Ruanda: El Gobierno pide que vuelvan al país niños adoptados en Italia

Según los misioneros y la Justicia, los pequeños fueron acogidos legalmente

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BRESCIA, 10 nov (ZENIT.org).- El caso de los 41 niños huérfanos ruandeses que fueron adoptados en Italia en 1994 está suscitando polémica y un verdadero conflicto diplomático entre Italia y Ruanda. Los niños fueron traídos desde el orfanato de Rilima, en plena guerra civil, y adoptados por familias de Brescia. Ahora el Gobierno ruandés pide que vuelvan a su país y se dice dispuesto a emprender vías legales.

«No hay autoridad de gobierno que pueda cambiar la sentencia de adopción. Aquellos niños no los hemos robado. Son todos huérfanos, traídos a Italia cuando eran pequísimos para salvarlos de la guerra. Han crecido aquí, están perfectamente integrados en sus familias y en nuestras comunidades». Son
palabras del padre Roberto Lombardi, el sacerdote bresciano que con la ayuda de muchos voluntarios inspiró la operación «Museke», la acogida de aquellos 41 huérfanos de menos de tres años de edad.

En Brescia, en las familias adoptantes y en sus comunidades no se lo pueden creer y hay miedo y preocupación.

El caso es discutido. El Centro italiano de Ayuda a la Infancia indica que, en caso de guerra, no se deben hacer adopciones internacionales porque no se puede declarar el efectivo estado de abandono. Pero el padre Lombardi defiende la transparencia. Además una sentencia del tribunal de menores de Brescia le ha dado razón.

Italia ha establecido ahora una comisión para verificar la situación de los niños y poder dar una respuesta al Gobierno ruandés.

«Las familias adoptivas no tienen que tener miedo», ha dicho en Turín la juez del tribunal de menores Emma Avezzù, que estaba entonces en Brescia y siguió en primera persona el asunto de los niños ruandeses. «Aquellos niños eran todos huérfanos y hoy son ciudadanos italianos. Intervenir sería gravísimo y de todos modos es legalmente imposible», dice la juez.

La confirmación del estado de abandono ya antes de la guerra de los pequeños ha sido ofrecida por Antonella Bertolotti, psqiuiatra, quien estaba en Ruanda durante la guerra.

Entonces ¿qué hay detrás de la petición del Gobierbno de Kigali? Responde Pierantonio Costa, cónsul italiano honorario en Kigali: «Desde el fin de la guerra, las autoridades ruandesas están tratando de recuperar la situación de la infancia y la juventud. Muchos que salieron fuera a causa de la guerra han vuelto. Ahora bien, creo que detrás de la iniciativa de las autoridades hay también presiones de parientes y padres salvados de la guerra».

Por su parte el padre Giulio Albanese, comboniano, director de la agencia informativa misionera Misna, da otra respuesta: «Es una manipulación. El presidente Paul Kagame quiere ejercer presiones sobre gobiernos occidentales –en este caso sobre Italia– para tener ayudas económicas».

«Traerlos a Italia –añade el misionero– fue una obra meritoria. Habían sido abandonados por las familias: si hubieran permanecido en su país hoy estarían muertos. ¿Ahora los quiere el presidente Kagame? Que primero asegure la paz, la democracia y la reconciliación en su país. Cuando sean grandes, podrán escoger libremente a dónde ir. Antes del «derecho de sangre» viene el bien de la persona. Esos niños ha vivido ya un trauma, el genocidio que queda marcado incluso en la memoria infantil. ¿Qué queremos ahora? provocar otro trauma?».

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ZENIT Staff

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