Proposiciones al Papa aprobadas por el Sínodo (26 a 30)

Migraciones, libertad religiosa y recursos naturales

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 2 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la traducción al español de las Proposiciones 26 a 30 (versión no oficial), de la reciente II Asamblea Extraordinaria para África del Sínodo de los Obispos –cuyo texto oficial está en latín–, objeto de voto personal por parte de los padres sinodales, presentadas al Papa Benedicto XVI.

El texto oficial en latín, por su naturaleza, es reservado y no será publicado, para respetar el carácter consultivo de la asamblea sinodal. Este texto, como su nombre indica, tiene carácter propositivo.

* * *

Proposición 26

Las elecciones

Los ciudadanos expresan libremente con su voto su elección política. Así las elecciones democráticas representan el signo del legítimo ejercicio del poder en África. La falta de respeto de la Constitución nacional, de la ley, de los derechos humanos, del veredicto de las urnas donde las elecciones hayan sido libres, imparciales y transparentes, no es aceptable en ningún caso.

Así, los Padres Sinodales invitan a las Iglesias locales a sensibilizar a los candidatos a las diversas elecciones para que respeten las reglas del juego (transparencia electoral, respeto del propio adversario político, la Constitución, el voto y la imparcialidad de los distintos observadores y la aceptación de la derrota legítima), y a contribuir a través de las Comisiones “Justicia y Paz” a la supervisión de las elecciones, para que sean libres, imparciales, transparentes y seguras para nosotros. Al animar a todos los cristianos a tomar parte en la vida política, la Iglesia, en su misión profética, seguirá expresándose contra los abusos electorales y todas las formas de embrollo en la conducción de las elecciones.

Los jefes religiosos están invitados en conservar la imparcialidad y en ningún caso estos deben tomar posiciones de parte. Deberían ser la voz crítica, objetiva y realista de quien no tiene voz, sin comprometer su imparcialidad.

Proposición 27

Libertad religiosa

La libertad religiosa (que presupone la posibilidad de profesar la propia fe privada y públicamente) y la libertad de la propia búsqueda de Dios como Creador y Salvador, son derechos humanos fundamentales.

Por ello los Padres sinodales recomiendan que todas las naciones de África reconozcan y protejan la libertad religiosa y la libertad de culto, extirpando todas las formas de intolerancia, persecución y fundamentalismo religioso. Piden también la restitución de iglesias, de propiedades eclesiásticas y de propiedades de otras instituciones religiosas confiscadas en algunas naciones.

Proposición 28

Migrantes y refugiados

En el continente africano hay cerca de quince millones de migrantes que buscan una patria y un lugar de paz. El fenómeno de este éxodo revela el aspecto de las injusticias y crisis socio-políticas de algunas áreas de África. Miles han intentado, e intentan aún, atravesar desiertos y mares para alcanzar “pastos más verdes”, donde creen que recibirán una instrucción mejor, que ganarán más dinero y, en algunos casos, que gozarán de mayor libertad. Por desgracia este fenómeno afecta a muchas naciones del continente. Aún hoy, muchos refugiados languidecen en prisión, centenares han muerto.

Esta situación precaria para tantos extranjeros debería ser vencida por la solidaridad de cada uno; en cambio ésta causa mucho miedo y ansiedad. Muchos consideran a los inmigrantes una carga y los miran con sospecha, considerándoles un peligro y una amenaza. Todo esto trae a menudo expresiones de intolerancia, xenofobia y racismo.

Entre algunas cuestiones recientes y preocupantes, hay una legislación que penaliza todos los ingresos clandestinos en las naciones extranjeras, y consulados y policía de frontera que discrimina en los aeropuertos a los pasajeros africanos.

Ciertamente las migraciones dentro y fuera del continente son un drama con muchas dimensiones, que afecta a todos los países, creando desestabilización, la destrucción de familias y una pérdida del capital humano de África.

Los Padres sinodales creen ante todo que las políticas y las leyes migratorias restrictivas del mundo contra los africanos violan cada vez más el principio del destino universal de los bienes creados y las enseñanzas de la Iglesia sobre los derechos humanos, sobre la libertad de movimiento y sobre los derechos de los trabajadores migrantes.

El Sínodo por tanto está convencido de que es necesario y urgente:

– pedir a los gobiernos que apliquen la ley internacional sobre migraciones de forma justa y conveniente sin discriminar a los pasajeros africanos;

– proporcionar un cuidado pastoral especial a los sectores vulnerables de la población africana, en un esfuerzo conjunto entre las Iglesias de origen y las Iglesias hospedantes, para ampliar el cuidado pastoral a los migrantes;

– propugnar un tratamiento justo de los refugiados en cooperación con el Consejo Pontificio para los Migrantes e Itinerantes, la Comisión Internacional Católica para las Migraciones y las Comisiones para la Justicia y la Paz a todos los niveles de la Iglesia;

– establecer oficinas o “Comisiones” para el Movimiento de los Pueblos en los secretariados de las Conferencias Episcopales, encargados de trabajar juntos y con el Consejo Pontificio para los Migrantes e Itinerantes;

– desarrollar programas de cuidado pastoral para los migrantes y sus familias.

El Sínodo invita también a los gobiernos africanos a crear un clima de seguridad y de libertad para llevar a cabo programas de desarrollo y de creación de trabajo, disuadiendo así a sus ciudadanos a dejar su hogar convirtiéndose en refugiados, y tomando iniciativas que animen a los refugiados a volver, con programas de acogida para ellos.

Proposición 29

Recursos naturales

La tierra es un precioso don de Dios a la humanidad. Los Padres Sinodales dan gracias a Dios por los abundantes y ricos recursos naturales de África.

Pero afirman que los pueblos de África, en lugar de gozar de ellos como una bendición y fuente de desarrollo real, son víctimas de una mala gestión pública por parte de las autoridades locales y de la explotación por parte de poderes extranjeros.

Hoy existe una estrecha conexión entre la explotación de los recursos naturales, el tráfico de armas y la inseguridad deliberadamente mantenida.

Algunas sociedades multinacionales explotan los recursos naturales de las naciones africanas a menudo sin interesarse por sus poblaciones ni respetar el medio ambiente, con la complicidad de muchas personas privilegiadas del lugar.

Los padres Sinodales condenan la cultura del consumismo que es devastadora e invocan la cultura de la moderación. El Sínodo hace un llamamiento a la comunidad internacional para que se respalden fórmulas de legislación nacional e internacional para una justa redistribución de las rentas producidas por los recursos naturales en beneficio de las poblaciones locales, para asegurar una gestión legal en ventaja de las naciones propietarias de tales recursos, impidiendo al mismo tiempo la explotación ilegal. El Sínodo propone también dirigirse al sistema económico global, que sigue teniendo al margen a África.

Nosotros recomendamos con urgencia a la Iglesia-Familia de Dios en África para que haga presión sobre nuestros gobiernos para que adopten un cuadro jurídico aceptable que tenga en cuenta los intereses de nuestras naciones y poblaciones.

Pedimos a las instituciones de la Iglesia que operan en estas sociedades para que presionen con el fin de conseguir que esas poblaciones gestionen por sí mismas sus recursos naturales.

Por su parte la Iglesia intentará instituir en las diversas naciones del continente una mesa de seguimiento d
e la gestión de los recursos naturales.

Proposición 30

La tierra y el agua

Dado que grandes extensiones de terreno fértil y de recursos hídricos son explotados sin escrúpulo por inversores extranjeros y locales en muchos países africanos, causando el traslado y la privación de personas pobres y de sus comunidades a menudo impotentes para oponerse a este “asalto”, este Sínodo invita urgentemente a todos los gobiernos a asegurarse de que sus ciudadanos sean protegidos contra la exclusión injusta de su propia tierra y del acceso al agua, que son bienes esenciales de la persona humana.

Los Padres sinodales recomiendan vivamente que:

– la Iglesia en África se informe y aprenda sobre a los problemas sobre la tierra y el agua en las Iglesias locales, para educar al Pueblo de Dios y hacerlo capaz de responder a decisiones injustas al respecto;

– todas las negociaciones para contratos sobre la tierra deben llevarse a cabo con plena transparencia y con la participación de las comunidades locales que podrían resultar afectadas;

– los acuerdos para la expropiación de tierras no deben ser contratados ni firmados sin previo consenso, libre y consciente de las comunidades locales implicadas, y la gente no debe perder su propia tierra sin una compensación apropiada;

– los agricultores tengan garantizado un salario decente a la luz del hecho de que las inversiones promueven la creación de empleo;

– los modelos de producción agrícola respeten el ambiente y no contribuyan al cambio climático, al empobrecimiento del terreno y al agotamiento de las reservas de agua potable;

– la producción del alimento para la exportación no ponga en peligro la seguridad y la propiedad del alimento, ni as necesidades de las futuras generaciones;

– los derechos tradicionales a la tierra sean respetados y reconocidos por la ley; y

el agua no sea explotada como un producto económico privado sin la debida atención a los intereses de la gente.

[Traducido del italiano por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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