Pulso entre el gobierno y la población de Timor Oriental por la asignatura de religión

La supresión de su obligatoriedad siembra el descontento en las calles

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DILI, viernes, 6 mayo 2005 (ZENIT.org).- El pulso entre la población de Timor Oriental y el gobierno de la isla, nacido por la cuestión de la enseñanza de religión en las escuelas públicas, amenaza con degenerar en desórdenes y abierta violencia, alertó el miércoles la agencia «Fides» –de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos– informada por fuentes de la Iglesia local.

El ejecutivo aprobó en febrero una medida que convierte la enseñanza de religión en facultativa para los estudiantes, que pueden elegir asistir a las horas de la asignatura o no.

La disposición no ha encontrado la aprobación de la población, que desde hace más de dos semanas ha salido a las calles de la capital –Dili– en un número cercano a las 10 mil personas, cifra que preocupa porque el tono de la protesta no disminuye.

Por su parte, el gobierno ha sacado a las fuerzas del orden a las calles y ha protegido los edificios más importantes.

Timor Oriental es un estado asiático con una población –de más de 800 mil habitantes– en un 96% católica, herencia de la colonización portuguesa.

A mediados de abril comenzaron algunas manifestaciones pacíficas cuando los líderes de la Iglesia católica criticaron el gobierno por la medida sobre la enseñanza facultativa de la religión, explica «Fides».

Medios de información, también en radio, y discursos de los obispos invitaron a la gente a protestar para pedir la revocación de la medida, pero el primer ministro Mari Bin Amude Alkatiri (musulmán) no ha cedido a la solicitud y a las protestas poco a poco han ido aumentando.

La Iglesia Católica ha propuesto que la enseñanza de la religión siga siendo obligatoria, planteando que podría incluir también los fundamentos del Protestantismo y del Islam a fin de salir al encuentro de las minorías religiosas.

Al contrario de cuanto se esperaba, el jueves el gobierno y la Iglesia en Timor Oriental no firmaron la Declaración Conjunta que pondría fin a la manifestación antigubernamental.

Aunque no se ha alcanzado aún el acuerdo capaz de poner fin a las manifestaciones motivadas por la decisión de la autoridad de suprimir la obligatoriedad de la asignatura de religión y moral de las escuelas, que ha llevado a exigir la dimisión de Alkatiri, el presidente mantiene en su agenda una visita al interior del país este viernes, previendo su regreso a Dili el 11 de mayo.

Algunos observadores temen que grupos de opositores políticos puedan aprovechar la situación para desestabilizar a la joven república asiática, donde existe descontento social entre la población, aún asediada por la pobreza y el desempleo.

Timor Oriental, anexionada unilateralmente por Indonesia en 1976, fue escenario de una violencia atroz en las semanas siguientes al referéndum sobre la independencia de agosto de 1999. Desde el 20 de mayo de 2002, la República Democrática de Timor goza del reconocimiento de nación soberana y es miembro de la ONU.

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ZENIT Staff

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