Recordando al beato Juan Duns Scoto, teólogo de la Inmaculada

A las puertas de la novena de la fiesta nacional del 8 de diciembre

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ROMA, jueves 29 noviembre 2012 (ZENIT.org).– Estamos a las puertas de la novena de preparación por la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María. El significado de este dogma, proclamado en 1854 por el beato Pío IX, está en la propia oración de la liturgia «Oh Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro… ». Para comprender mejor su teología, bueno es conocer al que la inspiró, el beato Juan Duns Scoto.

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Por Girolamo Pica

El beato Juan Duns Scoto nació en una pequeña ciudad de Escocia llamada Duns, cerca de Berwick. La homonimia entre su nombre y su ciudad de nacimiento no es casual. Era una práctica común en la Edad Media añadir al nombre propio de una persona también el de su lugar de origen para conocer su procedencia.

La fecha exacta del nacimiento del beato, sin embargo, no se conoce de forma exacta, oscilando entre el 23 de diciembre de 1265 y marzo de 1266.

Lamentablemente, de la familia de Duns Scoto tenemos poca información. Sabemos que su padre era un rico terrateniente, llamado Niniano Duns de Littledean. Su tío, fray Elías, entró en los Hermanos Menores y fue vicario general de Escocia.

Sabemos que Juan asistió a la escuela local, donde aprendió a leer y escribir. A los 14 años, quizá también gracias a la intercesión de su tío fray Elías, entró en el convento de Dumfries y a los 15 años, a finales de 1280, se vistió con el habito franciscano.

Al finalizar el noviciado, hecha la profesión religiosa con los tres votos de castidad, pobreza y obediencia, se le invitó a completar su formación en el Estudio franciscano de Northampton. A continuación, le mandaron a Oxford, donde continuó su formación

El joven fraile escocés daba inicio así a la primera parte de su formación académica, que le condujo al sacerdocio el 17 de marzo de 1291 en Northampton, en la iglesia de San Andrés, a manos de monseñor Oliver Sutton.

Fray Juan, que desde pequeño había mostrado poseer una inteligencia brillante y profunda, ahora tenía la posibilidad de distinguirse aún más en una ciudad como Oxford, ya entonces conocida por grandes figuras de excelentes estudiosos.

Por lo que sabemos, su formación en Oxford se prolongó, casi de forma ininterrumpida hasta al menos julio de 1300, cuando recibe de manos del obispo Dalderby el permiso para oir confesiones en la iglesia franciscana de la ciudad.

La formación intelectual, que el beato Juan Duns Scoto había recibido a este punto, era ya verdaderamente especial y reservada solamente a muy pocos estudiantes especialmente capacitados. Si consideramos el sistema formativo seguido en Oxford en aquella época, probablemente Scoto había realizado ya unos nueve años de estudios filosóficos y once de estudios teológicos. Otro año más, servirá a Scoto para convertirse en doctor en Teología y poder enseñar, y esto lo realizó en la todavía más famosa Universidad de París, después de 1301, donde fue enviado por sus superiores.

De este periodo es el primer testimonio escrito relacionado con las dotes intelectuales y espirituales del beato Juan Dusn Scoto. Nos llega por una carta de presentación del ministro general de la orden de los Frailes Menores, Gonzalo de España, escrito por nuestro beato en el acto de su ingreso en la comunidad de París: «Con la presente confío a vuestra caridad al padre Juan Scoto, santificado en Cristo. He visto perfectamente su vida virtuosa, la ciencia eminente, el sutil empeño como otras cualidades excelentes, en parte a través de mi experiencia personal, y en parte de su fama conocida en todas partes».

Sabemos, además, que en 1303 el beato Juan Duns Scoto tuvo que dejar París, para defender a Bonifacio VIII contra el rey de Francia Felipe el Hermoso, sacrificando así su carrera universitaria por permanecer fiel al papa. Al año siguiente se le concedió volver y allí continuó desarrollando su actividad como profesor y escritor por otros cuatro años, hasta 1307, cuando le transfirieron a Colonia. Esta fue también la última etapa terrena de la vida del fraile escocés.

La fecha de su nacimiento al cielo se conoce tradicionalmente por el 8 de noviembre de 1308.

Todavía hoy en la iglesia franciscana de la Santa Cruz en Colonia, Alemania, se pueden leer en su tumba los célebres versos que resumen en latín las cuatros etapas principales de su vida: «Escocia me vio nacer, Inglaterra me educó; Francia me acogió y Colonia tiene mi monumento».

El 15 de noviembre de 1980 el papa Juan Pablo II rindió homenaje a la tumba del beato, llamándolo muy expresivamente: «Poderosa torre que se eleva hacia el cielo como testimonio de fe». Venerado como beato en las diócesis de Colonia y de Nola, su nombre fue incluido en el Martyrologium Franciscanum, mientras que su culto fue reconocido por Juan Pablo II el 20 de marzo de 1993.

El papa Benedicto XVI, así explica en su carta apostólica, escrita en ocasión del séptimo centenario de la muerte del beato Juan Duns Scoto, el 8 de noviembre del 2008: «En efecto, uniendo la piedad y la investigación científica, […]con su fino ingenio penetró tan profundamente en los secretos de la verdad natural y revelada, y formuló una doctrina tan elevada que fue llamado «Doctor de la Orden», «Doctor sutil» y «Doctor mariano», llegando a ser maestro y guía de la escuela franciscana, luz y ejemplo para todo el pueblo cristiano ». […]

Sus obras y su pensamiento han fascinado a muchos filósofos y teólogos, pero también a fieles, entre los que podemos recordar al erudito franciscano Luca Wadding (1588-1657), el sencillo fraile san Humilde de Bisignano (1582-1637), la mística española María de Ágreda (1602-1665), san Maximiliano María Kolbe (1894-1941), el beato padre Gabriele Allegra (1907-1976), el primer presidente de la Comisión escotista, padre Carlo Balic (1899-1977).

(Extracto del volumen de Girolamo Pica, «El beato Giovanni Duns Scoto. Doctor de la Inmaculada», Elledici-Velar, Gorle.)

Traducido del italiano por Rocío Lancho García

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ZENIT Staff

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