Prevenir discriminaciones incluyendo la religión en la futura Constitución europea

Propuesta de obispos italianos

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ROMA, 28 febrero 2003 (ZENIT.org ).- El obispo Giuseppe Betori, secretario de la Conferencia Episcopal italiana, recalcó el miércoles ante parlamentarios del país que mencionar las raíces cristianas en la futura Constitución Europea constituiría el reconocimiento de una realidad presente y evitaría eventuales exclusiones.

En todo caso, reclamar el patrimonio religioso de Europa no debe entenderse «como un mero homenaje formal a un elemento de la tradición», dijo ante las Comisiones de Exteriores del Congreso y del Senado de Italia.

«El patrimonio religioso es fuente de inspiración para una gran mayoría de la población de nuestro continente, que se reconoce en la religión cristiana y en las Iglesias y comunidades religiosas que trabajan en la sociedad europea al servicio del bien común», explicó monseñor Betori.

Es la perspectiva que impulsa las peticiones formuladas por las confesiones cristianas para que el Tratado constitucional europeo introduzca tres disposiciones normativas, constató el secretario de la CEI.

La futura Constitución debería reconocer la autonomía institucional de las Iglesias y de las comunidades religiosas, lo que implica el derecho a organizarse libremente de acuerdo con sus propios estatutos.

En segundo lugar, debería reconocerse la identidad específica y el papel desempeñado en la sociedad por parte de las Iglesias y de las comunidades religiosas, a lo que hay que añadir la previsión de un diálogo estructurado entre éstas y la Unión Europea.

Finalmente, se solicita el explícito respeto –por parte del ordenamiento de la UE— del estatuto peculiar del que cada Iglesia y comunidad religiosa goza en los ordenamientos nacionales.

«Con estas propuestas –explicó monseñor Betori– no se pretende un estatuto jurídico privilegiado para las Iglesias y comunidades religiosas».

Además, «se desea prevenir el riesgo de su eventual discriminación y elaborar un marco que garantice el efectivo y pleno ejercicio de la libertad religiosa, también en su dimensión propiamente institucional, en el pleno respeto de la laicidad de las instituciones civiles y comunitarias, como también de las organizaciones no confesionales», concluyó.

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ZENIT Staff

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