Primer balance del Sínodo de África

Por el relator general, el cardenal Turkson

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 13 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- La tarde de este martes fue presentada en congregación general del Sínodo de los Obispos de África, la llamada «Relatio post disceptationem», o relación posterior a la discusión.

Se cierra así la primera parte de la asamblea sinodal en la que los padres sinodales tuvieron la oportunidad, en 13 sesiones plenarias, de hacer sus planteamientos, que fueron recogidos en esta relación.

En la sesión plenaria estuvo presente el Papa Benedicto XVI quien siguió con atención el discurso realizado por el relator general del Sínodo, el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, según ha podido testimoniar el padre David Gutiérrez de «Radio Vaticano».

El cardenal Turkson articuló la relación en 20 grandes temas que reflejaron las 195 intervenciones de padres sinodales que se sucedieron en las 13 previas congregaciones generales.

Señaló que en los planteamientos de los padres hay alusiones a muchas luces y logros obtenidos en los últimos 15 años, especialmente por la aplicación del primer Sínodo de África (1994).

Pero también mencionó que fueron muchas las sombras y las problemáticas planteadas, haciendo pensar en algún momento que la asamblea se parecía a una reunión de las Naciones Unidas, donde se presentan las quejas de las dificultades que se viven.

Por eso, en la relación el cardenal Turkson, citando a un padre sinodal, insiste en el carácter pastoral del Sínodo, que debe impulsar a la Iglesia en África a seguir su peregrinación acompañando a los pueblos, buscando la mejora de las condiciones sociales, políticas y económicas, reforzando la fe en Cristo de los habitantes de ese continente.

Los 20 temas recogidos por el relator van desde la naturaleza de la reunión, pasando por la revisión de las estructuras de comunión eclesial, y abordando las esferas socio-cultural, socio-política, socio-económica, para después detenerse a reflexionar sobre Cristo como reconciliador, como justicia y como paz.

Las partes finales de la relación después de las discusiones del Sínodo fueron dedicadas a temas específicos, como la familia, la dignidad de la mujer y su papel en la sociedad y la Iglesia, los laicos, el clero, la vida consagrada, y se reservó un apartado para evaluar la actuación de los medios de comunicación en el África.

En la esfera socio-cultural, según recoge el relator, los padres sinodales deploran que en la sociedad africana, más allá del nomadismo y de los conflictos por el agua y zonas de pastos, se den tendencias emergentes que son divergentes e incluso opuestas a los valores tradicionales y tienen un cuestionable carácter y contenido moral.

Muchos padres sinodales lamentan el destino de la familia en África, la «destrucción de una auténtica idea de matrimonio y la noción de una familia sólida», además consideran la institución bajo seria amenaza de inestabilidad y disolución a causa de la pobreza, los conflictos, las creencias y prácticas tradicionales, como la brujería, y las enfermedades, principalmente la malaria y el VIH SIDA.

Pero los padres sinodales describen también de varias formas el feroz ataque a la familia y la afín institución fundamental del matrimonio, venido desde fuera de África y atribuible a diversas fuentes: ideológica (ideología de género, nueva ética sexual global, ingeniería genética) y clínica (anticoncepción: planificación familiar y educación en salud sexual, esterilización), y emergentes estilos de vida «alternativos» (matrimonios del mismo sexo, uniones de hecho).

Las mujeres, aludidas en la Primera Asamblea Especial para África (1994) como «bestias de carga», han comenzado a acceder en ciertos países a puestos de relevancia y liderazgo en leyes, política, economía e ingeniería.

Pero son también «recursos sin explotar» en algunos países, en los que sufren la exclusión de las funciones sociales, la herencia, la educación y la toma de decisiones. Son víctimas indefensas en zonas de conflicto: víctimas de los matrimonios polígamos, abusos, tráfico para la prostitución.

Los niños, «la parte sufriente de la población», son descritos como maltratados (niños soldado, trabajo infantil, tráfico¼) y se les deniega su derecho a la educación. En todas partes, sin embargo, son los beneficiarios de vigorosos programas de informatización de las escuelas.

La juventud también es mencionada entre los problemas de África a causa de su exposición al abuso de drogas, infección por VIH SIDA, embarazos adolescentes, emigración, tráfico humano y viajes que los reducen a una condición servil.

En el ámbito socio-político los padres sinodales plantean la necesidad de tener gobiernos y políticos que ejerzan un liderazgo de servicio en un transparente y responsable ejercicio del poder, el respeto de los derechos humanos y la administración de la riqueza nacional para el bienestar público.

Mientras que en el ámbito socio-económico el relator señala que «pobre» y «pobreza» son dos palabras recurrentes en los padres refiriéndose a sus países, gobiernos, gentes e Iglesias. Además la pobreza ha justificado numerosas intervenciones de la Iglesia para la búsqueda de soluciones efectivas.

La relación posterior a la discusión, presentada en la tarde de este martes, termina con una serie de 25 preguntas que guiarán los trabajos de los círculos menores, quienes desde este miércoles tienen la tarea de preparar proposiciones que serán llevadas a las sesiones plenarias para su aprobación y entrega al Santo Padre.

Los círculos menores son 12 en total y se han organizado en función de las 4 lenguas oficiales de este sínodo para África.

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ZENIT Staff

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