Revelaciones sobre Pío XII, Fátima y el dogma de la Asunción

El periodista Andrea Tornielli presenta datos inéditos sobre el fenómeno del sol que rotaba

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ROMA, martes 4 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Entrevistado por ZENIT, Andrea Tornielli, vaticanista de «Il Giornale» y comisario de la muestra «Pío XII – el hombre y el pontificado (1876-1958)», que estará abierta al público desde el 4 de noviembre de 2008 al 6 de enero de 2009 en el Brazo de Carlomagno en el Vaticano, ha revelado que se han encontrado los apuntes en los que Pío XII narra que vio el sol rotar cuatro veces con ocasión de la proclamación del dogma de la Asunción.

Tornielli explicó a ZENIT que ha sido hallado en el archivo familiar un apunte manuscrito inédito en el que el Papa Pacelli describe el «milagro del sol», un episodio del que hasta hoy se había hablado sólo a través del testimonio indirecto del cardenal Federico Tedeschini, que lo contó durante una homilía.

«He visto el ‘milagro del sol’, esta es la pura verdad», escribió el Papa Eugenio Pacelli, refiriéndose a un fenómeno similar a cuando había sucedido en Fátima el 13 de octubre de 1917.

En la nota, que se puede ver en la exposición, Pacelli recuerda que en 1950, poco antes de proclamar el dogma de la Asunción (1 de noviembre), mientras paseaba en los jardines vaticanos, asistió varias veces al mismo fenómeno que se verificó en 1917, al final de las apariciones de Fátima, y lo consideró una confirmación celeste de cuanto estaba por realizar.

Pío XII escribió que eran las 4 de la tarde del 30 de octubre de 1950: durante «el habitual paseo en los jardines vaticanos, leyendo y estudiando», a la altura de la plaza de la Señora de Lourdes «hacia lo alto de la colina, en el camino de la derecha que bordea el murallón de cinta (…) me quedé impresionado por un fenómeno, que nunca hasta ahora había visto».

«El sol, que estaba aún bastante alto, aparecía como un globo opaco amarillento, circundado todo alrededor por un círculo luminoso», que sin embargo no impedía en absoluto fijar la mirada «sin recibir la más mínima molestia. Había una nubecilla ligerísima delante».

La nota de Pacelli continúa describiendo «el globo opaco» que «se movía hacia fuera ligeramente, sea girando, sea moviéndose de izquierda a derecha y viceversa. Pero dentro del globo se veían con toda claridad y sin interrupción fortísimos movimientos».

El Papa atestigua haber asistido al mismo fenómeno «el 31 de octubre y el 1 de noviembre, día de la definición del dogma de la Asunción, después otra vez el 8 de noviembre. Luego ya no más».

El Papa Pacelli menciona haber intentado «varias veces» en los otros días, a la misma hora y en condiciones atmosféricas similares, «haber mirado al sol para ver si aparecía el mismo fenómeno, pero en vano, no podía fijar la vista siquiera un instante, los ojos quedaban cegados».

El Pontífice habló de lo sucedido con algunos cardenales y unos pocos íntimos, tanto que sor Pascalina Lehnert, la religiosa gobernante del apartamento papal, declaró al respecto que «Pío XII estaba muy persuadido de la realidad del extraordinario fenómeno, al que había asistido en cuatro ocasiones».

Según Tornielli, existe un vínculo sólido entre la vida de Eugenio Pacelli y el misterio de la Virgen María.

«Desde niño -subrayó-, Eugenio Pacelli era devoto y estaba inscrito en la Congregación de la Asunción, que tenía la capilla cerca de la Iglesia del Jesús. Una devoción que parece profética, ya que será precisamente él quien declare el dogma de la Asunción en 1950».

El futuro Papa celebró su primera Misa como sacerdote el 3 de abril de 1899 en el altar del icono de María «Salus Populi Romani» en la capilla Borghese de la Basílica de Santa María la Mayor.

«Y después – continua Tornielli – Eugenio Pacelli recibió la ordenación episcopal del Papa Benedicto XV en la capilla Sixtina el 13 de mayo de 1917, día de la primera aparición de la Virgen en Fátima».

En 1940, en calidad de Pontífice, reconoció definitivamente las apariciones de Fátima, y en 1942 consagró el mundo entero al Corazón Inmaculado de María.

Se encontró muchas veces con sor Lucía, la vidente de Fátima, y le ordenó que transcribiera los mensajes recibidos de la Virgen, convirtiéndose por tanto en el primer Pontífice en conocer aquello que durante años ha sido conocido como el tercer secreto, y que Juan Pablo II hizo publicar.

El 1 de noviembre de 1950, tras haber consultado a los obispos de todo el mundo, unánimemente concordes -sólo seis respuestas sobre 1.181 manifestaban alguna reserva-, con la Bula Munificentissimus Deus, Pío XII proclamó el dogma de la Asunción, como cumplimiento del dogma de la Inmaculada Concepción.

Por Antonio Gaspari, traducción de Inma Álvarez

 

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ZENIT Staff

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