Roma revive las 40 horas de adoración eucarística

En la Basílica de Santa María la Mayor

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ROMA, martes 9 de junio de 2009 (ZENIT.org).- Miles de fieles están acudiendo a las cuarenta horas de adoración de Jesús en la Eucaristía, una práctica que ha redescubierto la Basílica Santa María de la Mayor en Roma.

La iniciativa pretende preparar a los fieles para la solemnidad del Corpus Christi, que será celebrada por el Papa Benedicto XVI el próximo jueves en la noche, con una celebración eucarística y una procesión desde la Basílica San Juan de Letrán hasta el atrio de Santa María de la Mayor, donde el pontífice impartirá la bendición con el Santísimo Sacramento.

La también llamada basílica liberiana es el templo más antiguo del mundo dedicado a la Virgen María. Su arcipreste, el cardenal Bernard F. Law, ha querido retomar las 40 horas de adoración continua, una antigua tradición de la iglesia promovida por san Carlos Borromeo, arzobispo de Milán (1538-1584).

El maratón de oración comenzó a las nueve de la mañana de este lunes con una misa solemne presidida por el cardenal Law y concluirá el próximo jueves a las 11,30 con la hora media de la liturgia de las horas y la bendición eucarística.

«Si queremos ser la sal de la tierra, como Jesús nos dice, debemos ser luz del mundo, entonces nuestro ‘sí’ debe ser como el de Jesús», dijo en su homilía el cardenal Law.

«Sobretodo en el misterio eucarístico que nosotros encontramos el ‘sí’ del Señor Jesús. En su muerte, en su cruz, comprendemos el infinito amor que Dios tiene por nosotros por medio de la cruz que nosotros somos capaces de vivir en ese amor y así convertirnos en sal y luz del mundo», aseguró el purpurado refiriéndose al Evangelio de hoy martes, Mateo 5,13-16.

A esta basílica mayor, cientos de grupos y comunidades religiosas han llegado para realizar turnos durante una hora o más para adorar al Santísimo Sacramento, expuesto en el altar principal. Esta mañana estuvieron los embajadores de diferentes naciones, acreditados ante la Santa Sede.

Dentro de ellos estaba Jerónimo Narváez Torres, embajador de Paraguay ante el Vaticano: «En esta jornada es la tercera vez que estamos rezando los embajadores juntos. Es muy importante porque este mundo tan conflictivo y lleno de problemas entre países necesita la oración de los embajadores de distintas partes del mundo», dijo en diálogo con ZENIT.

Su esposa María Graciela aseguró que a pesar de que no todos los embajadores ante la Santa Sede son católicos, la oración hace que encuentren ese «punto común entre todas las religiones». Y aseguró que «La iniciativa es fantástica. Ojalá que continúe siempre».

Por su parte monseñor Adriano Pancelli, maestro de ceremonias litúrgicas de Santa María de la Mayor, aseguró en diálogo con ZENIT que esta jornada pretende recordarle a los católicos la importancia central de la eucaristía.

«Basta con mirar la vida de los santos. La Eucaristía es piedra viva de la Iglesia. Se trata de adorar al Santísimo Sacramento y sentir que el Señor está presente. El misterio más sublime, más alto, más verdadero y eficaz», dijo monseñor Pancelli.

En los turnos de adoración, de una o más horas, participaron laicos y también religiosos de diferentes comunidades: «En la Eucaristía uno le deja al Señor absolutamente todo y Él lo penetra a uno. Yo no sabría explicar con palabras lo que uno siente. Hay que vivirla para entenderla. Saber lo que es un contacto vivo con el Señor. Cuando uno sabe quién está ahí y que uno lo recibe, uno palpita junto con el corazón vivo del Señor», dijo la hermana Graciela, de la comunidad de las hermanitas Pobres de San Pedro Claver, proveniente de Pasto (Colombia).

La fiesta del Corpus Christi surgió con el impulso de santa Giuliana di Legi en los alrededores de 1200, quien sintió el llamado en sueños y visiones a promover la institución de la fiesta del Corpus Christi. El sacerdote Jaques Pantaleón tuvo una opinión positiva y, al convertirse en el Papa Urbano IV aprobó la institución de esta celebración.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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