Queremos seguir sirviendo a la Iglesia donde más nos necesite según nuestro carisma

Entrevista con la superiora general de las Hermanas Misioneras de la Asunción

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SAN JOSÉ DE COSTA RICA, lunes 23 enero 2012 (ZENIT.org).- La hermana Irene Robles Vega, superiora general de las Hermanas Misioneras de la Asunción, fundación costarricense, explica en esta entrevista el carisma y planes de la congregación en vistas a su próximo capítulo general.

La Congregación de las Hermanas Misioneras de la Asunción, es una sólida comunidad de religiosas nacida en Costa Rica y fundada por monseñor Víctor Sanabria Martínez en 1950.

Las primeras jóvenes que con valentía enfrentaron el desafío de monseñor Sanabria fueron: Herminia Bonilla Salas, Lidia Esquivel Herrera, Hilda Bolaños Morales, Socorro Torres Murillo y Aída Gamboa Escalante, pertenecientes a la Acción Católica. Pero no estaban solas. Dos sacerdotes secundaron la inspiración del fundador: Carlos Humberto Rodríguez y Rafael María Guillén. Ellos se encargaron de dar una sólida formación espiritual, doctrinal y apostólica a las que iniciaban esta obra, configurando un nuevo modo de vida y de servicio en la Iglesia.

¿Nos puede relatar en breves palabras el peregrinar histórico de las Hermanas de la Asunción?

–Hermana Irene: Aquí podría decir que hemos hecho camino al andar. En los inicios, monseñor nos decía: “Estamos abriendo el surco y sembrando la semilla ¿germinará? Sólo Dios sabe, pero tengan fe que la obra es de Dios” y hoy podemos decir que, guiadas por el Espíritu Santo, hemos caminado en esperanza confiando en la Divina Providencia.

Somos una congregación costarricense de derecho diocesano fundada por monseñor Víctor Manuel Sanabria con el objetivo de combatir la ignorancia religiosa y llevar el mensaje de Cristo a los lugares más alejados.

Basadas en el carisma de nuestra congregación, que se podría concretar en el lema: ama, ora y evangeliza, llevamos a cabo diferentes tipos de actividades. Desde esta iluminación se despliega nuestra labor evangelizadora en las áreas de catequesis, de pastoral social y en centros de animación pastoral.

Contamos con diez casas, siete en Costa Rica, dos en República Dominicana y una en Nicaragua. Trabajamos en distintas áreas.

En el área de catequesis nuestra labor se concentra en las parroquias donde estamos presentes. En cada una de ellas atendemos la formación de los catequistas y catequizandos, en todos los niveles, para la recepción de los sacramentos.

En el área de pastoral social nuestro trabajo está dirigido a las personas de escasos recursos. A estos se les ofrece orientación, formación y asistencia. Este trabajo lo hacemos desde la labor parroquial y con el apoyo de seglares comprometidos.

En esta misma área también atendemos a niños y niñas con riesgo social. Albergamos a setenta, a quienes brindamos cariño, atención, educación, cubriendo así todas las necesidades básicas las 24 horas del día. Esperamos para ellos y ellas, un futuro mejor.

Otra labor es la que realizamos en los centros de animación pastoral o cuasi parroquias. Aquí damos formación a los catequistas y catequizandos para todos los niveles, del mismo modo que se hace en las parroquias. De esta manera, ofrecemos formación a los catequistas del sacramento del Bautismo, de la Reconciliación, de la Eucaristía y de la Confirmación, siguiendo siempre los lineamientos de la Iglesia de cada país.

Abiertas a la acción del Espíritu Santo queremos, con la ayuda de Dios, continuar sirviendo a la Iglesia en donde más nos necesite según nuestro carisma.

¿Cómo fue la adaptación de la Congregación ante los cambios requeridos por el Concilio Vaticano II, aquí en nuestra tierra, en concreto en su documento sobre la vida religiosa Perfectae Caritatis?

–Hermana Irene: Mi criterio es que al tener nuestra congregación los inicios poco antes del Concilio, la adecuada adaptación y renovación de la vida religiosa no fue necesaria pues monseñor ya tenía toda esta visión y así nos fundó.

Muchos teólogos se han atrevido a señalar que de una u otra manera Sanabria presintió el Concilio Vaticano II, tenía un olfato profético de un horizonte renovador de la Iglesia Católica.

¿Cómo ha afectado la crisis vocacional a su congregación y qué estrategias se han planteado para enfrentar la situación?

–Hermana Irene: La estrategia es hacer más promoción desde el testimonio y acompañamiento. Creo que la crisis está en esto, a los jóvenes no se les da acompañamiento vocacional. Espero que el capítulo nos ayude mucho en este tema. Por otra parte debemos caminar siempre confiando en que Dios es el que maneja la historia.

¿Qué temas se plantea el capítulo general de las Hermanas de la Asunción?

–Hermana Irene: Los temas sugeridos por las hermanas son: estructuras, vida apostólica, y formación permanente.

Los retos no son fáciles pero ¿qué desafíos podría señalar para el futuro?

–Hermana Irene: El desafío más grande es estar presente donde la vida llama, esto es primordial, y trabajar desde la contemplación de Jesús Buen Pastor Sumo y Eterno Sacerdote amando orando y evangelizando”.

Por Oscar Lobo Oconitrillo

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ZENIT Staff

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