Primera cumbre de obispos de África y Europa de la historia

150 prelados analizan en Roma nuevas vías de comunión y solidaridad

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ROMA, jueves, 11 noviembre 2004 (ZENIT.org).- Conscientes de que África y Europa tienen mucho que aportarse mutuamente, y también al resto del mundo, 150 obispos de más de 60 naciones analizan en Roma su responsabilidad común y el intercambio de dones entre las Iglesias en los dos continentes.

Es la primera vez que un número tan representativo de obispos de los dos continentes se encuentra para interrogarse sobre la responsabilidad común para la Iglesia y para los propios pueblos.

«Comunión y solidaridad entre África y Europa» es el tema elegido para este Simposio convocado del 10 al 13 de noviembre por el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y por el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), con el patrocinio de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos y la colaboración de organismos de solidaridad.

Participarán también representantes de siete dicasterios vaticanos, delegados de los organismos eclesiales continentales de Asia, América Latina y América del Norte, así como responsables de organizaciones internacionales.

Preocupa a los obispos africanos que casi la mitad de la población de su continente viva bajo el umbral de la pobreza, así como la emigración a veces ilegal y a menudo con riesgos de los jóvenes africanos, que no disminuye, y las numerosas situaciones de conflicto que impiden un desarrollo duradero.

Por su parte, tras la firma del Tratado Constitucional de la Unión Europea, los obispos de este continente desean que la construcción de la nueva Europa sea una experiencia de comunión y de solidaridad en la que no haya espacio para xenofobia, marginación y desesperación.

«Como Iglesia debemos estar alerta para que Europa no se convierta en una fortaleza cerrada en su propia riqueza», expresó monseñor Amédée Grab –obispo de Chur (Suiza) y presidente del CCEE— en la apertura de los trabajos.

«Queremos un continente pacífico y más estable para intercambiar los dones con las otras regiones de la tierra y contribuir a la justicia y a la paz del mundo», así como «contribuir a la creación de una fraternidad universal, fundada en el hecho de que todo habitante del mundo es hijo del mismo Padre», puntualizó.

«No empeñarse en este objetivo significa ser irresponsable», observó. Al respecto, el prelado lanzó el desafío de «erradicar en las próximas décadas la tragedia del hambre en todo el mundo, empezando por África».

Una «doble exigencia» dio origen a este Simposio: «Los obispos africanos han expresado el deseo de tener una relación más estrecha con los obispos europeos, porque frecuentemente su relación con Europa es más bien una petición de asistencia económica»; pero «queremos dar un salto de calidad y tener un encuentro entre obispos sobre la base de la comunión sacramental del orden episcopal», explicó en «Radio Vaticana» monseñor Aldo Giordano, secretario general del CCEE.

«Por otro lado, tenemos la sensación de que África, a nivel político-económico mundial, siempre es orillada»; «como Iglesia sentimos la responsabilidad de indicar que esto no es posible», aclaró.

En este simposio de la Iglesia en África y Europa «queremos compartir problemas comunes» –explicó monseñor Giordano–, tales como «la emigración», la relación «con las demás religiones, especialmente con el islam», «cómo será el anuncio del cristianismo en Asia», o también «problemas ligados a la salud, como el Sida».

«Y, sobre todo, desearíamos realizar un intercambio de culturas, de visión del hombre»: nosotros tenemos el fenómeno de la secularización –reconoció– y África también está afectada por él», pero «querríamos aprender de la experiencia africana» «de religiosidad»; igualmente en «Europa llevamos una marcha más bien individualista y desearíamos aprender la dimensión social de África».

Así, «a la luz de una experiencia de solidaridad y de intercambio que ya existe desde hace tanto tiempo» –con misioneros, voluntarios y organismos de solidaridad–, la novedad del encuentro es profundizar en una «colaboración que sea verdaderamente recíproca» –«dar y recibir»– entre África y Europa.

Es en este contexto en el que los prelados están reflexionando sobre «el papel de los laicos, de los religiosos, sobre el ministerio de los sacerdotes africanos en Europa, sobre la colaboración entre Iglesias locales, organismos de solidaridad, etcétera», enumeró monseñor Giordano.

«Y juntos desearíamos también interrogarnos sobre la contribución que Europa y África pueden dar juntos al mundo, para la paz del mundo, en esta situación histórica, y para la justicia en el mundo», concluyó.

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ZENIT Staff

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