Rusia: Monseñor Pickel, diez años de misión tras el invierno marxista

De origen alemán es administrador apostólico de Rusia del Sur

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SARATOV, 12 sep (ZENIT.org).- Hace diez años, el obispo Clemens Pickel dejó la diócesis de Dresden (Alemania) para empezar su servicio en Rusia. Hoy es el administrador apostólico de Rusia del Sur, una de las mayores extensiones de tierra y almas de la Iglesia.

Dejó Dresden dos años después de su ordenación sacerdotal. En 1998, fue nombrado obispo auxiliar del arzobispo Tadeusz Kondusiewicz, administrador apostólico de la Rusia europea. En el momento de su consagración, era el obispo más joven de la Iglesia. En noviembre de 1999, la parte sur de su administración fue organizada en una administración separada y el obispo Pickel fue nombrado el primer administrador.

Vino recientemente a Roma con miembros de «Ayuda a la Iglesia Necesitada» y celebró la misa en la basílica de Santa María la Mayor. En su homilía, dijo con emoción: «No merezco el privilegio de ser sacerdote en este país. ¡No podré repagar en toda mi vida la ayuda que la gente me ha dado con su testimonio! ¡Y el campo empapado con la sangre de incontables mártires está ofreciendo flores y frutos!». Explicó que la Administración tiene «32 sacerdotes de 8 países del mundo y 31 religiosas». Como obispo, afronta ahora nuevos desafíos.

«La Iglesia Ortodoxa Rusa sufrió mucho en las décadas del bolchevismo –indicó–. Su mártires del siglo veinte son la más clara prueba de ello. Aunque las estadísticas oficiales hablan de al menos un 50% de bautizados, encuentro ingenuo llamar ya al pueblo ruso un pueblo de nuevo cristiano. El término «Nueva Evangelización» ha sido acuñado por Juan Pablo II pero tiene un significado interconfesional. El vacío postcomunista en la mente del pueblo permanece lamentablemente. El sueño del bienestar, necesidades surgidas artificialmente y la peticion de una mano fuerte preocupan más que la repentina y absoluta pobreza, la desconfianza y los conflictos nacionales. Las sectas son fuertes y rápidas».

El obispo dijo a los asistentes: «Yo sé que no podéis venir todos a Rusia. Iría contra vuestra vocación. El Evangelio del Resucitado, sin embargo, tiene un significado para todos nosotros. Jesús dijo; «¡Id!» Quienes vayan necesitan un par de zapatos, y eventualmente un segundo par. Necesitan un techo sobre sus cabezas en el lugar donde vayan, etc. Muchos de mis sacerdotes vienen de países pobres. Cuentan con vuestra ayuda. «Predicad el Evangelio», dijo Jesús. En Rusia, esto significa: «En un radio de cientos de millas, buscar a la gente de aldea en aldea, de ciudad en ciudad»».

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ZENIT Staff

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