Reconocer dos Estados para Israel y Palestina favorecerá la paz

Propuesta de la Santa Sede en la ONU

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NUEVA YORK, lunes, 12 noviembre 2007 (ZENIT.org).- La Santa Sede está convencida de que el reconocimiento de dos Estados, el de Israel y el de Palestina, constituye la mejor manera para superar el conflicto entre estos dos pueblos, así como la crisis en Oriente Medio.

Así lo explicó el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el 8 de noviembre, al intervenir en la sesión de la asamblea general de esa institución que afrontaba la cuestión de los refugiados palestinos en Oriente Medio.

«Posponer sin fin la resolución del conflicto israelo-palestino rechazando la negociación, quiere decir perpetuar la injusticia y perjudicar sobre todo a los pueblos inocentes que viven en la región», denunció el 8 de noviembre el arzobispo Migliore

«No puede ser ignorado el hecho de que el conflicto israelí-palestino continua generando inestabilidad en Medio Oriente», denunció el representante papal.

Resolver esta crisis «es una responsabilidad primaria, no de los países que forman el cuarteto mediador, sino sobre todo de las dos partes y de los países confinantes».

«Es indispensable que israelíes y palestinos inicien cuanto antes negociaciones efectivas sobre la solución de dos estados», aseguró.

Por este motivo, comunicó el deseo de la Santa Sede para que la Conferencia internacional de Paz, programada para finales de este mes, acelere el proceso hacia la definición de un acuerdo realista entre las dos partes.

Monseñor Migliore subrayó también el papel que pueden ofrecer las diferentes confesiones religiosas en Tierra Santa para superar la crisis.

La Santa Sede, reveló, está a favor «de un estatuto especial para la Ciudad de Jerusalén», que garantice su identidad de ciudad santa de tres religiones.

En este contexto consideró que el muro de seguridad israelí «pone muchas dificultades a la libertad de movimiento» y es un inconveniente para el diálogo.

«Es necesario aprender de aquellos que en otros contextos han conseguido poner fin a la violencia», advirtió por último.

«Es necesario un diálogo paciente, una confianza perseverante, la superación de prejuicios culturales y religiosos y aquel deseo de paz que ha llevado a tantos pueblos a recuperar la armonía después de la devastación, el odio y la violencia», concluyó.

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ZENIT Staff

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