¿Qué va a pasar con Sudán?

Algunos tienen miedo a la catástrofe, otros aclaman la “Nueva Ola de Independencia”

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

Por Paul De Maeyer

ROMA, jueves 13 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El pasado domingo, el “gran día” empezó para el sur de Sudán, con la votación del referéndum que podía dar lugar a la nación más nueva de África.

El voto decidirá el futuro de la región, más o menos del tamaño de Francia y Alemania juntas. Los casi cuatro millones de personas que registraron su voto debían decidir si querían la independencia de Sudán o preferían seguir unidos,

El referéndum es una parte del Acuerdo General de Paz firmado en 2005 entre el régimen sudanés del presidente Omar al-Bashir y los rebeldes del People’s Liberation Army Movement (SPLA/M). Para ser válido este referéndum, se debe llegar al 60% de participación del total de registrados. Aunque la votación acabará el el sábado, el resultado final se hará público un mes después, el 6 de febrero (o el 14 del mismo mes si hay apelaciones).

Si los secesionistas ganan, la región se convertirá en el estado nº 54 de África el próximo 9 de julio, exactamente 6 años de la entrada en vigor del acuerdo de paz que puso fin a una sangrienta guerra civil (con al menos 2 millones de víctimas) entre los musulmanes del norte y los animistas del sur, que estalló en 1959 y duró, después de una gran pausa entre los años 1972-1983, hasta el 2005. No se sabe todavía qué nombre tendrá el nuevo país, pero destacando entre las diversas posibilidades hay nombres como Nuevo Sudán, República del Nilo o incluso Kush (o Cush, mencionado en la Biblia). Juba sería la capital.

¿Preparados?

Todo el mundo está de acuerdo en que el mayor desafío comenzará después de la probable independencia. La pregunta es si “el sur de Sudán está realmente preparado para la independencia?”, en la web de la BBC se respondía el pasado 4 de enero en Preguntas y Respuestas: “Para ser brutalmente honesto, no”. “Después de décadas de guerra, el sur de Sudán carece de todo”. “Una vez que la euforia por la independencia pase, ellos tendrán que afrontar la dura realidad de los miles y miles de sudaneses que habrán vuelto al sur y no tendrán nada”, dijo el obispo de El Obeid, monseñor Macram Max Gassis a Fides el sábado, “No hay escuelas, hospitales y casas y tampoco agua potable”, continuó el prelado, que teme el desastre humanitario que ocurriría si todo el sur de Sudán, cerca de 4 millones sólo en el área de Jartum,decidiera volver a esta región.

De acuerdo al informe Sudan Household Health de 2006, en algunas áreas de la región, la mortalidad infantil durante el primer año de vida sobrepasa los 110 muertos de cada 1.000 niños nacidos vivos. Como comparación, en Italia este porcentaje fue de 3,4 muertos (dato Istat) en el 2006. Otro peligro que amenaza el futuro de Juba, es el fantasma de nuevos conflictos armados, especialmente en las zonas que tienen petróleo.

El petróleo es, de hecho, la clave para entender el referéndum. Gracias a inversiones de China (Pekín no sólo ha construido calles, también el Gran Oleoducto del Nilo, que comienza en el estado del sur Unity, en árabe llamado al-Wada), Sudán se ha convertido en el tercer productor de petróleo de África, detrás de Nigeria y Angola. El problema de Jartum es muy simple: las principales zonas productoras de petróleo se concentran en el sur y en caso de independencia, el norte perdería el control de los pozos y por tanto el control de la producción. Pero el sur también tiene su propio problema con el petróleo, necesita la infraestructura del norte y el oleoducto made in China para ser capaz de exportar el oro negro.

Confirman estos temores las noticias que llegan de la disputada región de Abyei, que se extiende entre el norte y el sur, una región rica en petróleo y también en agua. Como informa Reuters, al menos 36 personas han muerto en enfrentamientos entre árabes nómadas y granjeros, que buscaban pastos y agua, coincidiendo la violencia con el referéndum. Mientras tanto, otros ataques se produjeron en el estado Unity, en la frontera con estados como Sur Kurdufan (perteneciente a la zona norte) y con Bahr el-Ghazal Norte (de la zona sur), según Reuters.

Abyei es una especie de microcosmos de conflictos que durante décadas se han producido en Sudán: una explosiva mezcla de tensiones étnicas, fronteras ambiguas, petróleo y rivalidades ancestrales. Líderes del Sudanese Dinka Ngok, grupo étnico de la zona sur, ha acusado abiertamente al régimen de Jartum de proveer de armas y material militar a los militantes del grupo Misseriya Arab presentes en la región de Abyei, grupo que además disfruta de un estatus especial y que en el presente está dirigido por una representación mixta, entre oficiales del SPLA/M y del National Congress Party.

Mucho dependerá del presidente Bashir, que ha asegurado que él respetará el resultado del referéndum, aunque él está convencido de que Juba “es incapaz de sustentar a sus ciudadanos, o formar un estado o gobierno” (Al Jazeehra 8 de enero). Bashir tiene sobre su cabeza una orden de arresto emitida por el International Criminal Court por crímenes contra la humanidad en Darfur. Sus promesas respecto al referéndum no han convencido a los observadores, que temen que use la vieja táctica de guerra “por vicarios”. En un titular publicado el pasado sábado por el New York Times, el presidente americano Barack Obama advirtió que “bajo ninguna circunstancia ninguno de los dos lados debería usar las fuerzas ‘vicarias’ en un esfuerzo por obtener una ventaja mientras esperamos los resultados finales”

Una cosa es cierta: el referéndum no gusta en Jartum. Para el ex-presidente sudanés Sadiq al-Mahdi, líder en los años 80 de una de los bandos más brutales de la guerra civil, el referéndum abre la caja de Pandora porque elimina las fronteras del periodo colonial. El New York Times sugirió lo mismo. También los expertos internacionales, como Phil Clark de la School of Oriental and African Studies de Londres, temen el efecto dominó, “África no necesita un nuevo mapa”, dijo Clark, según el New York Times.

Sin embargo, para el padre Sean O’Leary, director del Denis Hurley Peace Institute, con sede en Pretoria, (Sudáfrica), el referéndum sudanés un nuevo comienzo para todo el continente. “Este voto es importante, no sólo para la gente del sur de Sudán, sino que también es un potencial punto de partida para reescribir las diversas fronteras artificiales creadas en África durante la conferencia de Berlín de 1884-85”, dijo a Fides el viernes. “Podemos ver el principio de una nueva ola de independencia. Como en Sudáfrica en 1994, estamos presenciando el nacimiento de una nueva nación”.

Por Paul de Maeyer, traducido del inglés por Carmen Álvarez.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación