Retirado el visado a un sacerdote italiano en Rusia

El permiso vencía en julio y el misionero no ha recibido explicaciones

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MILÁN, 10 abril 2002 (ZENIT.org).- Un sacerdote católico italiano, que trabajaba desde hace 12 años en Rusia, ha sido privado de su visado sin que hasta el momento las autoridades competentes hayan dado explicaciones.

El padre Stefano Caprio, de 42 años, que trabajaba en Rusia desde 1989 como párroco y profesor universitario, vino a Italia el pasado viernes para ver a sus padres. Ayer debía regresar a Moscú pero le han impedido el retorno.

La noticia, ha sido confirmada por el portavoz del arzobispado católico de Moscú, el padre Igor Kovalevski. La embajada de Italia y la nunciatura del Vaticano han pedido explicaciones, según se ha podido saber de fuentes diplomáticas.

«Me han retirado el visado sin dar explicaciones. Caducaba en julio. Ahora no puedo volver a Rusia. En la práctica me han expulsado, pero es un acto ilegal», declara este miércoles al diario italiano Avvenire el padre Caprio.

Cuando salía de Moscú, al sacerdote le retuvieron el pasaporte por unos minutos, pero sólo cuando llegó a Italia se dio cuenta de que le habían arrancado el visado anual.

La ley no prevé un permiso de estancia permanente para los religiosos. Los sacerdotes extranjeros deben renovar el permiso cada año. «A menos que nos casemos, han respondido las autoridades rusas a nuestras peticiones de tener un estatuto jurídico menos precario», explica el sacerdote.

El sacerdote es capellán de la embajada italiana. Desde 1993, es párroco en Vladimir y desde 1998 también en Ivanovo, respectivamente a 200 y 400 kilómetros de Moscú. Da clases de historia de la teología cristiana en la Universidad estatal de Moscú.

Desde hace más de diez años es también profesor en el Instituto Santo Tomás de los jesuitas en Moscú y es corresponsal de la agencia misionera de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, Fides.

«Siempre he tenido óptimas relaciones con las autoridades y con la jerarquía ortodoxa. En Vladimir, con el obispo ortodoxo, existe incluso colaboración: juntos ayudamos a los presos y llevamos adelante otras iniciativas caritativas», revela.

«Sólo en Ivanovo hemos tenido algún problema, pues allí algunas comunidades monásticas ortodoxas han hecho campañas anticatólicas y también contra mí –afirma–. Ciertamente yo soy bastante visible, me llaman de la televisión para participar en programas muy populares, para explicar la posición católica…».

«No puedo hacer públicos los motivos de la medida», declaró a la televisión rusa NTV el cónsul de Moscú en Milán, Evgeniy Smirnov. «Y no considero necesario responder a la petición escrita del padre Caprio para la revalidación de su visado».

El padre Caprio se ha puesto en contacto con el embajador italiano en Moscú, Gianfranco Facco Bonetti, y el nuncio apostólico, monseñor Giorgio Zur.

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ZENIT Staff

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