Primer Informe de Cáritas sobre la pobreza Europa

Constata situaciones crónicas, así como la feminización de la pobreza

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BRUSELAS, 11 febrero 2002 (ZENIT.org).- El aumento de situaciones de «pobreza crónica» y la feminización de la pobreza es el denominador común de los países europeos, concluye el primer informe de Cáritas a nivel continental.

El Informe sobre la Pobreza en Europa, que tendrá un carácter anual, fue presentado en Bruselas el pasado 8 de febrero. Hace un análisis detallado de la situación en 43 países europeos (en todos está presente Cáritas), así como recomendaciones políticas a la Unión Europea (UE) y a cada uno de los países.

Entre los países «ricos» (en su mayoría los que están en la UE), según el documento, Italia tiene el más alto porcentaje de pobres (14,2%), seguida de Gran Bretaña (13,4%). Bélgica y Finlandia tienen en cambio el índice más bajo (los dos el 5,2%). Entre los países no candidatos, la Federación Rusa tiene el primado más negativo (20,1%). Entre todos los países, los que tienen la renta más baja son Armenia, Georgia, Moldavia y Ucrania.

La injusta distribución de los recursos se constata sobre todo en Gran Bretaña, donde el 20% de los ricos cuenta con el 43% de los recursos, mientras que el 29% de la población pobre se debe contentar con el 6,6%. Gran Bretaña es menos igualitaria incluso que Bielorrusia, Croacia y Ucrania.

El informe se ha elaborado teniendo en cuenta los estudios estadísticos disponibles y la información de cada una de las Cáritas nacionales.

La feminización de la pobreza es otra de las conclusiones a las que llega el Informe. En los países de la UE, las mujeres ganan el 51,8% con respecto al salario de los hombres. El desnivel es menos elevado en Gran Bretaña (71,5% de las rentas varoniles) y el más alto en Malta (27,7%).

El paro de larga duración (más de un año) está presente sobre todo en España (8,1% de la fuerza laboral) y poquísimo en Noruega (0,2%).

La mortalidad infantil y la esperanza de vida han sido también tenidas en cuenta. En Bélgica, Grecia, Irlanda, Italia, España y Gran Bretaña, la mortalidad infantil es de 6 cada mil nacimientos. En Turquía y Albania respectivamente, es de 40 y 29 cada mil nacidos. La esperanza de vida es más alta en Suecia (79,3 años) y más baja en la Federación Rusa (66,1) y en Moldavia (66,6).

En 14 países europeos (entre ellos Austria, Francia, Alemania, Gran Bretaña) es evidente la pobreza de los progenitores solos, en especial las mujeres. En Austria, el 47% de los progenitores solos sin ocupación vive en condiciones de «pobreza crónica». Esto se da también por la falta de ayudas y facilidades de los gobiernos.

En 17 países, la franja más pobre de la sociedad son los ancianos, debido a las pensiones demasiado bajas. En Bulgaria, la pensión social es de 40 dólares al mes mientras que el coste de la vida es el doble. En Ucrania, en cambio, el 30% de los ancianos está por debajo del umbral de la pobreza y no tiene derecho a asistencia sanitaria gratuita. Aquí la pensión media es de 12 dólares al mes.

El Informe clasifica a los inmigrantes entre las clases más pobres. Denuncia «un sistema hostil y altamente burocratizado» para los solicitantes de asilo político.

En Europa el movimiento de los refugiados afecta sobre todo a las zonas de la ex Yugoslavia. Entre ellos, hay 625.800 bosnios esparcidos por 40 países. Se dedica una especial atención a la población gitana: hay 8 millones en Europa de los que la mayoría vive en Rumanía (entre 1,8 y 2,5 millones) y en Bulgaria (700-800.000).

«El informe quiere mostrar el rostro de la pobreza en Europa –explicó en la presentación Bruno Kapfer, secretario general de Caritas Europa, durante el encuentro con la prensa- e iniciar una discusión sobre cómo poner en marcha políticas sociales eficaces para ayudar a las franjas más débiles de la población».

«No sólo en los estados miembros de la UE –añade– sino también en los países candidatos y en aquellos que no han pedido la entrada».

«Incluso en los países de la UE –explica Francesca Vencato, responsable de las políticas sociales de Caritas Europa–, es sorprendente la falta de protección social para las clases más débiles. En los países del Este no candidatos, hay un desierto total de asistencia social».

Por esto el Informe invita a una «mayor solidaridad financiera entre los países miembros de la UE, los países candidatos y los que no lo son» y a poner en marcha políticas sociales a favor de la ocupación, la sanidad y la educación, con ayudas y facilidades para las familias en dificultad, los padres solos, los ancianos y los inmigrantes.

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ZENIT Staff

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