Las promesas y esperanzas de paz no llegan a Kivu del Norte (República Democrática del Congo), según denuncian los misioneros salesianos presentes en el país desde hace más de 25 años.
“La realidad de Goma es que la inseguridad y la miseria aumentan. Por el día todo parece normal, pero hay muchas armas de fuego, por la noche hay tiroteos y mucha delincuencia”, explica Piero Gavioli, director del centro salesiano Don Bosco Ngangi, con más de 3.500 niños y jóvenes a los que educan y dan atención.
“La debilidad de las autoridades y la ausencia del gobierno no ayudan a mejorar la situación en la zona, donde se sigue habiendo ataques, saqueos, violaciones… Las familias abandonan sus hogares en el campo y se vienen a la ciudad”, añade el misionero salesiano.
En la ciudad, las cosas no son mejores: aumento de precios de los alimentos, hambre, falta de atención sanitaria y de acceso a los medicamentos… “En el centro Don Bosco tratamos de ayudar a estas familias que lo están pasando mal. Les ofrecemos alimentos, atendemos a los niños desnutridos, más de un centenar en estos momentos, y en nuestra pequeña clínica tratamos a las personas más necesitadas”, subraya el misionero.
El centro Don Bosco Ngangi lleva más de 25 años trabajando y ha atendido a miles de familias y más de 35.000 jóvenes se han formado en sus aulas. Hoy, la situación es difícil, pero los misioneros salesianos siguen ofreciendo su ayuda a la población más vulnerable y continúan trabajando para que los derechos de los niños se respeten.
Desde las Misiones Salesianas, se unen al llamamiento de ayuda y a la petición para que la comunidad internacional trabaje por una paz duradera en la República Democrática del Congo.