Reforma educativa: el debate continúa

Reformar el sistema educativo en Estados Unidos es uno de los objetivos clave de la nueva administración federal, pero existe en este momento un amplio debate sobre el mejor modo de conseguirlo.

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24 mar 2001 (ZENIT.org).- Reformar el sistema educativo en Estados Unidos es uno de los objetivos clave de la nueva administración federal, pero existe en este momento un amplio debate sobre el mejor modo de conseguirlo.

Una posibilidad es confiar un mayor número de escuelas públicas a la empresa privada. En Nueva York, se está votando ahora para decidir si se podría permitir a una empresa privada, Escuelas Edison, encargarse de la gestión de cinco escuelas problemáticas, según informaba el «New York Times» del pasado 22 de marzo. Unos cinco mil padres están votando, mientras que tanto los partidarios del plan Edison como sus antagonistas buscan apoyos puerta a puerta.

La atención está centrada en Nueva York porque el sistema escolar es el mayor del país, con 1,1 millones de estudiantes y 78.000 profesores y administradores. Según un artículo del «Times» del pasado 22 de diciembre, la iniciativa de confiar las escuelas a Edison es una victoria del alcalde Rudolph W. Giuliani, quien presionó a favor de la privatización y destinó 60 millones de dólares -del presupuesto de 11.000 millones de la Junta de Educación- a un programa de gestión privada.

Las cinco escuelas del programa son tres de educación secundaria de Brooklyn, una de primaria en Manhattan, y una en el Bronx que tiene un preescolar de ocho grados.

Benno C. Schmidt Jr., ex presidente de la Universidad de Yale y ahora presidente de Edison, declaró que Edison había invertido en números redondos 1,5 millones de dólares en cada una de las 113 escuelas que gestiona en todo el país. Gran parte del gasto ha sido en tecnología, incluyendo ordenadores personales para cada estudiante a partir del tercer grado. Los ordenadores normalmente se distribuyen en el segundo año de gestión de una escuela por parte de Edison.

Según un artículo del número del 26 de marzo de «U.S. News and World Report», Edison ha realizado un buen trabajo en la transformación de las escuelas de San Francisco que están bajo su control. Por ejemplo, en una escuela primaria, asumida a mediados de 1998, «han subido las puntuaciones en los exámenes, y un sentido del orden y de los objetivos caracterizan ahora lo que una vez fueron caóticos pasillos y aulas de la Edison Charter Academy».

Sin embargo, la junta escolar de esta academia quiere ahora revocar la concesión a Edison. El asunto no parece guardar relación con el aspecto académico, según el «US News and World Report». Jill Wynns, presidente de la junta escolar, comentó que el problema es más de fondo: es el de gestionar una escuela pública con una finalidad lucrativa. «No creo que sea apropiado para el que toma decisiones educativas, tener un interés financiero en ellas», dijo Wynns.

Edison fue fundada en 1992 por Chris Whittle, y ha crecido rápidamente. Abrió sus primeras cuatro escuelas en 1995 y ahora mantiene tratos, con distritos escolares o autoridades encargadas de la concertación escolar, para la gestión de 113 escuelas con un total de 57.000 estudiantes -en su mayoría negros e hispanos con bajos ingresos familiares- de 45 ciudades. Hace unos días, en el área de Las Vegas, la junta escolar decidió la concesión de siete escuelas a la empresa.

La opinión sobre los resultados académicos de las escuelas gestionadas por Edison está dividida. Los detractores citan un reciente estudio de la Universidad del Oeste de Michigan -encargado por la Asociación Nacional de Educación, el mayor sindicato de profesores del país- según el cual los logros en las primeras diez escuelas de Edison son comparables a los realizados en las escuelas públicas normales de los mismos distritos. Pero Jane Hannaway, directora de política educativa del Urban Institute, se mostró impresionada por lo bien gestionadas que están las escuelas Edison. Dijo que el lucro que inspira a Edison no le preocupa. «Soy pragmática -dijo-. Estoy a favor de todo lo que ayude a los chicos pobres a mejorar».

Las escuelas católicas tienen más éxito

En el debate sobre cómo mejorar las escuelas, los reformadores podrían aprovechar el modelo católico. Un estudio que compara las escuelas públicas y las católicas en la ciudad de Nueva York, descubre que los estudiantes consiguen resultados equivalentes en los primeros grados, pero en el octavo grado los alumnos de la enseñanza pública se quedan considerablemente atrás en los exámenes estatales.

Según el «New York Times» del 22 de marzo, el estudio, hecho público el pasado miércoles, fue patrocinado por la Universidad de Nueva York y llevado a cabo por un partidario de la escuela pública junto con un defensor del apoyo a la enseñanza privada y católica mediante cheques escolares. El estudio revela que en el octavo grado la mitad de los alumnos de la escuela católica pasaron la prueba estatal de lectura y el 35% aprobó el examen de matemáticas. Entre los estudiantes de la escuela pública, el 42% superó el test de lectura y el 23% aprobó el de matemáticas.

El informe pone también de manifiesto que las escuelas católicas llegaron a este resultado con menos recursos. Hay un profesor por cada 21 alumnos en las escuelas católicas, mientras que en la enseñanza pública la proporción es de un profesor por cada 16 alumnos.

Mientras tanto, las escuelas católicas siguen su expansión estimuladas por una demanda siempre en aumento. El «Washington Post» informaba el pasado 20 de marzo de la situación en Virginia del Norte, donde hay muchos más padres que desean llevar a sus hijos a escuelas parroquiales que pupitres disponibles.

Desde 1990, el número de católicos que viven en la diócesis de Arlington, que comprende el norte de Virginia, ha crecido el 42%. Durante el mismo periodo, las matrículas en las escuelas católicas del área aumentaron un 49%. Mientras tanto, en la vecina archidiócesis de Washington, los católicos aumentaron sólo en un 16% en los noventa, pero nuevamente la población escolar lo hizo en una proporción superior: un 18%.

El debate sobre los bonos escolares

Desde la derrota de la propuesta del cheque escolar en las votaciones estatales del pasado noviembre en California y Michigan, los defensores de los bonos han enfrentado una batalla cuesta arriba. La situación empeoró en diciembre pasado, cuando un tribunal de apelación federal sentenció que el sistema de cheque escolar de Cleveland era inconstitucional porque vulneraba la separación entre Iglesia y Estado de la Primera Enmienda.

En aquel momento Richard W. Garnett, profesor adjunto de la Facultad de Derecho de Notre Dame, comentaba al «Washington Times» (14 de diciembre) que la «decisión es ciertamente equivocada, y será casi seguramente modificada por el Tribunal Supremo de Estados Unidos». Garnett indicaba que la sentencia del Tribunal Federal representaba una variación respecto a la tendencia de recientes decisiones del Tribunal Supremo. También afirmaba que facilitar la elección de escuela mediante bonos «no tiene nada que ver con financiar las escuelas religiosas o promover el «adoctrinamiento» religioso. Sí tiene relación sin embargo con la igualdad, libertad y simple justicia».

Mientras tanto, Milwaukee está impulsando un sistema de cheque escolar, mediante el cual los padres con reducidos ingresos pueden emplear fondos públicos para enviar a sus hijos a 103 escuelas privadas que, de otra manera, estarían fuera del alcance de su economía, informaba el «Washington Post» (20 de marzo).

El «Post» alimenta dudas sobre los beneficios académicos de este sistema, indicando que a los estudiantes con bonos escolares no se les pide que realicen las pruebas standard, y no pueden por ello ser comparados con quienes están en su misma situación en la escuela pública. El «Post» no se mostraba tampoco muy de acuerdo con el hecho de que las escuelas sean objeto de regulaciones mínimas, siguiendo la «a veces errónea teoría de que los pa
dres son los mejores árbitros de la calidad de la educación».

En respuesta, el «National Review Online», 21 de marzo, publicaba un artículo criticando la actitud del «Post» e indicando que muchos padres «se sorprenderán al saber que ellos se equivocan al creer que son los mejores árbitros de la calidad de la educación de sus hijos».

El «National Review» también indicaba que los partidarios de los bonos escolares no mantienen que todas las escuelas privadas tengan necesariamente la misma calidad, sino que «simplemente quieren que los padres disfruten de una mayor flexibilidad y puedan elegir dónde quieren enviar a sus hijos, si a la escuela pública o a la privada».

El debate sobre las diferentes propuestas de reforma educativa sin duda continuará, y solamente cabe esperar que en las medidas finales que se adopten, se ayude a los niños a adquirir una mejor educación.

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ZENIT Staff

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