que están siendo tomados en cuenta por Europa para enfrentar los desafíos del mundo moderno.

–¿Limita mucho la acción pastoral la pobreza económica?

–Monseñor Morales Reyes: Creo que la pobreza económica sí afecta el desarrollo de las iglesias particulares, pero, por otro lado, esa pobreza da más libertad, acerca más al Evangelio, hace que se vaya al núcleo mismo del Evangelio, a la Persona de Jesús, que no se distraigan las iglesias atendiendo bienes materiales sino que potencien su pastoral, buscando caminos de anuncio de Jesucristo. Creo que la pobreza hace más libre a las iglesia particulares de América Latina; más libre ante los poderes de este mundo, ante los bienes de este mundo; y esa es una riqueza que tenemos.

–Nos llama mucho la atención, volviendo al Sínodo de los Obispos, además del tema de la pobreza el que se hayan fijado en temas que podrían pasar desapercibidos, como el trato preferencial a los obispos eméritos, por ejemplo.

–Monseñor Morales Reyes: De acuerdo. El tema de los obispos eméritos es muy importante. De los cuatro mil 500 obispos que hay en el mundo, mil 500 son obispos eméritos. Necesitan una atención humana, económica, psicológica, espiritual que hay que tener con ellos. Y como conclusión del Sínodo, el trato a los eméritos va a mejorar substancialmente. Por cierto, no hay nada ni de las formas de elección del obispo ni de cambiar o transformar la edad de su jubilación.

–Usted comió con el Papa el pasado 12 de octubre; ¿qué impresión humana le ha dado?

–Monseñor Morales Reyes: La de un hombre muy lúcido, perfectamente equilibrado, muy agudo y con una capacidad enorme de escuchar a los demás. Hablamos con él en español e italiano. Él habla muy bien el español. Me tocó estar a su izquierda. Y, por cierto, come muy bien, no se ve fatigado. Es un hombre que nos admira, que quiere mucho a los obispos, que recibe energía en el encuentro con sus hermanos obispos. Quiere dar hasta lo último para alentar a la Iglesia y alentarnos a nosotros los obispos. Está muy preocupado por la situación internacional, como los obispos lo estamos. Por eso, en nuestro mensaje final invitamos al consenso, al diálogo entre los países, al acuerdo internacional, a la búsqueda de las causas del terrorismo. La postura de la Iglesia es muy clara: por la paz y la justicia.

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ZENIT Staff

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