Representante papal impulsa la labor sanitaria de los católicos en Vietnam

Médicos católicos quieren crear un «hospital modelo» en Ho Chi Minh

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CIUDAD DEL VATICANO, 4 febrero 2003 (ZENIT.org).- Un representante de la Santa Sede visitó del 13 al 20 de enero Vietnam para encontrarse con las comunidades católicas y apoyar la obra de socio-caritativa que realiza la Iglesia en el país, especialmente en el campo de la sanidad.

El arzobispo alemán Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», organismo vaticano que distribuye las ayudas de Juan Pablo II y coordina la labor de las organizaciones de ayuda católicas, ha sido el primer representante vaticano que ha podido visitar libremente el país y contactar a las personas que quería, según ha explicado en una entrevista concedida a Zenit.

«Hasta ahora, la delegación vaticana era huésped del Gobierno y vivía en edificios indicados por el Gobierno –aclara–. Yo he podido dormir en Ho Chi Minh [la antigua Saigón] en la casa del obispo, monseñor Jean-Batptiste Pham Minh Mân. En las otras ciudades dormí en hoteles, pues no pude pernoctar en las casas de los obispos».

El objetivo más específico de la visita, según aclara, fue conocer sobre el terreno el proyecto de crear un «hospital modelo» bajo la responsabilidad de médicos católicos en Ho Chi Minh, que después podría extenderse a otras ciudades del país.

Con este objetivo, el arzobispo se reunió también con los responsables de Cáritas y con numerosas religiosas, que en Vietnam están sumamente comprometidas en el campo sanitario, pues «el gobierno deja espacio para estas iniciativas de beneficio para toda la sociedad», explica monseñor Cordes.

«En el norte estuvimos también en una leprosería –recuerda–. Se trata de una institución del Estado, pero permite que religiosas trabajen en ella. Han abierto incluso una capilla donde se puede rezar».

El arzobispo pudo constatar «el gran numero de vocaciones vietnamitas, especialmente de religiosas, aunque existe un numerus clausus», es decir, «sólo puede recibir a un número de religiosos establecido por las autoridades. Sucede lo mismo con los seminaristas. Además, en ocasiones las autoridades cancelan directamente el nombre de algunos candidatos».

Muchas de las religiosas pertenecen a la familia de las Amantes de la Cruz, surgida en Vietnam, y expandidas por casi todo el país.

Por lo que se refiere a la situación general de los católicos (el 6,82% de los 81 millones de vietnamitas), el prelado constata que se pueden constatar diferencias entre el sur y el norte. «En este último la libertad religiosa encuentra más dificultades», reconoce.

«Existe un grupo de sacerdotes más cercano al gobierno, aunque los obispos explican que no es como en China, donde existe una Iglesia patriota. Algunos tienen más simpatías con el gobierno, sobre todo a nivel del clero», afirma.

«Todavía no han llegado los nuevos movimientos o comunidades eclesiales de laicos –sigue revelando–. Lo único que pude ver en varios lugares son los grupos de oración de la Comunidad de Taizé, lo cual ha sido una auténtica sorpresa. Pude comprobar una cierta simpatía por parte de los obispos, quienes ven en esta comunidad una «escuela de oración» para los jóvenes vietnamitas».

«La vida religiosa de los católicos es muy dinámica –sigue diciendo–. Pude celebrar la misa dominical en Hanoi y la iglesia estaba llena de gente. Las primeras misas comienzan a las 4:30 en la mañana, y están llenas hasta los topes».

Por último, monseñor Cordes confiesa la impresión que le causó «la fuerza económica que pudo comprobar, sobre todo en el sur».

«Se veía una gran vitalidad en la calle, llena de gente, llena de motos por todos los sitios. Me parece que ahora vendrá un auténtico «boom» económico», opina.

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ZENIT Staff

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