Publicado el último retiro espiritual del cardenal Van Thuan

ROMA, viernes, 2 abril 2004 (ZENIT.org).- «Lamentablemente, se nos ha ido demasiado pronto», reconoce el cardenal Roger Etchegaray, al presentar el libro-meditación póstumo del cardenal vietnamita François-Xavier Nguyen Van Thuan.

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Según el purpurado francés, que le precedió como presidente del Consejo Pontificio para las Justicia y la Paz, «el testimonio del cardenal Van Thuan puede ayudar a todos los fieles a crecer en el amor a nuestra Iglesia católica».

El cardenal Van Tuahn pasó trece años en las cárceles comunistas, nueve de ellos en aislamiento, y en cada ocasión que podía repetía que no guardaba «ningún rencor» hacia sus carceleros.

La Editorial Ciudad Nueva de Madrid y la Fundación Logos Press de Roma han querido rendir homenaje al purpurdo fallecido el 16 de septiembre de 2002, editando el texto del retiro que dirigió en Roma a un grupo de sacerdotes con el título «El gozo de la esperanza».

En sus meditaciones, destaca la sugerencia de “las diez aes para recordar en la vida: adorar, amar, atender, abandonarse, aceptar, actuar, animar, apasionarse, aventurarse y alegrarse”.

En 1975, recién nombrado obispo coadjutor de Ho Chi Minh (antigua Saigón), fue arrestado. De los años de la cárcel hablaba siempre con humildad, y su cruz pectoral estaba hecha de madera, posteriormente recubierta de metal y fabricada por él mismo durante su aislamiento. La recoge la portada del libro.

Cuando recobró la libertad, el Papa lo nombró presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz y lo creó cardenal.

En su último retiro, dirigido a un grupo de cincuenta sacerdotes en febrero del 2002, les dijo, ya enfermo: «He venido por vuestra santificación, es lo más urgente».

El libro incluye la homilía del Papa en el funeral, en el que resaltó que «su secreto era una indómita confianza en Dios».

Uno de los asistentes al último retiro, el padre Dermot Ryan, escribe en el libro: «Para todos los participantes, ese retiro fue como un cenáculo en el que pudimos renovar profundamente nuestra fe y nuestra vocación sacerdotal, guiados por un maestro y mártir del siglo XX».

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ZENIT Staff

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