¿Qué significa ser periodista católico? Responde el Papa

Reflejar en la vida profesional las enseñanzas de Jesús

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CIUDAD DEL VATICANO, 6 diciembre 2002 (ZENIT.org).- «¿Qué significa ser un periodista profesional católico?». Esta es la pregunta a la que lanzó Juan Pablo II este viernes al encontrarse con representantes de la Unión Católica Internacional de Prensa (UCIP).

La respuesta del Papa fue inmediata: «Significa simplemente ser una persona íntegra, que en su vida personal y profesional refleja las enseñanzas de Jesús y del Evangelio».

Escuchaban al Papa unos cien periodistas católicos que participan en la jornada convocada en Roma este viernes para celebrar los 75 años de vida de la UCIP.

«Significa –insistió– luchar por los ideales más elevados de excelencia profesional, siendo un hombre o una mujer de oración que busca siempre dar lo mejor que puede ofrecer».

«Significa tener el valor para buscar e informar sobre la verdad, incluso cuando la verdad es incómoda o no es considerada como «políticamente correcta»», aclaró.

«Significa ser sensible a los aspectos morales, religiosos y espirituales de la vida humana, aspectos que con frecuencia son mal comprendidos o deliberadamente ignorados», dijo.

«Significa –subrayó– informar no sólo de los crímenes y tragedias que tienen lugar, sino también de las acciones positivas y ennoblecedoras realizadas a favor de los necesitados: los pobres, los enfermos, los discapacitados, los débiles, aquellos que de otro modo son olvidados por la sociedad».

«Significa –dijo por último– ofrecer ejemplos de esperanza y heroísmo a un mundo que siente una necesidad desesperada de ambos».

El Papa concluyó asegurando que éste es «el espíritu que la UCIP debe luchar siempre por imbuir en sus miembros y actividades» para que esta «organización siga siendo una fuente de compañerismo y apoyo para los católicos que trabajan en el mundo del periodismo».

En el encuentro, el Papa constató el crecimiento de la UCIP ofreciendo dos cifras: el primer congreso mundial, celebrado en 1930, reunió a 230 periodistas católicos de 33 países diferentes; el último, celebrado el año pasado, congregó a 1080 periodistas católicos de 106 países del mundo.

Antes de participar en la audiencia del Papa, los periodistas asistieron a la misa celebrada en la Basílica de San Pedro por el arzobispo John Foley, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.

En su homilía, al comentar el milagro del ciego de nacimiento, el arzobispo estadounidense hizo una analogía con la vocación propia del periodista católico: llevar la luz de la verdad, abrir los ojos a las dimensiones del Espíritu, en un mundo en el que las motivaciones políticas y económicas parecen ser lo único que importa.

La luz de la verdad, aseguró, sabe leer con más profundidad hechos dramáticos como el terrorismo, el fundamentalismo islámico, sabe mostrar con hechos la paternidad de Dios y la fraternidad que une a la familia humana.

Concluyó ofreciendo un ideal exigente: el periodista católico no sólo debe buscar un elevado nivel de profesional, sino también el heroísmo moral. «Tenemos la obligación de ser santos, para arrojar rayos de luz y, como Jesús, dar la vista a los ciegos».

Más información sobre la Unión Católica Internacional de Prensa (UCIP) en http://www.ucip.ch.

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ZENIT Staff

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