Reflexiones de Vaclav Havel

El presidente de la República Checa, Vaclav Havel, publicó en el periódico «El País» un artículo donde reflexiona sobre la sociedad civil y algunos de sus enemigos. El ex disidente político, que sufrió bajo el régimen comunista, observó que aunque el comunismo pueda, de vez en cuando, coexistir con la propiedad privada, a veces con la empresa privada, jamás podría coexistir con una auténtica sociedad civil.

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El presidente de la República Checa, Vaclav Havel, publicó en el periódico «El País» un artículo donde reflexiona sobre la sociedad civil y algunos de sus enemigos. El ex disidente político, que sufrió bajo el régimen comunista, observó que aunque el comunismo pueda, de vez en cuando, coexistir con la propiedad privada, a veces con la empresa privada, jamás podría coexistir con una auténtica sociedad civil. El ataque más decisivo que acompañó a la instalación del poder comunista en todas partes fue el ataque contra la sociedad civil.
Aunque con la caída del comunismo se ha podido restaurar la libertad de expresión, Havel observa que para reconstruir la sociedad civil se requiere mucho más tiempo. La razón es evidente, afirma el presidente checo: «la sociedad civil es un organismo de intrincada estructura, muy frágil, y a veces hasta misterioso, que ha ido desarrollándose a lo largo de décadas, si no de siglos. Por lo tanto, tras muchos años en los que prácticamente no ha existido, la sociedad civil no puede ser restaurada desde arriba, o por autorización legal. Sus tres pilares -asociaciones privadas voluntarias, descentralización del Estado, delegación del poder político en entidades independientes- sólo se pueden reconstruir con paciencia.»
Havel opina que en los gobiernos postcomunistas los nuevos líderes no han dado suficiente importancia a la reconstrucción de la sociedad civil, o incluso en algunos casos se han opuesto activamente a ello. La razón es que, al llegar al poder, las élites son lentas en devolver la autoridad que han adquirido en sus nuevos puestos. Por lo tanto se da la situación irónica donde políticos de tendencia democrática, ahora defienden los exagerados poderes gubernamentales que dejó como reliquia la era comunista.
Como consecuencia todavía muchos colegios, hospitales, instituciones culturales y otros organismos siguen estando regidos por una administración centralizada, aunque podrían haberse transformado en organizaciones que el Estado puede vigilar de lejos o apoyar mediante procesos transparentes. Así que el líder checo se declara a favor de la descentralización de poder como principio, y en el caso concreto de su país critica a los políticos por no haber seguido ese camino.
Havel opina que en la base del argumento de que la sociedad civil representa un ataque contra el sistema político está el conocido rechazo a compartir el poder. Pero Havel afirma que la intención de la sociedad civil no es burlar al Parlamento o a los partidos; lo que pretende es capacitarles para que funcionen de la mejor manera posible. El presidente checo insiste en que «sin un fondo vivificante en forma de una sociedad civil de estructuración diversa, los partidos y las instituciones políticas se marchitan, pierden la inventiva y acaban convirtiéndose en aburridos grupos cerrados de profesionales de la política.»
Aparte de los argumentos económicos, que afirman la necesidad de reducir las tareas del gobierno y entregarlas a manos privadas, Havel propone otra razón mucho más importante para fortalecer a la sociedad civil. En su opinión es dentro de la sociedad donde la gente puede realizarse y se puede ver que los seres humanos no son sólo fabricantes, hombres de negocios o consumidores. La sociedad civil, en palabras del presidente, «es una de las formas clave en que podemos desplegar nuestra naturaleza humana en su totalidad».

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ZENIT Staff

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