Radiografía judicial del Vaticano en 2006

Aportada por el promotor de justicia en la apertura del Año Judicial 2007

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 18 enero 2007 (ZENIT.org).- Capacidad para mantener un equilibrio entre el número de casos que se reciben y los que se despachan: así mantuvo su actividad el año pasado la justicia vaticana.

De ello dio cuenta el sábado el promotor de justicia Nicola Picardi, durante la apertura del Año Judicial 2007 del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano.

«La justicia vaticana, durante 2006, fue capaz de despachar un numero de procedimientos sustancialmente equivalentes a los que llegaron» para el Tribunal y el 99,2% para la Oficina del promotor de justicia, apuntó en su relación difundida por la emisora pontificia.

Ello se traduce en 341 procedimientos civiles y 486 procedimientos penales examinados.

El elevado grado de gestión registrado fue posible también gracias al nombramiento, a finales de 2005, de un promotor de justicia adjunto, seguido a finales del año pasado del de un juez adjunto.

En cuanto al tipo de delitos «la gran mayoría de los procedimientos se refieren a robos, por lo que aún es elevado el porcentaje de casos cuyos responsables son desconocidos, también por que en la mayoría de las ocasiones se refugian en Italia y pasan, por lo tanto, a la jurisdicción del juez italiano, siguiendo el artículo 22 del Tratado Lateranense», puntualizó Picardi.

A estos delitos, se añaden los frecuentes de estafas, falsificaciones y hurtos.

En conjunto, en los últimos ocho años, ha habido un incremento de los procedimientos civiles del 19,4%, mientras que los penales han disminuido para el juez único –después de la despenalización decidida con ley de 1994- y han aumentado para el promotor de justicia.

Para mejorar la eficacia del sector, sugirió Picardi «una utilización más racional de los recursos disponibles» y «una repartición diferente del volumen de asuntos entre tribunal y juez único, a fin de obtener mejores niveles de productividad».

Reiteró también su reflexión sobre el fenómeno del terrorismo internacional: «Parece requerir nuevas formas de cooperación orientadas a la conciliación de la libertad de circulación de personas con el perfeccionamiento de medidas de protección de la seguridad».

De ahí que subrayara «la oportunidad de examinar, con toda posible ponderación», la eventual adhesión del Estado de la Ciudad del Vaticano al Convenio de Schengen y a la relativa Convención, «abiertos también a Estados no miembros de la Unión Europea».

Su sugerencia se enmarca en la salvaguarda de «las peculiaridades del ordenamiento jurídico vaticano».

Las normas del Convenio de Shengen -forman parte de la legislación de la Unión Europea- reglamentan la libre circulación de las personas en el interior del espacio europeo. Busca suprimir los controles en las fronteras interiores entre los Estados signatarios mientras que refuerza los controles en las fronteras exteriores.

Con el fin de conciliar libertad y seguridad, esta libre circulación se acompaña de medidas compensatorias por las que se trata de mejorar la coordinación entre los servicios de policía, aduanas y justicia y de adoptar las medidas necesarias para combatir, en particular, el terrorismo y la criminalidad organizada.

Censo

Actualmente el número de personas que viven efectivamente en el Vaticano son 492. Los ciudadanos son 527, de los cuales 287 son diplomáticos y miembros de representaciones pontificias en el extranjero, y por lo tanto no residentes; por otro lado, hay 252 residentes no ciudadanos en el citado territorio.

Es sólo aparente la proporción de procedimientos comparándola con la cifra de la población en el Vaticano. Y es que en el territorio circulan anualmente 18 millones de peregrinos y turistas.

De ahí que numerosos robos, por ejemplo, tengan que ver con personas de paso, y que muchos procedimientos incoados en el Vaticano se refieran a partes residentes en el extranjero o a contratos estipulados igualmente fuera del territorio.

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ZENIT Staff

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