Ratzinger: San Agustín también vivió «el vacío de las ideologías»

Concluye las celebraciones del 1650 aniversario del nacimiento del santo

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OSTIA, lunes, 15 noviembre 2004 (ZENIT.org).- El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, concluyó este domingo las celebraciones con motivo del 1650 aniversario del nacimiento de san Agustín de Hipona, reflexionando sobre la actualidad de este filósofo y teólogo.

Durante una solemne misa en la Basílica de Santa Áurea, en Ostia (localidad cercana a Roma), el purpurado bávaro profundizó en los «dos obstáculos» en el camino «hacia la conversión» del santo de Tagaste: «el espíritu de independencia y su soberbia intelectual, que le llevó, en un primer momento, a adherir a una religión «material», el Maniqueísmo».

«Agustín experimentó profundamente la libertad hasta convertirse en su esclavo, como el Hijo Pródigo, quien acabó siendo guardián de cerdos y comiendo algarrobas. Si somos sinceros con nosotros mismos, no podemos negar que esa parábola refleja plenamente nuestra condición existencial. La auténtica libertad está sólo en la amistad con el Señor».

«Palabras como amor eterno y sabiduría no están de moda. Agustín, quien vivió en una época muy semejante a la nuestra, llegó a definir la sabiduría como una «palabra extranjera»», explicó el cardenal en la homilía.

«Experimentando el gran vacío de las ideologías de su tiempo, Agustín sintió una gran sed de esa Verdad que abre el camino a la Vida –añadió–. Comprendió que nadie es capaz de llegar a Dios con sus propias fuerzas y al final descubrió que la auténtica Sabiduría es Cristo».

«El cristianismo no es moralismo sino don del amor de Dios», explicó Ratzinger sintetizando el pensamiento de san Agustín.

Al final de la celebración eucarística, los restos fueron expuestos en la Basílica. El santo en vida permaneció en Ostia unos seis meses, en los que vivió sus momentos místicos más intensos, junto a su Madre, santa Mónica. Dio testimonio de aquellos éxtasis en el libro IX de las «Confesiones».

En virtud de aquella experiencia, san Agustín ha sido proclamado por la Congregación del Culto Divino, en virtud de un decreto del 21 de febrero de 2004, «patrono ante Dios de la ciudad de Ostia».

Con motivo del aniversario, las reliquias del santo han visitado por primera vez Roma y durante la semana pasada se han tenido lugar encuentros de oración en diferentes lugares de la Ciudad Eterna. Juan Pablo II acogió las reliquias de san Agustín en su capilla privada el jueves.

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ZENIT Staff

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