Reino Unido: Un hospital conservaba fetos sin el permiso de los padres

El centro Alder Hey de Liverpool había realizado otras acciones ilegales

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LONDRES, 14 nov (ZENIT.org).- El hospital Alder Hey, de Liverpool (Reino Unido) se ve de nuevo sumido en escándalo por realizar acciones ilegales sobre niños muertos.

Si el año pasado se descubrió que, entre 1988 y 1995 había extirpado ilegalmente los órganos de cerca de 800 niños muertos, ahora se han hallado 400 fetos en uno de sus depósitos, al parecer almacenados sin el conocimiento ni consentimiento de los padres.

«¿Tienen a nuestros niños en su hospital?», es la pregunta que muchas familias formulan ahora a los responsables de este centro, pues, al parecer, los fetos almacenados procedían de abortos tanto naturales como voluntarios de distintos hospitales del noroeste de Inglaterra, principalmente de dos maternidades de Liverpool.

El portavoz del hospital confirmó la existencia de ese almacén, que ha sido descubierto precisamente durante la investigación abierta por el caso de la extirpación de órganos.

«Esto no tiene nada que ver con ese asunto, pero, por supuesto, debe ser aclarado. Lo que aún no sabemos –señaló– es si algunas mujeres dieron su consentimiento al almacenamiento de los fetos».

De hecho, Hugh Lamont, portavoz ejecutivo del Servicio de Salud del Noroeste, aseguró que algunos de los padres podían estar al corriente de los hechos.

El portavoz del hospital aseguró que se abriría una investigación. «Los fetos fueron enviados por los hospitales ante la posibilidad de requerirse el examen «post mortem». La cuestión es saber qué pasó después y por qué los conservamos».

Los afectados por el caso de las extirpaciones, que se unieron en una asociación, sostienen que «el hospital debería haber informado de esto meses antes, pues los fetos estaban allí sin el consentimiento de los padres».

«Nos sentimos horrorizados», dijo su portavoz. Hace unos días, el Colegio Médico del Reino Unido presentó una guía con las normas que los doctores deben seguir a la hora de extirpar los órganos de algún fallecido. Según el documento, los médicos tienen que consultar a la familia de la víctima e informarle de sus propósitos detalladamente.

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ZENIT Staff

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