Quince años de relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede

Entrevista con el embajador Bravo Mena

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 27 septiembre 2007 (ZENIT.orgEl Observador).- A quince años de la reapertura de relaciones diplomáticas entre México y el Estado Vaticano, según indica el embajador Luís Felipe Bravo Mena, hay una serie de evidencias de que éstas se encuentran en el más amplio nivel de cooperación y de que se han superado los antiguos recelos entre ambos estados.

–¿Cómo ve usted las relaciones entre México y la Santa Sede?

–Luis Felipe Bravo Mena: Yo veo que van madurando y puedo asegurar, incluso con alegría, que las relaciones son espléndidas. La reciente visita del presidente Felipe Calderón al Santo Padre, alimentó en forma muy importante esta relación y, en fecha próxima lo hará a México el ministro de Relaciones Exteriores de la Santa Sede [el arzobispo Fernando Filoni, ndr.]: son síntomas claros de que estamos en un muy buen momento de las relaciones.

–Existen algunas trabas del pasado; ¿hay pendientes en la agenda?

–Luis Felipe Bravo Mena: La relación ha tomado confianza. Mis predecesores en la embajada hicieron bien su trabajo: se abrieron los canales que dejaron atrás los prejuicios. Por supuesto, la memoria histórica está presente. Pero ya sin tantas sombras. México es, hoy, un país con el que la Santa Sede puede hablar de todos los temas. Además, debo decir que se conocen los problemas de México al tiempo que se aprecia su historia y su tradición.

–¿Es un tema pendiente el respeto a la libertad religiosa?

–Luis Felipe Bravo Mena: La Santa Sede coloca este tema de manera permanente. Sin embargo, esto toca la relación entre Iglesia-Estado que en México lleva la Secretaría de Gobernación.

–¿Cómo se pueden enriquecer mutuamente México y la Santa Sede?

–Luis Felipe Bravo Mena: Del lado de México, estamos haciendo un esfuerzo muy grande para que México sea conocido no sólo por sus problemas, sino, sobre todo, por sus tradiciones, su historia y la decisión democrática que ha tomado nuestro país. Por eso, esta Navidad, en el Aula Pablo VI, a un costado de la Basílica de San Pedro -por vez primera en la historia- México va a ser quien haga el nacimiento monumental. Será una muestra del arte barroco mexicano, con figuras creadas por Agustín Parra. También los cuatro ángeles de la Plaza de San Pedro serán mexicanos. El árbol de Navidad de del Aula Pablo VI será obra del artesano jalisciense Jesús Guerrero Santos.

–¿Es esto parte de la labor diplomática?

–Luis Felipe Bravo Mena: Por supuesto, tenemos que hacer que México se conozca en el Vaticano, y qué mejor que sea a través de expresiones tradicionales y de la cultura popular que es tan rica en nuestro país. Me parece un gesto de simpatía de la Santa Sede hacia México y una forma muy interesante de mostrar interés hacia la conmemoración de los 15 años de reapertura de las relaciones diplomáticas.

–¿Dónde hay un mayor punto de convergencia entre ambos estados?

–Luis Felipe Bravo Mena: Me parece que en la defensa de los derechos humanos y de la dignidad de la persona en los migrantes. La postura vaticana es de gran valor y coincide en todo con la postura de México ante quienes emigran, principalmente a los Estados Unidos.

–¿No hay una deuda pendiente con los centroamericanos que pasan por México?

–Luis Felipe Bravo Mena: Es cierto. Tenemos que homologar nuestro discurso sobre los mexicanos que emigran con el respeto a los que pasan o se quedan a vivir en México desde la frontera sur. El Presidente Calderón lo sabe muy bien, que lo que decimos hacia fuera lo practiquemos hacia dentro.

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ZENIT Staff

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