Representante vaticano invita a acompañar al emigrante en su deportación

Monseñor Vegliò en el Encuentro latinoamericano sobre migraciones

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

BOGOTÁ, domingo, 21 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Las comunidades cristianas están invitadas a «acompañar a los migrantes en los procesos de deportación y expulsión, dado que en este ámbito actualmente no existe el acompañamiento por parte de las organizaciones sociales».

Lo dijo el presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes y los Itinerantes, monseñor Antonio María Vegliò, esta sábado en la homilía de la misa culminante del Encuentro continental latinoamericano sobre las migraciones, celebrado en Bogotá del 17 al 20 de noviembre.

El prelado destacó la conveniencia de que «las comunidades cristianas aprovechen la oportunidad de trabajar en equipos transfronterizos construyendo puentes sólidos para el beneficio de los migrantes».

En su homilía, también indicó otras sugerencias y desafíos planteados por el «aumento constante de las migraciones entre los países latinoamericanos y hacia otros países del mundo».

Invitó a apoyar iniciativas que favorezcan la organización de los grupos de migrantes, así como a contribuir a su capacitación y a consolidar la integración de los trabajadores migrantes en la agenda y la red de las organizaciones laborales existentes.

Y destacó la necesidad de «aumentar la colaboración con instituciones no-gubernamentales, gubernamentales y estatales» y de consolidar los programas de prevención del tráfico ilícito de migrantes.

En nombre de los representantes de 19 países participantes en el encuentro, pidió a los Gobiernos que revisen sus políticas y leyes que comprometan la tutela de los derechos fundamentales y que promuevan las que combaten los abusos sobre el trabajo y la explotación sexual.

Y también que garanticen el acceso de los migrantes a los servicios, el alojamiento, la ciudadanía y la reagrupación familiar.

Y recomendó «a todos que hagan lo posible para que se adopten los mecanismos internacionales de protección de los derechos de todos los migrantes y de sus familiares, como la Convención Internacional».

Respecto a los pastores de las Iglesias locales, sugirió «asistir espiritualmente las comunidades de la diáspora con el envío de sacerdotes misioneros cualificados, en común acuerdo con las Conferencias Episcopales de las Iglesias de acogida».

Calificó la pastoral para los migrantes como «una frontera significativa de una nueva evangelización en el mundo actual».

Y apreció el «trabajo apostólico en favor de las migraciones económicas y forzadas en Latinoamérica» que se ha realizado estos días en este Encuentro, organizado por el Consejo que preside en colaboración con el Consejo Episcopal Latino-Americano (CELAM).

Sobre el fenómeno migratorio actual, monseñor Vegliò destacó que «los Países no deben consagrar sus esfuerzos exclusivamente al control de los flujos migratorios sino también a la protección del migrante y la lucha contra el crimen organizado».

En este sentido, denunció que «las víctimas de la trata, por ejemplo, se sienten atrapadas entre las amenazas de sus explotadores», «su condición irregular en el país de acogida y en su propio país» y «las deudas que los agentes de mafias imponen tanto a las víctimas como a sus familias».

Madre de la familia migrante

El arzobispo se refirió a María de Nazaret como «Madre de la Iglesia y de la familia migrante» y «modelo e inspiradora de cada migrante».

Y destacó que la «Madre del camino» viene «para animarnos, para confortarnos y para ayudarnos a gastar nuestras mejores ideas y energías al servicio de las migraciones económicas y forzadas».

El pasado jueves, en las sesiones de trabajo del encuentro, monseñor Vegliò resumió la influencia de la Instrucción Erga migrantes caritas Christi en la encíclica Caritas in veritate y en el VI Congreso de Pastoral para los Migrantes y Refugiados, celebrado hace poco más de un año en el Vaticano.

Recordó que la encíclica social de Benedicto XVI destaca la necesidad de una «estrecha colaboración» entre los países de partida y de llegada de los migrantes, así como de las comunidades cristianas y de todos los organismos dedicados a los movimientos migratorios.

Y constató que la relación entre flujos migratorios y desarrollo económico que ya reflejaba la Erga migrantes caritas Christi fue complementada en la Caritas in Veritate con la asociación del fenómeno de las migraciones al desarrollo humano integral.

Verdadera integración

Habló de la «verdadera integración» de los migrantes, que tiene como motor el diálogo y se realiza -dijo- «ahí donde la interacción entre los inmigrantes y la población autóctona no se limita sólo al campo económico-social».

Y destacó la importancia de estar alerta ante «aquellos que se aprovechan de la condición de debilidad y de vulnerabilidad de los migrantes», insistiendo en que «el trabajador extranjero es persona».

Finalmente, recordó algunas recomendaciones del último Congreso Mundial de la Pastoral para los Migrantes y los Refugiados, como formar a los católicos para un mejor conocimiento y comprensión de la migración y de sus implicaciones pastorales, y aumentar la visibilidad de la acción de la Iglesia en materia de migración.

También la promoción de campañas internacionales para combatir públicamente la discriminación, la xenofobia y el racismo; y de encuentros interculturales y de proyectos para neutralizar los miedos raciales y culturales, la sospecha y la desconfianza.

Y el apoyo a los migrantes de tal manera que defiendan de su propia identidad cultural y derechos, manifestando a la vez muestras concretas de respeto a las leyes, la cultura y la tradición del país que los acoge.

También intervino el jueves el subsecretario del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, el padre Gabriele Bentoglio, que habló sobre los derechos humanos y la dignidad del migrante en la época de la globalización.

Señaló la necesidad de la ayuda pública al desarrollo, que «se ha reducido considerablemente», ya que el desarrollo en el territorio permitiría controlar el fenómeno migratorio y evitaría conflictos y formas de discriminación.

Y destacó que el derecho internacional persigue como objetivo principal «tutelar a la persona humana que se encuentra en la condición de migrante.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación