Hrant Dink cayó tiroteado en Estambul en la tarde del viernes, cuando salía de la Redacción del semanario «Agos», del que era director y fundador. Tenía 53 años.
«Turquía: luto, indignación e inquietud por el homicidio de Dink» es el titular que, por su parte, el diario oficioso del Vaticano, «L’Osservatore Romano», lleva a sus páginas en su edición del domingo.
Esa reacción se ha suscitado no sólo en el país, sino en todo el continente europeo, por el crimen perpetrado contra «el periodista Hrant Dink –se lee en sus páginas-, conocido por las denuncias de lo que desde diversos sectores se define como el “genocidio de los armenios” en los años de la Primera Guerra Mundial».
Dink había sufrido procesos por presuntas ofensas a la identidad turca en el marco de una controvertida ley cuya derogación o modificación ha pedido la Unión Europea a Ankara, recuerda el diario vaticano.
El periodista asesinado era un intelectual «que sostenía la necesidad de debatir sobre la muerte» en Turquía «de un millón y medio de armenios»; «él era de origen armenio»; «Agos» se publicaba en turco y armenio; Dink «era prácticamente el símbolo de los armenios en Turquía» y «precisamente su empeño le había llevado muchas veces a ser objetivo de fuertes amenazas de ultranacionalistas turcos», explica Antonio Ferrari –del «Corriere della Sera»- a la emisora pontificia.
Denunció el nuncio apostólico en Ankara, el arzobispo Antonio Lucibello: «No se ha golpeado sólo a un cuerpo, sino a todo el tejido de la sociedad turca, precisamente en un momento en el que se está consolidando la democracia y se esta buscando un camino de comunión entre los diversos componentes del país» -recoge la agencia «AsiaNews.it» del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras-.
«Justamente en la semana de oración por la unidad de los cristianos, no podemos no unirnos al pesar de nuestros hermanos, demostrando nuestra solidaridad y cercanía», añadió.
«Deseamos de corazón que este acto no altere el clima pacífico y distendido que se había creado con la visita del Papa –exhorta su representante en el país- tanto entre los fieles como entre los responsables de las distintas religiones y confesiones cristinas presentes en el territorio turco».
Ya en la tarde del asesinato, diez mil personas se dieron cita en Taksim, la plaza más célebre de Estambul, y permanecieron allí toda la noche en señal de duelo por la desaparición del periodista de origen armenio. Igual sucedió en las principales plazas de Ankara, Bursa y Esmirna, donde se registró la presencia espontánea de unas 150 mil personas, recoge la agencia del PIME.
Ante este «bárbaro, desleal y vil asesinato», el patriarca armenio Mesrob II anunció quince días de luto; serán observados muy probablemente por los 80 mil armenios de Turquía y por los que están en la diáspora.
El martes se celebrará en Estambul el funeral por Dink. Por la mañana partirá el cortejo fúnebre hacia la puerta de la Redacción, donde tendrá lugar un acto civil. A continuación se celebrará el funeral religioso en la iglesia armenia de Kumkapi, dedicada a María Madre de Dios, sede del patriarcado armenio.
Ya ha sido detenido y ha confesado el presunto autor del asesinato del periodista. Se trata de Ogun Samast, que alcanzará los 18 años de edad a final de mes.
Según apunta este lunes la agencia del PIME, no muestra arrepentimiento alguno por el crimen (se siente «herido por las palabras del periodista armenio»), y también procede de Trebisonda, localidad originaria del asesino del padre Andrea Santoro.
