Roma redescubre a Chateaubriand

Afirma el cardenal Poupard

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ROMA, 15 junio 2003 (ZENIT.org).- «Chateaubriand en Roma: 1803-2003» es el nombre escogido para la exposición dedicada al escritor de «El genio del cristianismo» (1802), de 76 objetos, que estará abierta gratuitamente hasta el 11 de julio en la «Fundación Primoli» de Roma.

El cardenal Paul Poupard, presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, inauguró la exposición destacando «la actualidad, en un momento privilegiado de cambio como el nuestro, de redescubrir el mensaje de Chateabriand».

François-René de Chateaubriand (1768-1848), escribió en 1802 «El genio del cristianismo o Bellezas de la religión cristiana», rehabilitando así el catolicismo que había quedado desbandado durante la Revolución Francesa (1789).

Chateaubriand expresa en esta obra como la religión –entendida como el catolicismo– es una fe razonada que tiene como objetivo la salvación.

Su tesis es que el Evangelio ayuda a superar las divisiones clasistas. Apelaba a lo que llamaba «la igualdad evangélica». Su obra mezcla aspectos morales, estéticos y emotivos.

La edición revisada del 1803 fue dedicada a Napoleón Bonaparte, con quien Chateaubriand compartía la intuición de la necesidad de la religión, aunque el escritor tenía una visión de la religión más intimista y radical que Napoleón.

El presidente de la fundación Primoli, Massimo Colesanti, destacó «el frescor y la verdad» contenidas en las páginas de la obra magna del escritor.

El embajador de Francia ante la Santa Sede, Pierre Morel, recordó «la faceta diplomática» de su predecesor (René Chateaubriand fue embajador en Roma en 1829) y insistió en la visión que el autor tenía del Misterio, de la trascendencia.

Jean-Paul Clement, director de la «Maison de Chateaubriand» en La Vallée-aux-Loups (Francia) remarcó la dicotomía del escritor «entre la nostalgia por el mundo antiguo y el respeto por el cristianismo» y explicó que para este era necesario «restablecer la tradición y la idea de la historia con duración», valores barridos por la Revolución Francesa.

La exposición consta de bustos, cuadros, grabados y documentos, todos ellos situados en los pasillos de la biblioteca de la Fundación Primoli. Destacan ediciones raras datadas del 1400, que fueron inspiración para Chateaubriand: la Biblia, Homero, Virgilio, Dante, Milton, Voltaire etc, y sobretodo ediciones preciosas del autor.

La muestra, coorganizada por la Embajada de Francia ante la Santa Sede y la Maison Chateaubriand de Paris, tuvo acompañada de una mesa redonda en la que se analizó la relación del escritor con Pascal, su visión estética y ética y otros temas literarios.

Chateaubriand vivió en Estados Unidos, Francia, Inglaterra e Italia. Además de literario, diplomático, fue un gran aventurero.

«He llorado y he creído», o «No hay religión sin libertad ni libertad sin religión» son frases atribuidas a René Chateaubriand, que antes de convertirse al cristianismo fue un anticlerical convencido.

Aparte de esta gran obra, Chateaubriand es autor de «Las aventuras del último abencerraje», historia de una familia del reino árabe de Granada. También escribió «Los mártires», sobre la victoria cristiana sobre el mundo pagano.

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ZENIT Staff

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