Respuesta china a las denuncias de la Santa Sede por las detenciones de obispos

PEKÍN, viernes, 25 junio 2004 (ZENIT.org).- Rechazando las acusaciones del Vaticano, una representante de la Oficina china de Asuntos Religiosos ha negado el jueves pasado la detención del obispo Zhao Zhengdong.

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La agencia «AsiaNews.it» –de las «Obras Pontificias Misioneras Extranjeras» (PIME)– ha aclarado, sin embargo, que tiene lugar una campaña en ese país para obligar a todos los obispos de la Iglesia «clandestina» –que reconoce la autoridad del Papa pero no está oficialmente aprobada por Pekín– a someterse al partido comunista y a no obedecer al obispo de Roma.

Liu Yongging, miembro de la Oficina de Asuntos Religiosos, afirmó que «el señor Zhao Zhengdong no ha sido arrestado», en referencia al obispo, y explicó: «nuestra oficina organiza cursos para el clero local para enseñarles nuestra política religiosa. Este curso comenzó a finales de mayo y acabó a mediados de junio».

La señora Liu precisó que el obispo participó en el curso «voluntariamente».

El 23 de junio, la Santa Sede –en una nota firmada por el director de la Sala de Prensa, Joaquín Navarro-Valls– expresó su «profundo dolor» por la detención de monseñor Zhao Zhengdong. El prelado, de 84 años, había sido puesto bajo custodia por la policía y se desconocía su paradero (Cf. Zenit, 23 de junio de 2004).

Igualmente la Santa Sede manifestó en esa fecha su preocupación por la detención de monseñor Jia Zhiguo –obispo de Zhengding–, arrestado del 13 al 18 de junio, y por la de monseñor Leo Yaoliang –obispo coadjutor de Xiwanzi–, bajo custodia policial del 2 al 12 de junio. El 13 de junio también había sido detenido el sacerdote trapense Placid Pei Ronggui, liberado cinco días después, según pudo confirmar Zenit (Cf. Zenit, 20 de junio de 2004)

Todas estas medidas, «de las que no se ha comunicado razón alguna», fueron calificadas por la Santa Sede de «inconcebibles en un Estado de Derecho» y contrarias a «los derechos de la persona, en particular el de libertad religiosa, que están sancionados en muchos documentos internacionales que también han sido firmados por la República Popular China».

De acuerdo con la Oficina china de Asuntos Religiosos, el anciano prelado ha vuelto a su iglesia en Shangyingzhuang. Por su parte la policía del lugar también ha negado haber detenido al obispo a la fuerza.

Según fuentes chinas de «AsiaNews», estas custodias «voluntarias» son en realidad verdaderos secuestros de personas indefensas dirigidos a adoctrinar y convencer a obispos y sacerdotes de la Iglesia «clandestina» a entrar en la Asociación Patriótica, la organización que controla a la Iglesia católica en China.

A los obispos y sacerdotes no reconocidos por el gobierno se les propone una vida en la oficialidad –sin tener que esconderse más, con tranquilidad y con ayudas económicas–; a cambio las autoridades chinas piden una respuesta «sabia» de sumisión al gobierno.

De hecho, la agencia de noticias del PIME ha trascrito un diálogo verídico entre autoridades y obispos. En la conversación, los miembros de seguridad preguntan al prelado: «¿A quién obedeces? ¿Al gobierno de Pekín o al Papa?». El obispo responde: «Obedezco a los dos». Se le responde: «No, debes decirme quién está antes, el gobierno o el Papa».

Entonces el obispo precisa: «En cuestiones de fe respondo al Papa, en la sociedad respondo al gobierno». Las autoridades afirman por su parte: «Esto no es aceptable. Como tu Iglesia está en China, debes obedecer ante todo al gobierno».

Dedicada a la promoción de la libertad religiosa de la Iglesia católica en China, «The Cardinal Kung Foundation» (www.cardinalkungfoundation.org) alerta de que actualmente todos los obispos de la Iglesia católica «clandestina» se encuentran en prisión, bajo arresto domiciliario, bajo estricta vigilancia o escondidos. «Los sacerdotes enfrentan un acoso similar» y los laicos también sufren una «severa persecución», subraya.

Pero desde el año 2000 el control del gobierno también ha crecido frente a la Iglesia «oficial», apunta «AsiaNews». Y es que más del 80% de los obispos nombrados por Pekín han pedido en estos años en secreto el reconocimiento y la reconciliación con la Santa Sede, haciendo inútil el intento del partido comunista de construir una Iglesia «nacional» en China.

De ahí que obispos, sacerdotes y seminaristas también de la Iglesia oficial, en diversos momentos del año, sean sometidos a meses enteros de «puesta al día» sobre la política religiosa del gobierno. En prolongados meses de sesiones políticas se imparten lecciones de marxismo y se habla de la importancia del liderato del partido comunista chino.

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ZENIT Staff

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