Resolviendo conflictos en los campos de refugiados de Darfur

Acción conjunta de Caritas y una alianza internacional de Iglesias

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NYALA, SUR DE DARFUR, miércoles, 25 julio 2007 (ZENIT.org).- Los conflictos por cualquier motivo son frecuentes en los campos de refugiados. Una sencilla formación en la resolución de conflictos puede evitar o superar la mayor parte de ellos, una auténtica manera de promover la reconciliación. Es lo que hacen Caritas Internacional y la alianza de comunidades cristianas ACT (Action by Churches Together International), en la región en conflicto de Darfur, Sudán.

«Ninguna sociedad está libre de problemas», dice Ahmed, un joven de uno de los muchos campos de Darfur. «Estamos juntos en este campo, unidos por nuestra situación, pero cuando hay un problema, la gente a menudo se divide en grupos basados en su origen».

Con miles de personas llevadas a la fuerza desde sus casas a campos superpoblados, donde los recursos y las oportunidades escasean, las disputas se han convertido en una escena de vida cotidiana en los campos de desplazados de Darfur.

El conflicto de Darfur, en el oeste de Sudán, tiene lugar principalmente entre los yanyauid, un grupo de milicianos formados por miembros de las tribus de los abbala (criadores de camellos de etnia árabe) y los pueblos no baggara, principalmente agricultores. Prácticamente todos son de religión musulmana.

Se cree que más de dos millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares a causa del conflicto, y qu ha dejado unas 400.000 víctimas.

«Hay muchos problemas dentro del campo; problemas entre las familias –normalmente entre el hombre y la mujer, problemas entre un jeque y la gente de su aldea, disputas entre un comprador y un vendedor», reconoce Ali, jeque delegado de los jeques en el campo Dereig, donde se refugian normalmente más de 20.000 personas

«También, a veces se dan malentendidos entre diferentes grupos. Si una organización está sirviendo a un sector del campo y otro sector cercano no recibe nada, esto puede provocar un conflicto», explica Ahmed, de Mershing, donde hay 50.000 personas viviendo en campos.

Sin embargo, con capacitación y la asistencia de Caritas Internacional, de Action by Churches Together Internacional, y de las Iglesias locales, varios grupos de jeques, mujeres, y jóvenes, están recibiendo ayudas para no enzarzarse en ruidosos y a veces peligrosos conflictos en ocasiones por nimiedades.

Se han creado comités de resolución de conflictos y reconciliación (formados por jóvenes, mujeres o jeques) en cinco campos, en el sur de Darfur: El Neem, Mershing, Dereig, Merir y Ta’asha.

«Desde que establecimos el comité, hemos actuado para resolver muchos problemas en el campo –dice Ahmed, miembro del comité de reconciliación juvenil de Mershing–. Por ejemplo, disputas entre marido y mujer, entre grupos de chicos. También hemos integrado a los equipos de fútbol del campo con los de la comunidad local».

«Para resolver un conflicto, el modo de crear reconciliación es mediar. Este es nuestro papel», explica Babi, otro miembro del comité juvenil.

Salih, miembro del comité de resolución de conflictos de los jeques del campo Derieg explica: «En la capacitación, aprendimos cómo intervenir para resolver un problema entre personas o grupos; oímos a ambas partes, inicialmente por separado, y luego a las dos partes juntas, con el comité actuando como parte neutral para mediar entre ellos. Esto posibilita a ambas partes hablar de manera que los mediadores puedan determinar el modo de hacer la paz. Esto es también reconciliación».

Pero no se dan sólo conflictos dentro del campo. «Compartimos las bombas de agua con la comunidad local, pero surgen problemas y ellos nos insultan, diciendo que sólo les hemos traído problemas. Cuando vamos a buscar leña a menudo hombres armados nos amenazan y atacan. Cada mes se asalta a mujeres y a veces mueren asesinadas cuando van a buscar leña», informa Babi.

Los comités, ¿son capaces de enderezar y resolver los conflictos fuera de los campos?

En Mershing, el comité juvenil no piensa que sea posible. «No tenemos autoridad para mediar con los de fuera de la comunidad; están armados y nosotros somos gente corriente –explica Ahmed–. Pero si ellos bajan las armas, hay posibilidades. Los seres humanos pueden hacer cualquier cosa juntos».

El comité de jeques comparte un punto de vista similar. «Durante la capacitación recibimos información sobre los derechos –derechos humanos, los derechos de mujeres y niños–, pues como ciudadanos tenemos derechos, somos iguales que los demás, a todos los niveles», afirma Alí.

«Pero estamos aquí en los campos porque hay discriminación. Si hubiera igualdad y justicia, no estaríamos en los campos».

Según el jeque Alí, hace falta que sucedan tres cosas. «Darfur no se estabilizará hasta que no se desarme a las milicias. Luego se necesita el reconocimiento de los culpables, de manera que pueda haber reconciliación y perdón; y conversaciones, con la participación de todos los darfurianos y una parte neutral en el papel de mediador, para resolver la actual crisis».

Alí es optimista. «Podemos usar los métodos que hemos aprendido en la capacitación para resolver cualquier problema. Tenemos que usarlos en el futuro, de manera que cuando volvamos a nuestras casas, podamos coexistir pacíficamente de nuevo con nuestros vecinos. La capacitación nos ha hecho ver que si hay respeto por la opinión y respeto por la justicia, esto nos conduce a una tierra segura».

ACT International es una alianza global de Iglesias y agencias relacionadas con ellas que trabajan para salvar vidas y apoyar a las comunidades en emergencias en todo el mundo.

Caritas Internacional es una confederación de 162 organizaciones católicas de ayuda, desarrollo y servicio social presentes en 200 países y territorios.

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ZENIT Staff

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