Rafael Guízar Valencia, el primer obispo nacido en Latinoamérica que será proclamado santo

Entrevista con el vicepostulador de la causa de canonización

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XALAPA, miércoles, 4 octubre 2006 (ZENIT.orgEl Observador).- El domingo 15 de octubre Benedicto XVI canonizará en la plaza de San Pedro a monseñor Rafael Guízar Valencia, obispo mexicano de Veracruz (1878-1938), quien se convertirá en el primer obispo santo nacido en América Latina.

Para conocer nuevos aspectos sobre su figura, hemos entrevistado al padre Rafael González Hernández, vicepostulador de su causa de canonización.

–¿Cuándo inició el proceso de canonización de monseñor Rafael Guízar y qué pasos se han dado para llegar a la aprobación del último milagro?

–Padre Rafael González: El proceso nace, propiamente dicho, en el año de 1951 dado que el año anterior (1950), fue exhumado monseñor Guízar, del panteón antiguo de Xalapa, para trasladar sus restos a una cripta en la catedral. Fue allí donde Dios Nuestro Señor, puso el detonante para iniciar el proceso de beatificación y canonización, pues encontraron, luego de 12 años de haber sido sepultado, su cuerpo incorrupto. Naturalmente que la incorrupción no es causa de canonizar o beatificar a nadie, pero si puedo decir, que ese hecho insólito, fue el detonante para iniciar el proceso, lo cual fue en el año de 1951, con el sucesor inmediato de monseñor Guízar, el Excmo. Sr. Don Manuel Pío López Estrada, sexto obispo de Veracruz y luego primer arzobispo de Xalapa. Desde entonces se dieron los pasos para demostrar: fama de santidad, proceso de escritos, de no culto, de virtudes heroicas y dos procesos acerca de dos milagros, uno para la beatificación y otro para la canonización.

–Han pasado más de 50 años en este largo camino del proceso. ¿Cuál ha sido la mayor dificultad que se tuvo que afrontar?

–Padre Rafael González: Un proceso de esta naturaleza, siempre es muy difícil, pues así como en la justicia de los hombres se hace un proceso judicial para demostrar que alguien ha delinquido y que por lo tanto merece una pena; en este caso, como es un proceso de canonización, se hace también un proceso judicial, para demostrar que alguien no ha delinquido en la vida, que ha llevado su vida conforme al evangelio y que por lo tanto es candidato a los altares. Eso comporta muchas dificultades. Son 55 años de caminar en este proceso que finalmente llega a su coronamiento. Lo más difícil del proceso, a mi manera de ver, ha sido la presentación de los milagros, para su beatificación y canonización respectivamente, pues éstos se consideran «como la firma de Dios», para decirnos a los humanos, que monseñor Guízar goza de la patria eterna e intercede por nosotros.

–¿Cuáles han sido los dos milagros para aprobación de la beatificación y de la canonización?

–Padre Rafael González: Para la beatificación fue el nacimiento milagroso de un niño, concebido y gestado por una mujer genéticamente estéril, totalmente impedida para concebir, que tiene el «síndrome de Dubowitz», lo cual la hace físicamente incapaz de concebir y gestar (matriz infantil y sin mestruar), pero que por la intercesión de Mons. Guízar, pudo concebir y dar a luz un hijo. Para la canonización, fue la curación milagrosa de un niño, al cual le detectaron en el vientre materno, por un estudio de control prenatal de gabinete “labio leporino y paladar hendido”. Esto comprobado por tres ultrasonidos distintos, con médicos distintos, sin que supiera uno del otro, del diagnostico dado. Por intercesión del beato Rafael Guízar, este niño nació perfectamente sano. Ahora tiene tres años cumplidos e irá a Roma a canonización junto con sus padres.

–Además de estos milagros oficialmente reconocidos, ¿algunos más que nos quisiera comentar?

–Padre Rafael González: Si, hay muchos milagros más. Diariamente a las oficinas de la causa de canonización en la catedral de Xalapa, llegan muchos reportes de milagros, claro que no todos son para someterlos a un proceso riguroso como lo pide la Iglesia para las causas de los santos, pero sin son verdaderos milagros, aunque muchos de ellos sin poderse comprobar científicamente por falta de pruebas. Hay milagros del orden físico y moral.

–Muchas fueron las pruebas y sufrimientos que en vida monseñor Guízar tuvo que afrontar, ¿cuáles son las más significativas?

–Padre Rafael González: Monseñor Guízar sufrió particularmente los embates de la persecución religiosa en México siendo sacerdote, y particularmente la cruenta persecución religiosa en Veracruz siendo obispo. Estuvo amenazado de muerte, a punto de ser fusilado; vivió en medio de mucha pobreza y privaciones; anduvo a «salto de mata» para salvaguardar su vida y la de sus sacerdotes. En la asistencia a los pobres, dio verdaderamente su vida y todo lo que tenía, para lograr remediar aunque fuera en parte, las necesidades de aquellos que eran desposeídos. Sufrió calumnias, vejaciones, malos tratos y la carencia de un lugar fijo como residencia, pues por la persecución religiosa, tenía que andar siempre sin domicilio fijo, de un lado para otro.

–Sus biógrafos narran algunos dones sobrenaturales de monseñor Guízar, ¿nos podría hacer referencia a alguno de ellos?

–Padre Rafael González: Algunos hechos sobrenaturales de la vida de monseñor Guízar fueron, por ejemplo, un exorcismo que realizó siendo sacerdote, usando una hostia consagrada como arma contra el demonio, situación que le valió para liberar a la posesa de una manera espectacular, haciendo que los testigos de este acontecimiento, quedaran verdaderamente convencido de la santidad de monseñor Guízar y de su lucha y poder contra el enemigo. Algunas levitaciones en la celebración de la Eucaristía, la cual celebraba con verdadera unción. Aquí en Xalapa, existen ancianos que fueron testigos de esto. No se trata de fabulas ni de exageraciones, sino de hechos reales. Yo creo que los santos son fuera de serie, son personas «raras» en comparación al común de los mortales que no tenemos esta «madera de Dios» que los hace excepcionales.

El poder multiplicar los bienes a favor de los pobres y de su seminario, esto creo derivado de su gran confianza en la providencia divina, pues aunque pasaba muchas penurias y necesidades, nunca le faltó nada para asistir a los pobres y para sostener su seminario. Era un excelente administrador de los bienes temporales y vivía ejemplarmente pobre, con una pobreza humana y evangélica en el pleno sentido de la palabra.

La vivencia de las virtudes teologales, cardinales y otras como la obediencia, la humildad y el espíritu de sacrificio, fueron dadas a él de manera sobrenatural. Ello le valió que en vida le nombraran: «el santo obispo de Veracruz», cosa que no es fácil decir en vida a un obispo.

–¿Cuáles serían las principales virtudes que vivió con mayor intensidad?

–Padre Rafael González: La fe, la esperanza, la caridad principalmente; pero también la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, así como la obediencia, la humildad, la pureza de espíritu y el espíritu de sacrificio, entre otras que adornaron su alma sacerdotal y episcopal.

–Rafael Guízar será el primer obispo latinoamericano que llega a los altares, ¿tiene este hecho alguna relevancia para la iglesia latinoamericana?

–Padre Rafael González: El hecho que sea el primer obispo de América entera que llega a los altares, tiene una relevancia especial. Esto quiere decir que la fe en este continente, empieza a dar ya grandes frutos, no porque no los haya dado con las canonizaciones anteriores de hermanos nuestros de este continente, sino por tratarse de quien se trata, de un obispo, el primero de origen en este continente. Tenemos a Santo Toribio de Mogrovejo en el Perú, pero era riojano; así como a san Ezequiel Moreno en Colombia, pero también de origen riojano. Esto es grandemente significativo para
la iglesia de América, porque a partir de este hecho, esperamos que también otros obispos de aquí, lleguen a los altares.

–Una de las características de su magisterio pastoral era el espíritu misionero, ¿en qué momento de su vida lo podemos ver más claro?

–Padre Rafael González: En su diócesis de Zamora como sacerdote y prebendado de la catedral y padre espiritual del seminario, allí daba misiones en distintos sitios de Michoacán. En el seminario «se adelantó al Concilio Vaticano II» dado que enseñaba a los alumnos «el arte de misionar» haciendo que lo acompañaran a las misiones que daba. Misionó en distintos estados de la República Mexicana siendo sacerdote, así como en Cuba, donde realizó misiones en la Habana, Santiago, Cienfuegos y otros lugares donde aun lo recuerdan. Recientemente la Conferencia Episcopal Cubana, le rindió un homenaje, poniendo una placa alusiva en lo que fue la iglesia de san Felipe Neri (ahora un salón diverso), lugar donde fue consagrado obispo, para recordar la gran labor evangelizadora y misionera que el realizó en la isla.

En Veracruz, cuando llegó como obispo, fue el evangelizador de estas tierras, pues si bien la fe entró al continente por la Villa Rica de la Vera Cruz, sólo pasó, dado que los misioneros se fueron al altiplano y al bajío, no se quedaron aquí. Después venían de vez en cuando para atender las pequeñas fundaciones que dejaron, pero eso era esporádico. Fue necesario que llegara a Veracruz monseñor Guízar, para que evangelizara estas tierras mediante sus misiones. A todos nos enseñó a amar a Cristo en la Eucaristía, a amar a la Santísima Virgen María, mediante cantos, mediante la enseñanza de su catecismo. Con ese catecismo fui preparado a mi primera comunión, al igual que muchas generaciones de veracruzanos. Por ello es que lo consideramos nuestro evangelizador en Veracruz, comparable en su grado, a fr. Junípero Serra para las Californias.

–¿Qué significado tendrá para la Iglesia en México la próxima canonización de monseñor Rafael Guízar?

–Padre Rafael González: Para la iglesia de México, es un gran gozo y una gran esperanza tener al primer obispo santo entre sus filas. Creo que particularmente la Conferencia Episcopal Mexicana, se sentirá aludida en buen modo, por este don de Dios para su iglesia en nuestra patria.

–Para las diócesis de Veracruz ¿tendría un significado especial?

–Padre Rafael González: Para las actuales diócesis de Veracruz, y particularmente para la arquidiócesis de Xalapa, que fuera sede de su episcopado, creo que es una bendición de Dios y una gran distinción. Al mismo tiempo es un reto para los sacerdotes y los obispos pues tenemos un gran modelo a imitar en sus virtudes cristianas y humanas, y en su «gran celo por la salvación de las almas». Al mismo tiempo es nuestro gran intercesor que en todo momento ruega en la presencia de Dios por nosotros. Ahora le podemos decir con propiedad: ¡san Rafael Guízar y Valencia, ruega por nosotros!

Entrevista realizada por Rafael Jácome, L.C.

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ZENIT Staff

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